A la luz de la verdad y del tiempo nada se esconde/ Simón Bolívar
Lo que estamos/hemos vivido en este transitar ideológico en pleno siglo XXI, conscientes de su trascendencia y que siempre estará presente en lo hondo de cada venezolano, en su habla, en el pensar, el conocimiento y en el sentir de la patria profunda, en el amor sin límites de la matria.
Deploramos desde lo más hondo la siembra de ideas revolucionarias por caudillos y seguidores que solo trajeron/provocaron el radicalismo jacobino, la tendencia a las ideas abstractas ajenas a la realidad como elemento organizador de una nueva nación, desechando la sabiduría en plena era globalizada. Todo ello con perjuicio para la verdadera fortaleza constitucional, institucional, cultural y de prosperidad, consecuencias fácticas del cataclismo revolucionario obsesionado por la intolerancia, el irrespeto, el desconocimiento del derecho propio, reproduciéndose igual que la revolución cubana en esquema de ideas absolutas y obsoletas que no admiten discrepancias, donde se vuelve a ejecutar al disidente o al vencido y se impone sobre el país un esquema ideológico, proyectado, encorsetado en el molde de tiranía.
Cosecha de sangre e intolerancia en cada intento/recorrido que vive en el recuerdo y en el ejemplo de quienes han dado su vida y de quienes siguen por el mismo trillo aportando ideas de patria, de concordia y de unión nacional, de querencia, de vida y de supervivencia.
Cúpula chavista/madurista que vive en las inflexiones de la voz cubana (castro-comunista) que ha sustituido en todo a la voz de la propia sangre, a la misma voz del Libertador, cuando dice: “La esclavitud es la hija de las tinieblas; un pueblo ignorante es un instrumento de su propia destrucción: la ambición, la intriga abusa de la credulidad y de la inexperiencia de hombres ajenos de todo conocimiento político, económico o civil; adoptan como realidades las que son puras ilusiones; toman la licencia por la Libertad, la traición por el patriotismo, la venganza por la justicia (1819)”.