Isaías Márquez
Pareciera que ciertas deficiencias durante la niñez de una persona se manifestasen a lo largo del tiempo y espacio al alcanzar su adultez, a veces con matices de inmadurez, por la incomodidad que le ocasiona un reconocimiento dentro de la carrera política en la que también pudiera participar. Pero, sin expectativa alguna. Tal es el caso del reconocimiento hecho al Ing. Juan Guaidó, presidente interino de Venezuela 2019-2022 quien ha sido objeto de un reconocimiento muy especial por parte de las autoridades de Miami Beach al dedicarle un día (12/8) y entregarle las llaves de la ciudad, aparte de su admisibilidad como presidente interino de Venezuela; también reconocido así, por algo más de unas 50 naciones.
Se trata de algunos personajes histriónicos, que ostentan incuestionablemente, un vacío en múltiples facetas de su vida: profesional, afectiva, espiritual y otras atrapadas en el subconsciente, que se expresan en momentos como el del reconocimiento a Guaidó de ¿por qué a aquel sí y a mi no?… ¿Quién me consideraría? Aun cuando me siento que soy tan popular o al menos pretendo serlo, sin caer en cuenta de que son sus actitudes aversivas las que le hacen tan repulsivo y, por tanto, sin figuración e inmerecido de deferencias; reconcomio que por su entrecejo fruncido ostentan una patología iracunda, perniciosa y desdeñable. Pero, continúan arrastrándose como una culebra sin cabeza y buscando a quien perjudicar solo por satisfacer y/o paliar sus deficiencias, en actitud de huida hacia adelante. Situación que podría originar tensiones internas proclives a la implosión de infartos y hasta de suicidios, en casos extremos.