Pekín, 6 abr (EFE).- La «crisis» en Ucrania «se prolonga» y es «difícil de resolver», indicó el presidente chino, Xi Jinping, durante la reunión a tres bandas que mantuvo hoy con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y con el presidente francés, Emmanuel Macron, en el marco de la visita de ambos a China.
El mandatario chino describió la situación internacional como «compleja y cambiante» y añadió que la recuperación de la economía mundial después de la pandemia es «insuficiente», recogió la agencia de noticias Xinhua.
Por su parte, Von der Leyen declaró antes de comenzar la reunión que tanto Pekín como Bruselas tienen la responsabilidad de «defender las reglas basadas en el orden internacional y en la Carta de Naciones Unidas» y que es necesario que «Rusia ponga fin a su invasión y retire sus tropas».
El gigante asiático y la UE deben «persistir en el diálogo y la cooperación», aseveró Xi, que añadió que China está «lista» para trabajar con la UE para poner sus relaciones «en la dirección correcta».
Asimismo, el mandatario chino recalcó la disposición de su país a «revitalizar la cooperación mutuamente beneficiosa» y a «reanudar los intercambios a todos los niveles» con la UE, tras casi tres años en los que las fronteras del país asiático permanecieron prácticamente cerradas a causa de la política de ‘cero covid’, ya desmantelada.
El líder chino declaró que Pekín y Bruselas deben trabajar para «superar los desafíos» y para «dotar de un nuevo ímpetu a sus relaciones» y a «la paz global, la estabilidad y la prosperidad».
La funcionaria europea describió a China y la Unión Europea como «grandes socios comerciales», aunque destacó la necesidad de «abordar los desequilibrios».
Von der Leyen afirmó que un «desacople» entre ambos territorios «no es una estrategia para la UE» dado que sus relaciones son «amplias y complejas», aunque aseguró que sí ve «riesgos que han de tratarse».
El viaje de Von der Leyen se produce justo una semana después de su discurso en el Centro de Política Europea (EPC) en Bruselas, en el que analizó las aspiraciones de China de convertirse en la primera potencia mundial, enumeró algunas de las fricciones entre Bruselas y Pekín y llamó a mantener «una línea de comunicación abierta con China».