Por Ramón Rivasáez
Nacido en la localidad de Altagracia de Orituco, Estado Guárico, el 25 de septiembre de 1922 y fallecido en Caracas el 20 de noviembre de 2003, Juan Sánchez Peláez, fue un poeta que ejerció un influjo determinante en la poesía venezolana de la segunda mitad del siglo XX; además un representante indiscutible de la cultura democrática de la nación sudamericana.
Sánchez Peláez en su juventud se dedicó a la docencia en centros educativos de Maturín, Maracaibo y Cumaná; luego viajó a Chile, donde conoció a Rosamel del Valle, el gran poeta austral y otros escritores del grupo Mandrágora que tenían nexos con la poesía surrealista francesa; años después su estancia en París nutre su primer texto poético Elena y los elementos que circula en 1951; eros ya reina en su quehacer, en una obra que se erige sensual, apuntalada en un canto seductor, mediante una mirada al mundo interior con la certidumbre del hallazgo, de terreno firme.
Ocho años después, Sánchez Peláez publicó Animal de costumbre que confirmó a un poeta que, de acuerdo al filósofo-poeta, Ludovico Silva celebra una amalgama de «juego erótico con el misticismo», y al mismo tiempo «introdujo en nuestra lírica la conciencia de la clandestinidad del hombre en el mundo y su certidumbre de haber sido arrojado al tiempo como un extranjero sin su consentimiento. Su rebelión existencial es una actitud lúcida, una expectación lírica, un ceremonial de introspección »
En 1966, Sánchez Peláez editó Filiación oscura, que acrecienta su valía , mientras en 1969, Monte Avila editores recoge en una antología una selección de su obra poética, en 1975, aparece Rasgos comunes; finalmente, en 1976 su trabajo creador recibe el premio nacional de literatura.
La bibliografía de Sánchez Peláez la han enriquecido Eugenio Montejo, José Ramón Medina, Oswaldo Barreto Miliani, Juan Lascano, Guillermo Sucre, Efraín Subero, Enrique Mujica, Baica Dávalos, Juan Ángel Mogollón, Ramón Palomares, en tanto, sus textos aparecen en la edición bilingüe Venezuela Chiama, realizada por Ambrette Marrosu y Rafael Cadenas.
Liscano lo abordó así «…su poesía de exploración se hace fundamentalmente una búsqueda de lo absoluto»
El vuelo o sobre vuelo surrealista bombardea el nacimiento de su obra poética desde distintos ángulos; se trsta de un experto francotirador, que tiene la certeza de dar en el blanco o en el negro lecho ficcional, el sí y el no, en el borde del acantilado.
Es, Sánchez Peláez, quizá , uno de los primeros poetas surrealistas venezolanos y, sin duda, un icónico y singular representante de la poesía de todos los tiempos.