Pocos lutier quedan en Venezuela, y el Táchira es bendecido con la presencia de uno de ellos. Jhoan Chacón, tiene 14 años dedicado a la creación, reparación y al mantenimiento de instrumentos de cuerda, impulsando la carrera de pequeños y grandes músicos a quienes se les dificulta adquirir un nuevo instrumento
En medio de una Venezuela en crisis y un mundo convulsionado por la pandemia del COVID-19, la creatividad del tachirense y su espíritu laborioso continúa dando esperanzas de que no todo está perdido.
Jhoan Chacón es un ejemplo de ello. Crear, reparar, calibrar y hacerle mantenimiento a instrumentos de cuerda es su pasión, y una labor que ha aliviado la actividad de muchos músicos de la tierra andina, por la dificultad que implica adquirir un nuevo instrumento, por los altos costos tanto en el país, como fuera de sus fronteras.
Es un hombre joven, de trato humilde y tranquilo. Al mostrar cada pieza, da la sensación de observar a un cirujano que toca cada parte del cuerpo con un cuidado extremo, para evitar que la operación sea un fracaso.
Proveniente de una familia de músicos, Chacón formó parte de bandas musicales emergentes como guitarrista, pero la necesidad de hacerle reparaciones a su instrumento hace 16 años, fue lo que le despertó la curiosidad de ir más allá y lo convirtió en el lutier que es actualmente.
“No tenía en esa época para comprar una guitarra eléctrica, entonces el papá de un amigo tenía una carpintería y pensamos en hacer una guitarra cada uno. Compramos la madera, los accesorios y duré dos años para hacer una guitarra. Manejar sierra, manejar pintura, fue algo nuevo para mí, y a raíz de eso fue que me quedé en esto”, relata, mientras observa su taller con distintos instrumentos de cuerda colgando.
Se trata de un espacio pequeño, ordenado y limpio, que se encuentra en el fondo de su vivienda ubicada en Puente Real. Quien ingrese puede conocer instrumentos de diversos tamaños, formas y colores, y darse cuenta del registro que Jhoan va dejando en cada parte en donde está trabajando con alguna pieza musical, no en partituras como lo entenderían las orquestas, sino en madera y cuerdas.
Guitarras, cuatros, mandolinas, guitarrones, ukelele, arpas, bandolas, e instrumentos eléctricos forman parte de su repertorio de creaciones y arreglos.
El taller tiene 14 años en funcionamiento, dos años después del primer intento de creación de una guitarra, que no fue tan fácil como lo había pensado. “Este taller tiene alrededor de 14 años, empezó como un hobby, no había absolutamente nada, solamente una repisa con unas pinturitas, algo sencillo. Comencé como un hobby de un amigo que trae un instrumento y hacerle alguna reparación, algo sencillo”, explica Chacón.
Sistema de orquestas en el CPO
El arte y la inquietud de Jhoan fueron creciendo cuando ingresó a trabajar con el sistema de orquestas del Centro Penitenciario de Occidente (CPO), ubicado en Santa Ana, municipio Córdoba del estado Táchira. Allí se abrió la cátedra de lutería: fabricación y reparación de instrumentos, por lo que fue aplicando nuevas herramientas y conocimientos para su taller.
“Al salir del taller de Santa Ana, aquí compré otras herramientas y otros instrumentos para reparar, pero no me conocían. Para mandar a arreglar un instrumento lo principal es la reputación, porque se necesita saber si trabaja bien o mal. Dentro de mi familia son puros músicos, hay amigos músicos que tocan instrumentos de mariachis, guitarrones, guitarras y ahí mismo se formó la reputación y el taller ha ido creciendo. Este ha sido mi lugar de trabajar”, destaca.
Jhoan “el lutier” como lo identifican sus amigos músicos, ha empeñado su creatividad, tiempo y conocimiento, en crear sus propias herramientas de trabajo, que le han permitido perfeccionar y disminuir tiempos de la reparación y creación de instrumentos.
“Debido a los altos costos para adquirir herramientas, busco la forma de fabricarlo, y observando youtube ya he construido una máquina de calar, que reemplaza la segueta para marquetería. Se requiere de una herramienta eléctrica para hacer el trabajo más sencillo. Ella cumple dos funciones, al cambiar la hoja corta tablas”, precisa, al tiempo que señala la creación de una lijadora circular, moldes y prensas.
Las reparaciones
Fabricar una guitarra le toma alrededor de dos o tres meses, sobre todo por los cambios de clima, ya que cuando llega al proceso de pintado y secado, si está lloviendo no puede pintar y cuando hay humedad se retarda más el tiempo de secado.
Los costos van de 300.000 pesos colombianos en adelante, dependiendo de la complejidad del instrumento. “Existe el plan b que le puedo decir a la persona que compre un instrumento usado, barato, y se le hacen mejoras, que quede de gama media y alta. La reparación de una guitarra depende el precio de lo que sea. Lo más difícil es buscar los accesorios. Una guitarra sencilla puede estar contando entre 400 mil y 600 mil pesos, dependiendo de lo que quieran colocarle”, explica.
Para Jhoan lo más difícil ha sido tener que ajustarse al tiempo que hay luz. Durante las horas de racionamiento se dedica a los trabajos que más sencillos, como lijar o pegar, y una vez regresa la electricidad aprovecha el tiempo con las máquinas, para poder cumplir con sus compromisos.
Jhoan Chacón desea continuar con este trabajo que le ha permitido impulsar las carreras de pequeños y jóvenes talentos. A través de su cuenta de Instagram @jhoanluthier publica los procesos de construcción y reparación de instrumentos, es otra forma de mantenerse conectado con su pasión, la música y la construcción de los instrumentos que permiten llegar a sus melodías.