Huyó de China por la pandemia y ahora vive una guerra: Testimonio de venezolano en Ucrania

Se trata de un joven músico que reside junto a su esposa y sus dos pequeños hijos en Dnipró, una de las ciudades atacadas por los rusos. Decidió mantenerse resguardado en su vivienda con su familia, hasta que sea seguro salir del país. La Cancillería de Venezuela no lo ha contactado, ni siquiera para iniciar un censo de venezolanos en posible riesgo

Fotografía capturada meses atrás, en un museo de Dnipró. Guillermo es odontólogo egresado de la Universidad José Antonio Páez, músico y compositor. (Foto: cortesía @memozignia)

Por  Kevin Arteaga González

Para Guillermo López han sido pocos los momentos de calma durante las últimas 48 horas. Aunque él y su familia hasta el momento se encuentran bien y a salvo, el miedo, la impotencia y la incertidumbre lo invaden. En 2015 emigró de Venezuela debido a la crisis generalizada. Luego, hace menos de dos años salió de China huyendo de los estragos causados por la pandemia de COVID-19. Ahora está atrapado en Ucrania, en medio de una guerra.

Eran casi las 6:00 a.m. del jueves 24 de febrero cuando su esposa, Julia, lo despertó tras escuchar un pequeño ruido. “Guillermo, comenzaron los ataques”, le dijo. Sin embargo él, incrédulo y todavía somnoliento, se limitó a responderle que se quedara tranquila y que volviera a dormirse. Pero a los pocos minutos un estruendo llegó para anunciar lo que muchos advirtieron y ninguno quiso evitar: Rusia comenzaba a atacar Ucrania con bombardeos en Kiev y otras ciudades.

“Esa segunda explosión fue muy fuerte. Se escuchó lejos, pero la onda expansiva llegó hasta aquí. La sentimos”, manifestó en entrevista con El Carabobeño. Guillermo vive y trabaja como músico en Dnipró, la cuarta ciudad más grande de Ucrania, con casi un millón de habitantes, y una de las primeras atacadas por el ejército ruso.

(Infografía: cortesía CNN)

De un momento a otro, las noticias, mensajes y llamadas comenzaron a llegar a su celular sin parar, cuando ni siquiera el cielo se había aclarado. “A partir de ese instante, todo escaló muy rápido”, narró. Medios locales e internacionales retransmitían la inesperada alocución televisada en la que el presidente ruso Vladímir Putin anunció una “operación militar especial” para la “desmilitarización y desnazificación” de Ucrania, por considerar a esa nación como una amenaza.

En respuesta a la crisis, el presidente ucraniano Volodímir Zelenski impuso la denominada ley marcial, un estado de excepción que implica la restricción de varias garantías constitucionales durante 30 días, en todo el territorio nacional. “Seguimos aquí porque el espacio aéreo está cerrado. Si pudiéramos salir de forma segura, lo haríamos, aunque nos gusta vivir en este país”, detalló el venezolano.

Según el ranking Global Firepower 2022, Rusia tiene la segunda mayor fuerza marcial de todo el mundo, solo superada por los Estados Unidos, mientras que Ucrania ocupa la posición 22 en esta clasificación que evalúa el poderío militar y la capacidad logística de 140 países. El ejército ruso está conformado por unos 850 mil militares activos, 650 mil efectivos más que las fuerzas armadas ucranianas.

Una tercera migración 

Oriundo de Maracay, Aragua, a sus 32 años Guillermo jamás imaginó vivir un conflicto bélico en pleno corazón de Europa y mucho menos verse obligado a considerar una tercera migración. Su primer proceso migratorio lo hizo hace casi ocho años, cuando se fue de Venezuela a trabajar como músico en China, donde conoció a su esposa. Lo que sería una estadía de seis meses en el país asiático, se convirtió en seis años.

Posteriormente, con la llegada de la pandemia, se mudaron a Ucrania. “A pesar de que soy más venezolano que la arepa, nacido y criado allá, mis hijos y mi esposa son ucranianos, nacieron aquí. Y me da impotencia ver que su tierra está siendo atacada, como también fue atacada la mía, aunque no en la misma escala”, expuso.

Dnipró, ubicada al centro de Ucrania, no ha sido bombardeada con la misma intensidad que Kiev y hasta la noche de este viernes 25 de febrero continuaba bajo el mando ucraniano. Pese a eso, para Guillermo la incertidumbre aumenta cada minuto y se le hace imposible pensar en otra cosa que no sea la seguridad de sus dos hijos: un  niño de cinco años y una niña de nueve meses.

“Ayer (el jueves) estaba nervioso, pero hoy lo estoy mucho más, por como se ha ido desarrollando todo”, sostuvo. “Estos días me ha tocado darle calma a mi familia en Venezuela, que está preocupada, a mi esposa aquí y darme calma a mí mismo, porque esta situación es algo que no podemos controlar”.

Al cierre del segundo día de la guerra, Rusia aumentó su asedio contra Kiev. Ante ese panorama, el presidente Zelensky se puso al frente de la línea de combate en la capital y logró mantener el control por un día más. Confirmar una cifra precisa de bajas en ambas partes se hace difícil. En cuanto a los desplazados por el conflicto, Acnur advirtió que hasta cinco millones de ucranianos podrían huir hacia el extranjero.

Por fortuna no han llegado aquí (las tropas rusas) y esperamos que no lleguen. La única noticia alarmante que hemos visto sobre Dnipró es la de los bebés que fueron trasladados a uno de los búnkeres”, señaló. Se refiere a los recién nacidos de la unidad de cuidados intensivos neonatales de uno de los hospitales de la ciudad, evacuados este viernes hacia un refugio antiaéreo en condiciones precarias debido a la emergencia.

Antes de la guerra 

Los días, semanas y meses antes del ataque transcurrieron con completa normalidad, al menos para los ciudadanos comunes, explicó Guillermo. Incluso a pesar de las amenazas recientes, cada quien estaba enfocado en sus actividades diarias. A su juicio, los ucranianos se acostumbraron a vivir con la tensión constante entre ambos países, luego de ocho años de un conflicto que inició en 2014, cuando Rusia adhirió a su territorio la península de Crimea, que antes pertenecía a Ucrania.

“Ya después de que el conflicto erupcionó el jueves, fue un shock, porque nadie se lo esperaba”, aseguró. Ni siquiera él y su esposa. Ese día tenía pautadas algunas reuniones de trabajo que prefirió cancelar para no arriesgarse. Horas después de la explosión fue que comenzó a prepararse para lo inesperado y, como el resto de los habitantes de Dnipró, salió a comprar comida, agua y otros insumos básicos.

El propio jueves y el viernes, Guillermo y Julia lograron salir de su apartamento sin mayores inconvenientes para realizar compras y tareas específicas, como sacar dinero en efectivo. De acuerdo con su testimonio, aunque se percibe miedo en el ambiente, al menos en esa ciudad todavía hay tiendas de víveres que abren. Además,  la gente se puede movilizar caminando o en transporte público, que está operativo aún.

Como familia decidieron seguir las recomendaciones generales de las autoridades ucranianas de quedarse en su vivienda. Ambos se han dedicado a informarse sobre las direcciones de los búnkeres y otros elementos de supervivencia, entre estos la identificación de las áreas más seguras del edificio en caso de bombardeo y qué hacer si cortan el suministro de electricidad o gas. “Ya no estamos en invierno, pero todavía hace mucho frío afuera y la calefacción de todos los edificios funciona a gas”.

 

Guilliermo es venezolano y Julia ucraniana, se conocieron en China. (Foto: cortesía @memozignia)

Sin el amparo de Venezuela 

A diferencia de las cancillerías de países latinoamericanos como Ecuador, Colombia, Argentina, Brasil y Perú, el titular del Ministerio de Relaciones Exteriores de la administración de Nicolás Maduro, Félix Plasencia, no se ha pronunciado sobre los venezolanos en riesgo que están en la zona de conflicto. Hasta la fecha, Guillermo no ha sido contactado ni asesorado por las autoridades venezolanas.

“No he recibido ningún tipo de asesoría y tampoco la he buscado, porque aquí no hay embajada ni consulado venezolano. El consulado más cercano está en Polonia, y la embajada en Rusia”, expuso. “Sinceramente ni siquiera sé a dónde comunicarme, al menos para que sepan que hay un venezolano aquí. No debo ser el único aquí, aunque no creo que seamos muchos”.

Sobre el apoyo de Maduro a las acciones bélicas de Putin contra Ucrania, dijo: “Me da vergüenza, pero es una vergüenza que tiene años. Precisamente por eso no estoy en mi país. Me faltan las palabras para describir lo horrible que se está viviendo aquí. Me indigna ver como están matando a soldados y gente joven”.

 

 

Fuente El Carabobeño

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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