09/8/1620 – 09/8/2022
Cada año que transcurre es uno más sobre el que necesariamente hemos de reflexionar; mucho más considerando todo el tiempo perdido por las adversas circunstancias políticas persistentes que han dado al traste con la actitud y resultados de una generación que hizo lo posible para encauzar, en su contexto, de mejor manera, el destino de La Puerta.
Y es que no debemos darnos el ‘lujo’ de seguir perdiendo ese recurso efímero y no renovable como es el tiempo, sin tener que lamentarlo de veras. Mucho menos dejar de reconocerlo ante las nuevas generaciones que han de tener como legado una mejor referencia de sus antecesores que sí se preocuparon por su entorno, y que no disimularon las fatales circunstancias ni se congraciaron con sus causantes.
Estamos en todo condicionados por el factor tiempo. Se nos han dado unos años prudenciales —muy pocos, según la opinión general— para cumplir con la misión que cada uno de nosotros escogió como finalidad de vida. Algunos, para hacer lo que casi todos; otros, algo más que eso, pero en aras ya no de su interés particular sino impulsados por una preocupación trascendente que tiene que ver con el colectivo, digamos con nuestra comunidad, parroquia, municipio, estado, país; y por qué no, con toda una región, un continente y nuestro mundo.
Para quienes tempranamente fuimos inculcados de valoración por nuestro entorno, y ver la pérdida de tantos años de los pocos de una generación; y, lo que es peor, de aquellos años en los que hubo verdaderos logros como producto de una lucha férrea y sostenida que alcanzó atención nacional; esta efeméride aniversaria no es sino una ocasión para mostrar el lado oscuro de la luna, todo eso que entre discursos, año tras año, se ha solapado en un frío y cómplice silencio. De manera que el tiempo perdido ha multiplicado la problemática, y hasta nuestros santos lo lloran.
La Puerta inició sus luchas más trascendentes en la década de los ochenta, vistos ya los modelos urbanísticos que no la llevarían sino al maltrato principalmente de sus valores ecológicos y productivos, representados en sus cualidades ambientales que son explicación de los signos económicos de su sustento: la actividad agropecuaria y turística.
Partiendo de los señuelos urbanizadores, en los que se basaba ‘supuestamente’ el ansiado bienestar y ‘desarrollo’ de la colectividad, a través de lo que la buena fe promocionó como el bondadoso turismo, la ‘industria sin chimeneas’, es que se pudo desnudar la falsa y contraproducente idea de proyectos urbanísticos aislados, que definitivamente alejaba de su genuino camino el porvenir integral de todo el Valle del Momboy.
Una nueva forma de vivir que ya tenía sus ensayos en La Mesa de Esnujaque, con sus típicos hoteles liderados por el Tibisay, y por supuesto en La Puerta con el Hotel Guadalupe. Para quienes lo veían de la manera más ingenua, orgullosamente seríamos como decían: ‘la Suiza’ de Venezuela, o la Colonia del Zulia, siendo de este pujante y vecino estado de donde provendrían —como en efecto— las mayorías visitantes a dejarnos sus recursos a cambio de nuestro servicio por su estancia.
Todos esos ideales se fueron perdiendo sistemáticamente, porque el valor del metro cuadrado y su demanda, antes que todo aquello convirtieron a la parroquia La Puerta —por su clima y ubicación— en un mercado inmobiliario que nada tiene que ver con sus signos económicos agropecuarios ni turísticos, sino todo lo contrario: los terrenos de vocación agrícola han venido sucumbiendo en la proliferación de construcciones —que en su gran mayoría son de propiedad foránea— y en menor grado a la necesidad de vivienda local no planificada sino anárquica, y a las invasiones en las que participan gente de otros lugares ajenos a la parroquia.
Organismos nacionales, estadales y municipales, configuraron su determinación en la Ordenanza de Construcción y Zonificación [1988], y más tarde, en la propuesta y elaboración del Plan de Ordenación del Territorio del Valle del Momboy [2005-2007], con la participación de las parroquias Mendoza y La Puerta y de todos los organismos vinculantes requeridos por la ley. Este excelente plan fue engavetado en Caracas y saboteado por habitantes de la misma comunidad —pro-oficialistas y pueblerinos— bajo ajenos y absurdos supuestos, y a destiempo.
Razones hace mucho tiempo entendidas por personas e instituciones de La Puerta y más allá, como el Comité Pro-defensa, Asociación de Vecinos, Movimiento por la Autonomía Municipal, Consejo Parroquial, entre otros —convencidos de la imposibilidad de una mejor y confiable administración de la Parroquia por parte del Concejo y Alcaldía del municipio Valera— nos llevaron a luchar por la descentralización municipal para salvar lo que hasta el presente se ha estado dañando irracional e impunemente.
Esta lucha por nuestra necesaria autonomía, que convenció a las fuerzas políticas democráticas del estado Trujillo, fue ignorada y rechazada por el proceso centralizador de la fuerza que domina a Venezuela.
Simultáneamente a estos logros e insistencias, de Autonomía y Plan de Ordenación del Valle del Momboy, se han hecho propuestas interesantes y muy necesarias de equipamiento urbano social, agrícola y turístico, tales como: el Centro Cívico Cultural a ubicarse entre el pie de la Urb. Valle Verde y la cabecera del centro poblado, entre avenidas Sucre y Bolívar. Esta propuesta, para el que se disponían de los espacios sin costos, fue elaborada por la Facultad de Arquitectura de la Universidad del Zulia por petición e insistencia del Comité Pro-Defensa de La Puerta, pero aun contando con la zonificación en la Ordenanza, a esta necesaria obra le fueron invadidos como si nada los terrenos que mucho costó identificar y conservar a los promotores de la citada obra, por parte de los insulsos y populistas partidos AD y COPEI.
El Centro Comercial Vecinal, ubicado en el terreno municipal El Cocuyal, diagonal al Ambulatorio, en el que se propuso locales comerciales como forma de sanear las calles de las ventas ambulantes; Sala de Exposición Artesanal, Baños Públicos, que los visitantes y transeúntes piden a gritos hace años. Esta obra propuesta por la Asociación de Vecinos quien salvó y conservó el terreno hasta que las ‘autoridades’ municipales lo dejaron a la deriva ‘permitiendo’ su actual apropiación.
El Proyecto de Usos Múltiples al pie del centro poblado, en el que se propuso la avenida de entrada a La Puerta, el Estacionamiento Terminal, el Campo Deportivo, el Mercado Agro-Artesanal, y las viviendas de interés social, a ubicarse en su conjunto en las cuatro hectáreas ganadas al urbanismo denunciado, y adquiridas por la gobernación del estado Trujillo en la administración de Luis E. González, a ruego e insistencia de la comunidad organizada de La Puerta ante Fogade y el BTV. Este proyecto fue socavado y traicionado por la gobernación chavista dirigida por Gilmer Viloria.
En medio de toda esta problemática ocasionada por el vacío de los gobiernos municipal y estadal, tratando de revertir semejantes exabruptos administrativos, simplemente exigimos ante los entes involucrados en sendos comunicados hechos públicos en los diarios Los Andes y El Tiempo, y el semanario Avance [2002 y 2009], suscritos por las fuerzas vivas del estado Trujillo, sin que se dignaran siquiera contestar los alcaldes de turno, ni los gobernadores Gilmer Viloria y Hugo Cabezas que actuaron con absoluta indiferencia.
Las luchas por el respeto a la zonificación contenida en la Ordenanza y en el Plan de Ordenamiento del Valle del Momboy, sobre todo en los álgidos espacios de la Hacienda El Rosario, al pie del poblado, y en otros lugares que involucran zonas agrícolas y de protección forestal en los diversos y hermosos caseríos, e incluida la Troncal 7 y el corredor vial turístico de la Cordillera hacia otros municipios, han ido de mal en peor; pese a las denuncias que hicieron posible la intervención de la Asamblea Nacional [2005 y 2010] para que levantara el informe de las violaciones a la Ordenanza y al Plan de Ordenación —y también sobre el abuso a la zona agrícola— en las administraciones principalmente de los alcaldes Alí Quintero y, más tarde, Temístocles cabezas, quienes dieron luz verde a la anarquía con su inoperancia y complicidad. Dicha intervención fue en vano porque la comisión de diputados no hizo nada.
Todo se puede ver en franco deterioro, en las actuales condiciones urbano-ambientales, y en la inexistencia del equipamiento urbano [obras de interés] que requiere la necesidad social, productiva y turística.
Como se ve, para poder refaccionar la parte urbana y sanear la Sub-Cuenca del Río Momboy, que por decreto presidencial es un Área Bajo Régimen de Administración Especial [ABRAE], y poder realizar las obras requeridas, es menester pensar en revisar y actualizar todos esos recursos legales, y proceder al rescate de algunos terrenos municipales que están siendo aprovechados por impávidos comerciantes; y sobre todo, someter a expropiación por concepto de Utilidad Pública y Social sendos espacios previstos en las zonificaciones, si realmente queremos que la Capital Turística del estado Trujillo —como de manera hueca se ha venido llamando a La Puerta— sea un hecho y no vanas palabras.
Aunque no se puede decir todo para satisfacer como debiera la idea de celebrar con sinceridad este nuevo aniversario, solo parece recomendable y suficiente recordar todas las cuentas pendientes que tenemos que saldar con un valle y dos parroquias porque no se les ha dado el trato que les corresponde, donde no se han sabido respetar las luchas e intensos trabajos que solo han buscado enaltecer y poner al servicio del progreso y bienestar de todos el maravilloso Valle del Momboy.
¡Feliz Aniversario, Puerta hermosa!, templo de corazones lugareños y foráneos.
Por: Luis A. Villarreal P.
Fotografía: Lánder Rivas y José Pulido