En cualquier país civilizado debe existir al lado de una organización sindical fuerte e influyente, una organización empresarial dispuesta para el diálogo tripartito: gobierno, empresarios, trabajadores.
Tuve el honor de recibir una invitación para participar en la Asamblea Anual de Fedecámaras. Asistí a la instalación y a la clausura. Recibí una magnífica impresión. A pesar de las condiciones tan adversas que sufrimos en el país, observé un liderazgo empresarial muy realista, con mucha conciencia de las circunstancias nacionales que les corresponde enfrentar y con una admirable determinación de ganar el porvenir.
Venezuela tiene futuro. Venezuela saldrá de esta prolongada pesadilla que nos ha tocado padecer desde que comenzó el siglo XXI y los empresarios se están preparando para ser un factor de cambio y de progreso en la construcción del futuro de Venezuela.
En cualquier país civilizado debe existir al lado de una organización sindical fuerte e influyente, una organización empresarial dispuesta para el diálogo tripartito: gobierno, empresarios, trabajadores. Así ocurre en todos los países organizados institucionalmente.
Los líderes sindicales entienden que para que los trabajadores vivan bien se necesita una actividad empresarial eficiente y exitosa. Para que haya buenos salarios y un buen sistema de seguridad social, se requiere que exista un vigoroso sector privado de la economía que lleve adelante las inversiones necesarias para producir los bienes y servicios que necesita el país, para generar exportaciones e importaciones y, lo que es más importante, para promover empleos modernos, productivos y bien remunerados.
Me impresionaron varios líderes de la organización. Particularmente el presidente saliente, Ricardo Cussano, a quien encontré como un hombre inteligente, de mucho coraje, de mucho carácter y con una gran visión del papel que corresponde jugar al empresariado. También me impresionó el presidente entrante Carlos Fernández, quien además de tener un apellido muy distinguido, es un hombre de mucha reciedumbre para defender los principios de Fedecámaras y para trabajar con optimismo por el futuro del país.
Necesitamos una Fedecámaras fuerte, puesta al día, moderna, optimista, trabajadora. Una organización empresarial que defienda al sector privado de la economía, la propiedad privada y la libre iniciativa, que defienda la libertad y la democracia y que sea capaz de sentarse con los dirigentes sindicales y con el gobierno, sean quienes sean los que representen al gobierno, para discutir con patriotismo y con ánimo constructivo lo que más conviene para el progreso y el bienestar de los venezolanos.
Felicitaciones a Fedecámaras, a Cussano y a Fernández.
Seguiremos conversando.
Eduardo Fernández
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