En 1943, la ciudad es estremecida por un violento crimen. Frente donde hoy se encuentra el centro comercial Edivica estaba ubicado el Banco de Venezuela, el único que existía…
Una fresca mañana valerana, llega al banco, un tipo de flux y corbata con un maletín en la mano, mira para allá y para acá, pone el maletín encima de un escritorio. Más rápido de lo que espabila un ciego, se acerca un hombre que todos conocían en la comarca como Rafael, agarra la maleta, y se marcha de lo más tranquilo por esas calles de piedra.
En minutos, se prenden las alarmas dentro del banco, comienza el corre-corre, los presentes coinciden; el fulano Rafael, era el que estaba más cerca del dinero que desapareció. Los cuatro policías que cuidaban la ciudad se dan a la tarea de patear las calles valeranas en busca del sospechoso de tan audaz robo… Los funcionarios, sudando a borbollones, al fin encuentran al sujeto en el sector Punto de Mérida (hoy Casa Sindical de Valera). Al hombre le dan la voz de alto, este entra en desesperación, tomó en sus manos una piedra y le fractura el cráneo a uno de los policías, en el acto; otro funcionario lo mata de varios disparos…
La noticia corre como pólvora por toda la ciudad; “mataron a Rafael, mataron a Rafael,” a este ciudadano no se le conocían “malos pasos”, al contrario, tenía fama de gran trabajador. Parece que lo traicionaron los nervios, la angustia que sentía; el pensar que se casaba, con una agraciada valerana, y le faltaba algún dinero para los gastos de la boda que se realizaría una semana después en la iglesia San Juan Bautista… Este evento conmocionó al estado Trujillo, hasta la prensa nacional reseñó en sus páginas de sucesos tan sangriento acontecimiento…
Valera riendo…
Una de las comarcas trujillanas con más sentido del humor es la ciudad de Valera, no se sabe de dónde viene ese “don” que acompaña a los habitantes de las 7 Colinas, de reír a carcajada suelta y quitarle fuerza al drama que se hace presente en nuestras vidas cada oportunidad que nos toca vivir una que otra adversidad…
Recuerdo una anciana de unos 80 años que lloraba a lágrima viva en una de las tres salas velatorias de la Sociedad San José, uno de los familiares del difunto le llama la atención aquella desgarradora escena, se le acerca a la dama, y le pregunta: Disculpe señora, ¿Usted era familiar de mi abuelo Nicanor?. La mujer con mucha vergüenza, expresa: “Ay, Dios mío, yo creía que aquí estaban velando a la maestra Josefina”. – No, estamos velando a mi abuelo Nicanor, dijo el nieto con una sonrisa de comprensión…
Jamás, el humor había servido de tanto alivio como en estos tiempos de crisis, donde “la mona no quiere cargar al monito” … Reír humaniza el alma valerana. El humor acerca más a las personas, mientras que la ira los separa, decía el laureado Oscar Wilde… La vida es demasiado corta para tomársela en serio… El valerano descubrió en algún momento de su existir, que el humor rompe con la rigidez del pensamiento lógico, le quita en forma asombrosa, fuerza al drama, dispara las endorfinas que son sustancias químicas que están en nuestro cerebro y que nos llevan a sentir esos sabrosos momentos de inmenso placer…
Reírse de uno mismo, es una de las grandes herramientas terapéuticas para no caer en desesperación, aprendemos a minimizar el miedo al ridículo, hace desaparecer de nuestra mente uno de los eternos miedos del ser humano; “el miedo al qué dirán” …
El psiquiatra Víctor Frank, quien sobrevivió a cuatro años de infierno en los campamentos nazi en la Segunda Guerra Mundial, destaca en uno de sus libros, que en horas de la noche, cuando comenzaba el intercambio de chistes entre los prisioneros, eran las horas más felices que disfrutaban en aquel dantesco escenario de torturas y muerte…
Programa
Quien esto escribe, tomó la iniciativa de arrancar el programa “Valera riendo”, que se desarrolla los sábados a partir de las 10 de la mañana en el parque Los Ilustres de esta ciudad… Un numeroso grupo de valeranos nos damos cita para reír, acompañados de ejercicios de respiración, oraciones de agradecimiento al Creador, inteligencia emocional y salud mental.
Dice la neurociencia que 10 minutos de risa equivalen a 30 minutos de yoga, a 30 minutos de aerobic, a 20 minutos de caminata… Valera riendo, te invita a bajarle volumen a los estados de angustia y estrés. El reír genera en el cuerpo humano cambios extraordinarios. En pocos minutos, de un estado de enojo pasamos a un gran bienestar… Si las farmacias vendieran risas, los millones y millones de dólares que recibirían serían maravillosos.