Málaga (España), 10 mar (EFE).- A punto de cumplir 80 años, Raphael sigue con sus giras internacionales de conciertos, que ahora quiere alternar con el cine, y cuando se le pregunta si la música ha sido su esposa y el cine una amante esporádica, responde entre risas: «Soy muy fiel, por eso he hecho tan poco cine».
Rafael Martos (Linares, España, 1953), una de las mejores voces de la balada romántica en España y América, ha logrado en su más de medio siglo de carrera hitos como el único disco de uranio a un cantante en español, por más de cincuenta millones de discos vendidos, con más de medio centenar de discos publicados, varias películas desde la década de 1960 a la de 2010 y reconocimientos como el de hijo predilecto en varios países latinoamericanos.
No hace más películas porque está «dominado por las empresas del show», está «trabajando todo el año» y no le dejan sitio, aseguró en un encuentro con los medios Raphael, que este viernes recibe la Biznaga Ciudad del Paraíso, con la que el Festival de Málaga (España) reconoce a los «imprescindibles» del cine español.
«Voy a buscar sitio para poder rodar, porque me gustaría que el público viera en mí también ese otro lado, el cinematográfico. Hice nueve o diez películas, todas fueron un tiro y fui dirigido por los mejores», comentó.
Aquellas películas «siguen vigentes», pues hizo «un cine muy aceptable» a las órdenes de directores como los españoles Mario Camus, «que es punto y aparte», Vicente Escrivá o Álex de la Iglesia, relató.
«Trataré de combinar mis conciertos con alguna que otra película, siempre que el guion sea muy bueno, como eran estos», agregó.
Está satisfecho de todas las películas en las que trabajó, pero le «gustó mucho» hacer «El golfo» (1968), en la que «tenía de compañera a Shirley Jones, un Oscar de la Academia, y fue una explosión de color y de vida».
Si se le pregunta con qué director actual le gustaría rodar, todos le van «a aportar algo», pero tiene la «ilusión» de que algún día su hijo Jacobo haga una película «desde su punto de vista».
Sobre el tipo de película, le gusta «lo bueno siempre, sea el género que sea», aunque es «admirador de la comedia, ya sea cómica o dramática», y lo más importante es que su personaje «prenda en el público».
Raphael cree que tiene un público «tremendamente fiel» y ha sabido hacerle «un hueco al público nuevo», y para un artista como él, que es «todo sentimiento», resulta bonito ver los lugares donde actúa «llenos de gente joven y no tan joven, son como seis generaciones que se juntan y es muy emotivo».
«He tratado de conservarme lo mejor posible. Me cuido mucho, no fumo, no bebo, no me dejan tampoco, me cuidan mucho, y el público no es que me cuide, es que me mima», confesó.
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