En los 205 años de Valera, hoy recordamos con nostalgia al célebre Cinelandia, esquina de la Avenida 11 con calle 10. La ciudad quedó alborotada la noche que allí se presentó “Luces de Buenos Aires”, protagonizada por el inmortal Carlitos Gardel, fue la primera película con sonido que los valeranos tuvieron la oportunidad de disfrutar en sus vidas… En la entrada del cine, las peleas callejeras del gladiador “Loco Toro” fueron inolvidables.
Y nacieron las arepas “mata perro”
En esta misma esquina, Pedro Squetino, comenzó a elaborar las más exquisitas arepas que la ciudad haya degustado, nadie las ha podido igualar. La salsa era única, la mortadela y el queso de mano las hacía más sabrosonas… No habían llegado las hamburguesas a Venezuela y el italiano Pedro, comenzó a vender unos suculentos panes rellenos con carne de primera y a precios más que solidarios para que nadie se quedara sin saborear la llamativa hamburguesa valerana.
Vámonos pa´ donde Bartolo…
Allí cerquita del Cinelandia estaba mi vecino Bartolo, que vendía una exquisita colita; el que se tomaba una, pedía la otra. Los concañeros tenían en el lugar un espacio de encuentro para disfrutar las cervecitas vestidas de novia… Sobresalía el negocio de Felipe Segovia “Brisas de Niquitao”, los pastelitos de carne “volaban”… Los amantes de la cerveza iban a deleitarse con las más bonitas mesoneras de la comarca, muchas de estas mujeres trabajadoras les cayó un ángel del cielo y encontraron a hombres de buen corazón que las sacaron del oficio más viejo del mundo, formando ejemplares familias.
Hoy queremos rendir homenaje a la “popular arepa valerana” que le mató el hambre a muchos compatriotas trujillanos… A Doña Carmen en la calle 14 con Avenida 16, frente al cine Delicias había que hacerle cola para degustar las arepas rellenas de hígado. La del “Café Isorano” al lado de la iglesia San Juan Bautista, los parroquianos se sacaban los pecados con el padre Godoy y aterrizaban en el “Isorano” a meterse su forro de arepas… En la avenida 9, el negocio “Nuevo ambiente” del famoso “Emiliano” daba la bienvenida a los trasnochados rumberos que allí acudían a saciar la hambruna después de una noche de “parranda hasta el amanecer”.
Frente al Liceo Rafael Rangel, el “Date Vida” de Víctor Bencomo, se la pasaba full, momentos que aprovechaban los estudiante rangelianos para echar el popular “carro” y marcharse sin pagar… En la avenida 6, los vecinos decían a la calladita que “Patachón Mejía” tenía problemas de insomnio porque no dormía; a cualquier hora de la madrugada estaba “al pie del mostrador» vendiendo lo mejor de la gastronomía valerana.
En las cercanías de la plaza Bolívar, quedaba el histórico “Café Monet” de Benito Matos, donde se reunían “los cabeza calientes” de la época que conspiraban para quitarle el coroto al dictador Pérez Jiménez. Los indigentes tenían su “papa” asegurada, gracias al buen corazón de Benito… En la calle 8, “El Luch” de Eduardo Calderón, ofrecía a la clientela los más exquisitos maduros con queso y la famosa “Vitamina” que ponía a los hombres como todo un león en la cama.
Las arepas de doña Zenaida en la avenida cuatro eran todo un manjar… La arepera “El bigote” en el punto de Mérida también había que hacer su respectiva “colita”… El más conocido de todos estos excelentes trabajadores, era mi amigo Laureano “El atento” Barrios, en la avenida el Cementerio. Hoy, a sus 90 años, parece un paisano de 50, dice que su eterna juventud se debe a que no monta en buseta, recorre a Valera en el carro de Fernando; “un rato a pie y otro rato caminando”.
En la avenida 6, Felipe Manzanilla era “El príncipe” de las “Mataperros”. Luego, llegó “Arepazo El Pollo” de Jorge Rabat, el lugar era un lleno total. Doña Ana Flores inauguró con sus hijos la arepera “Casandra” para “chuparse los dedos” en el Mercado Municipal de Valera…
Empanadas “Ruedas de camión”…
Para no quedarse atrás, la matrona Rosa Sayago en la avenida 6, preparaba los más exquisitos pastelitos que los valeranos hayan llevado a la mesa. Las empanadas “Rueda de camión” de Ramona Montesinos y Doña Emilia causaron furos en el viejo mercado municipal de la calle 12… Quienes hicieron historia fueron Antonio Abreu y su amada esposa Aura con sus inmortales pastelitos acompañados de una inigualable chicha de arroz en la famosa “Colmena”, cerca del Cuerpo de Bomberos del sector La Plata… Mi amigo Alirio “pata e´ croche” Arandia con su voz de ultratumba revolucionó las calles de Valera con su grito guerrero que se escuchaba a una cuadra: lleeegarooon los peeerrooosss. Fue el primer vendedor de perros calientes que conoció la ciudad, y lo más insólito, Alirio no comía perros, se iba al comedor popular y pedía cuatro viandas de comida ante la mirada de asombro de los presentes…
La reina del mondongo…
Así bautice hace más de 30 años a la matrona Edicta Mora en hermosa crónica que le hice para el Diario de los Andes. En su ameno restaurant en el sector San Domingo, metieron los pies bajo de la mesa figuras nacionales como: el ex presidente Carlos Andrés Pérez, Rafael Caldera, Alí Primera… La espaguetada del “Trieste” en la calle 8 nadie las pudo igualar… Las parrillas argentinas del “Auto rancho” eran lo máximo… Los mejores cocineros que deleitaron el paladar del valerano por muchos años fueron los hermanos Pepe, Ángel y Miguel Morán en el inolvidable restaurant “Conticinio” en la avenida 10…
El mejor mojito trujillano lo encontrábamos en el “Tequendama” cerca del viejo mercado de la calle 12. Allí, don Manuel Ángel Peña, con un respeto y delicadeza única atendía la vasta clientela. Sobresalía el cochino frito y las cervezas súper frías y el inmortal ají “El Betijoqueño”… Los primeros vendedores de ricas cachapas fueron en “Su Juguito” en la avenida 11 y al lado del supermercado Victoria en la Plata… Jamás volvimos a gozarnos una tizana como la que preparaba mi amigo Edecio frente al Hospital Central de Valera.
Propongo para el año venidero, las arepas mataperros reciban la “Orden Ciudad de Valera” como reconocimiento por haberle matado el hambre a centenares de valeranos en los últimos 60 años, hazaña que no ha hecho ningún gobierno.
Obra consultada: La Valera de Antier. Pedro Bracamonte. Amable González. Andrés Ocanto. Carlos Gil.