Usuarios que no pueden irse a pie a sus casas, deben someterse a los designios de la suerte. Entre piratas y colas llegan a sus destinos, pues la mayoría de las rutas autorizadas tienen más del 60% de sus vehículos en los talleres por falta de repuestos e insumos. La proveeduría, aunque es una ayuda necesaria, no es suficiente para sacarlos a flote
María Gabriela Danieri
maria.danieri@diariodelosandes.com
La gente con cara de angustia en la parada, se emociona al ver el carro del señor Blanco. «Ay Dios mío, gracias» dicen, pero solamente cuatro pueden abordar el vehículo. El señor, de unos 60 años, sube a los pasajeros, quienes son realmente sus vecinos de La Arboleda. Este sector, ubicado políticamente en San Rafael de Carvajal, ha quedado «huérfano» de transporte, desde que la crisis del sector ha dejado paralizado al 95% de las unidades de la región.
Depender de otros
El hombre, de ojos claros y expresión jovial, no duda en responder: «Lo hago para ayudar a mis vecinos y, cómo no, para conseguir algo de efectivo, que es difícil adquirir en los bancos». Blanco comenta que en la parada de La Arboleda, ubicada cerca de Cobrapsa, tiene meses sin saber de los transportistas de la ruta. Le da pesar con sus conocidos y, no duda, mientras pueda, contribuir a llevar a los ciudadanos a sus casas, pese a que no sea su profesión.
Una pasajera, quien no ha podido abordar el carro del señor Blanco, comenta que en esa parada pasan calamidades para poder irse a sus hogares. Solamente tenían tres vehículos adscritos a la línea, pero ahora cuentan con cero unidades. Solo tienen dos caminos: irse a pie o esperar por la misericordia de los piratas. Estos últimos, principalmente vecinos de la comunidad y de La Beatriz, a quienes no pueden reclamarles nada. Ni por el costo del pasaje o algún accidente. Menos el tiempo que se tarden en dar una vuelta. «Dependemos del tiempo de otros» dice la dama, quien espera hasta dos horas para llegar a su vivienda.
Tan cerca y tan lejos
Sin embargo, no todos tienen la posibilidad de caminar hasta sus casas. Los pasajeros con destino a otros sectores de Carvajal o de los municipios Escuque, Motatán, Urdaneta, Trujillo, Sucre, Miranda, El Dividive, Pampán, Pampanito y Rafael Rangel, que salen desde Valera, deben resignarse a esperar transporte público en sus paradas. Kilómetros y largas horas en las paradas dispuestas en distintas zonas de la urbe o en el Terminal de Pasajeros, los separan de su hogar. Rosa, quien vive en Pie de Sabana (Carvajal), hasta hace dos meses trabajaba como obrera en un ambulatorio de San Luis, pero pidió cambio a un dispensario cerca de su casa, por motivos de transporte.
Podía pasar hora tras hora en la vía, sin que ningún transportista parara a llevarla. Todas pasan llenas y ni hablar del Bus Trujillo, donde se van uno encima del otro. Los estudiantes y las personas de la tercera edad también padecen, pues los conductores no les quieren recibir medio pasaje. Los maltratan y los obligan a pagar pasaje completo. Se olvidan, quizás, que un día fueron jóvenes y en un tiempo serán abuelos. En Isnotú, Thaís también padece la escasez de unidades. Sale de su vivienda, ubicada en una zona rural, y como otros, pide cola a los camioneros que van rumbo a Valera. Unos le cobran, otros no. Depende de su suerte. Como estas historias, hay cientos en todo Trujillo.
Rutas casi fantasma
En un recorrido realizado por el Semanario Los Andes por distintas paradas de la región, se constató que hay un déficit de unidades mayor al 60%. Carlos Luis Araujo, fiscal de la ruta Valera- Carvajal, detalló que solamente en esa parada, ubicada cerca de la plaza Sucre de Valera, hay 120 unidades adscritas, pero solamente circulan 10 vehículos. Esto se debe a la falta de cauchos, baterías y el aceite. Diariamente, comenta, se ve gran número de piratas que ofrecen el servicio de traslado. La Línea Cuatricentenaria Escuqueña tiene en circulación 4 unidades, de las 50 que tiene subscritas. Lisandro Peña, miembro de la directiva, explica que han tenido muchas reuniones con el Órgano Superior del Transporte. Les han hecho peticiones, pero reciben migajas. La semana pasada tres socios fueron beneficiados con dos cauchos cada uno. El resto sigue parado, pues no tienen suficientes insumos para todos. Los habitantes de Escuque, comenta, siempre llegan tarde.
La ruta de La Cejita, que va hacia El Turagual, Mesetas de Chimpire y Jiménez, de 135 unidades adscritas, solamente 17 trabajan diariamente. Aunque no todas al mismo tiempo. Luis Hernández, vicepresidente de la línea, explica que en la mañana pueden empezar todas, pero en la tarde, fácilmente quedan 4. Le adjudica esta situación a los altos costos del mantenimiento de las unidades. Una buseta puede gastar diariamente un litro de aceite, que cuesta hasta 20 millones de bolívares. Además, los insumos aumentan mensualmente, cosa que no pasa con el pasaje. Hay conductores que se niegan a laborar por el precio actual (10 mil) y cobran más (hasta 20 mil bolívares).
Sin embargo, hay pasajeros que ya pagan tarifa nueva para irse a sus residencias. Tal es el caso de Motatán, que a finales de junio cobraban 20 mil bolívares. Esta línea tiene más de 100 conductores adscritos, pero solamente quedan 7 u 8 vehículos. Al igual que otras rutas, están a expensas de los piratas. La gente paga lo que sea, con tal de irse.
Proveeduría es insuficiente
En el Terminal de Pasajeros, otras líneas de rutas suburbanas están en las mismas condiciones: sin unidades y con nuevas tarifas. La línea de Betijoque tiene 4 unidades operativas, de 40 adscritas; la de Cemento Andino (Pampán) tiene 7 vehículos en circulación de 166. En el caso de la Línea Sucre, que cubre los municipios Rafael Rangel, La Ceiba, Sucre, Miranda y Barquisimeto (Lara), tiene 182 vehículos afiliados y solamente laboran 35. Este número, comenta Jonander Berríos, se debe a que hace poco recibieron una dotación de la proveeduría, pues de lo contrarío solamente tendrían 15 unidades en las carreteras. Asegura que la medida de este organismo es buena, pero insuficiente. Además, es lenta porque se hace a través de transferencias bancarias. «Nos beneficiaron con la venta de 54 cauchos, aunque no son todos los que necesitamos, sí ayuda. Nos dieron 4 grandes y el resto pequeños. Necesitamos de los grandes, porque son para buses».
Esta opinión la comparte Alfredo Méndez, presidente de la Línea Cristóbal Mendoza, que va hacia Trujillo y Pampanito. La proveeduría les facilitó 6 cauchos para unidades pequeñas, pero actualmente tienen más de 30 unidades paradas por necesidad de neumáticos. En total, entre esta línea y la Cooperativa Universidad, tienen 150 vehículos adscritos y solamente prestan servicio 8. «Estamos haciendo un esfuerzo sobrehumano para mantener el transporte activo».
Acciones de protesta
El presidente del Sindicato de Transporte del estado Trujillo, Douglas Vielma, anunció que este lunes habrá una asamblea extraordinaria de los 1000 delegados de este gremio en la región. El objetivo, es tomar medidas contundentes para llamar la atención de las autoridades sobre la crisis que padecen. El declarante considera que la proveeduría no ha sabido solventar las deficiencias de más de 6000 transportistas, pues apenas los han dotado de 648 cauchos. Han tenido que sortearlos, pues cada caso es particularmente grave.