Emily Vera, una tachirense que salva abejas e incentiva la producción de miel

Emily Vera es una ingeniero agrónomo tachirense, originaria de la aldea El Reposo del municipio Rafael Urdaneta. En la finca de sus abuelos, un espacio turístico por obra de la naturaleza, se ha dedicado a salvar abejas, reproducirlas, cuidarlas e incentivar sus procesos para la producción de miel.

La producción y crianza de las abejas es una de las actividades favoritas de Emily Vera, productora que vive en el municipio Rafael Urdaneta. Fotos: Carlos Eduardo Ramírez

En el sector El Plan de la aldea El Reposo en el municipio Rafael Urdaneta del estado Táchira está la finca Vista Hermosa, en donde Emily Vera junto a su familia tienen un paraíso ambiental y de producción, que pone de manifiesto la resiliencia y el espíritu trabajador de la mujer tachirense.

Vive con su mamá, su hija de cuatro años y su abuela de 85 años de edad, en la finca que ha sido de sus abuelos. Con apoyo de un tío y de un primo, y sus conocimientos como ingeniero agrónomo, se ha dedicado a la producción de abejas, miel, truchas, plantas, entre otros.

La abeja reina en medio de su panal. Fotos: Carlos Eduardo Ramírez

Emily es profesora de áreas técnicas en la Escuela Técnica Industrial “Pedro María Caicedo” del municipio Rafael Urdaneta. Allí maneja apicultura, producción cafetalera y pasantías. La institución envía alumnos a posadas turísticas a Caracas y ella desarrolla la estructura de pasantías.

Pero, su gran amor es el trabajo por las abejas, se identifica con ellas porque siempre están unidas, se protegen entre ellas y son productivas. “Me enamoré de las abejas, me enamoré de esto, de la naturaleza, son seres tan dóciles y tan trabajadoras, tan productoras, que dan ganas de seguir trabajando. A mi hija siempre le digo que la única herencia que le voy a dejar es esto, el conocimiento, que aprenda”, relató al Diario de Los Andes.

Emily Vera en medio de su proceso productivo. Fotos: Carlos Eduardo Ramírez
Fotos: Carlos Eduardo Ramírez

De las fincas del sector llaman a Emily para que retire las abejas de sus espacios por miedo a ser atacados o a que sean atacados sus animales. Ella se encarga de retirarlas y llevarlas para que tengan su proceso natural de producción.

“Nosotros lo que hacemos es que vamos con un porta núcleo, las extraemos y venimos las establecemos aquí. Ellas van a estar ahí por unos días y luego se pasan al más grande para que empiecen a trabajar. Ellas salen al ambiente a polinizar, a traer, recolectar y llevan hacia los panales de adentro”, relató.

La productora explica que la particularidad de las abejas es que tienen una sola reina, aunque las meliconas pueden llegar a tener una reina y al menos dos princesas. Cuando la reina ya no es productiva, cuando están alrededor de los cuatro años, el mismo hábitat de la colmena se encarga de matarla y crían a una nueva reina, introduciendo en una celda real una larva, a la cual alimentan con jalea real, que es el polen que extraen de las flores, lo mezclan en una especie de depósito que tienen al lado del estómago y las alimentan. “A ellos les conviene que esa nueva reina sea buena, que ponga bastante para que la colmena crezca”, agregó.

 

La finca de los abuelos de Emily está ubicada en la aldea El Reposo. Fotos: Carlos Eduardo Ramírez
Fotos: Carlos Eduardo Ramírez

Cajones con material reciclable

Los cajones de las colmenas de Emily son elaborados con material reciclable. Las bases son las barandas de un camión y la madera había sido ya desechada por otros. Cada cajón consta de diez cuadros, en esos cuadros a veces empiezan a llenar miel, y en este proceso Emily Vera los va sacando y cambiando.

Los cajones son construidos por Emily con material reciclable. Fotos: Carlos Eduardo Ramírez

Los guacales en donde los agricultores llevan tomate, piña y demás productos, ella los recolecta y hace cajones. “Los costales que botan yo los utilizo para hacer materos, para sembrar plantas o sea todo lo reutilizo entonces ¿Qué nos falta? Recursos, yo creo más que todo recursos, por ejemplo, en el caso del traje protector solamente tengo uno”, agregó.

El riesgo es que la llegue a picar una abeja, porque inmediatamente esa abeja muere, ya que su intestino está unido al aguijón.

Una colmena puede llegar a producir alrededor de 10 a 15 litros de miel dependiendo de la cosecha, de floración y el clima. Si está muy frío van a producir muy poco, y si está caliente y con buena floración llegan a 15 litros.

Para que estos procesos se cumplan, las abejas deben estar cerca de una fuente de agua, y también suficiente luz, porque así más trabajan. Requieren que los primeros rayos del sol entren a su colmena. “Las ubicamos para donde nace el sol, para que el primer rayo de sol llegue hacia ellas y ellas salgan a trabajar”, explica la productora.

Con el fin de calmar un poco a la colmena mientras las manipula, utiliza limonaria que es una planta medicinal.

Fotos: Carlos Eduardo Ramírez

Propiedades para la salud

Las abejas también son utilizadas como medicina para ciertas enfermedades, como las pulmonares, por el alto contenido de antibióticos, así como en las oculares, sobre todo para las cataratas, para lo cual se aplica una gota directa de miel en el ojo. “Garantizamos que es miel pura porque es extraída directamente de aquí, no tiene ningún proceso, no tiene ningún químico, es miel directa al envase”, explica.

Fotos: Carlos Eduardo Ramírez

Emily cuenta con abejas Meliponas y angelitas, cuyo nombre científico es Tetragonisca Angustula. Comúnmente las hay en Brasil, Perú, Chile, Colombia y Venezuela. En el mundo hay al menos unas 400 especies.

Las angelitas son muy buscadas para tratamientos visuales, por lo que, en materia comercial, un litro de miel de angelita puede costar hasta un millón de pesos.

Lo más importante para esta tachirense es que las abejas estén bien, más allá de los beneficios económicos, que también son un objetivo. “¿Cuál es el propósito de nosotros? Hacer que estas señoritas se mantengan bien y haya muchas abejas, con la intención de que nuestros campos sean productivos”, acotó.

Fotos: Carlos Eduardo Ramírez

No sólo son las abejas

En esta zona de montaña a Emily le faltan días para trabajar porque no solo se dedica a la apicultura, produce truchas, tiene un meliconario, un apiario, y siembra lulo y mora, así como también cuida unas vacas y atiende a los visitantes.

“Yo soy mamá soltera. Tengo a mi hija, vivo con mi mamá y vivo con mi abuela. Ahorita mi tío que está acompañándonos, y pues nos vemos en la obligación de trabajar para producir para el hogar, pero yo orgullosamente puedo decir que siendo mujer he podido lograr todo esto, que no hay límites, que cada vez que nos proponemos algo el secreto está en la constancia y en la dedicación. Nada va a ser fácil en la vida. Yo siempre he dicho nada es fácil en la vida, pero si uno se enamora del proceso seguro lo logra. Y así vamos. Gracias a eso lo hemos logrado”, expresó.

 

Fotos: Carlos Eduardo Ramírez

Con la producción de truchas inició una vez regresó a vivir a la finca y ahora la vende preparada al público, como un valor agregado. También se ha dedicado a la siembra de plantas, flores, cactus y orquídeas nativas de la zona, para decorar la finca y para vender a los visitantes.

 

 

Fotos: Carlos Eduardo Ramírez
Fotos: Carlos Eduardo Ramírez
Fotos: Carlos Eduardo Ramírez

 

La finca de los abuelos de Emily también cuenta con una cascada la cual sirve de tratamiento terapéutico para propios y visitantes, a la que le dicen “El Chorrerón”. Los visitantes a este espacio turístico, alivian su estrés y dolores de columna.

“Estuvo una profesora con cuatro hernias en la columna, vino con el propósito de que las lleváramos y entre todos la bajamos cargada. Ella salió maravillada, excelente, diciendo que no le dolía, porque la caída del golpe de la cascada hace que se relaje”.

 

Fotos: Carlos Eduardo Ramírez
Fotos: Carlos Eduardo Ramírez
Fotos: Carlos Eduardo Ramírez

La productora del municipio Rafael Urdaneta, Emily Vera, no ha pensado en salir de Venezuela. Está segura que en tiempos de crisis es cuando más se logran los propósitos. “Yo tengo una frase que siempre le digo a mis amigos, en tiempo de crisis el que persiste y el que resiste es el que se levanta. Decidí quedarme con esa parte que quiero quedarme, quiero luchar. Estoy en un lugar, tengo una hija, tengo una hija de cuatro años, donde mi hija corre por aquí con mucha felicidad, con mucha tranquilidad, la puedo llevar al río, no tengo miedo de nada, no estoy ocupada de nada, no compitiendo un horario, o sea trabajo para mí”, finalizó diciendo.

 

Fotos: Carlos Eduardo Ramírez
Fotos: Carlos Eduardo Ramírez
Fotos: Carlos Eduardo Ramírez
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