Por: José Luis Colmenares Carías
Este artículo se centra en las polaridades que surgen en nuestras conversaciones internas sobre las finanzas y la toma de decisiones, a partir de nuestras complejas relaciones con el dinero.
¿Qué son las polaridades?
Para los fines del artículo definimos las polaridades, en las dinámicas humanas, como la coexistencia de tendencias opuestas dentro de la personalidad. Estas características, ya sean conscientes o inconscientes, no son negativas ni fomentan una visión maniquea de bueno o malo. En cambio, representan un continuo, un proceso que abarca un todo (como una flor o planta) con partes que pueden ser opuestas, pero no contradictorias (María García de Enterría, 2001).
Todos poseemos estos extremos en nuestro interior, pero cuando estamos polarizados, tendemos a identificarnos más con uno de ellos. Es fundamental comprender y llevar a la conciencia estas polaridades para integrarlas, extrayendo de cada polo lo que representa una verdad para nosotros en el presente, con el objetivo de alcanzar un estado de equilibrio. Esto implica que, al enfrentar conflictos internos, debemos gestionar dinámicas que faciliten nuestro flujo emocional y la integración de nuestra energía en la vida.
Un ejemplo de polaridad es el caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, de Robert Louis Stevenson, ilustra esta idea a través de la historia de un científico que separa su lado bueno del lado oscuro, creando a Edward Hyde, una entidad malvada. Cuando no somos capaces de llevar a cabo este proceso interno y no somos conscientes de nuestras polaridades, es crucial buscar apoyo profesional que nos ayude a alcanzar ese equilibrio.
Las polaridades y el dinero
La polaridad en nuestra relación con el dinero está relacionada con creencias y actitudes que generan contradicciones internas en momentos específicos. Estas creencias afectan no solo la manera en que manejamos nuestras finanzas y negocios, sino también en cómo interactuamos con los demás en entornos laborales, sociales, comunitarios y familiares.
Estas contradicciones se reflejan en cómo adquirimos, usamos, gestionamos y administramos el dinero, lo que puede generar emociones que obstaculizan nuestra relación económica y nuestra vida personal. Esto ocurre al no reconocer e integrar “la otra cara de la moneda”. A continuación, se presentan dos ejemplos.
La Dictadura del Dinero: Polaridades y Relaciones Tiranas en la Gestión Financiera
Algunas polaridades pueden llevar a relaciones de “tiranía”, donde una parte actúa como tirano y la otra como víctima. Esto se conoce como “la dictadura del dinero”, donde dentro de nosotros hay un dictador y alguien que está siendo controlado.
Esta polaridad se muestra a través de un control excesivo sobre el dinero, lo que se traduce en una microgestión que limita la toma de decisiones. Esto impide ver otras opciones que podrían permitir una relación más flexible y fomentar iniciativas de bajo riesgo y adecuadas.
Por lo general, estas relaciones se asocian a:
- Una preocupación constante por el dinero (ansiedad).
- Estar abrumados por el control de las finanzas.
- Desarrollar actitudes defensivas por miedo a la escasez.
- Un control rígido que eleva los niveles de estrés.
También pueden surgir sentimientos de culpa al gastar o invertir en cosas necesarias, lo que genera frustración cuando nuestras relaciones no cumplen con las expectativas financieras. Esto puede llevar a resentimientos o envidia hacia quienes tienen una relación más flexible y fluida con el dinero.
Desorden Financiero: La Caótica Relación con el Dinero y su Impacto Emocional
En este caso, se pueden identificar a las personas que tienen una relación caótica y desordenada con el dinero, lo que dificulta una relación funcional. Aplicado a la gestión administrativa, las cuentas son difíciles de auditar y el uso del dinero suele ser irresponsable. Estas personas a menudo tardan en pagar sus deudas.
En cuanto a las emociones relacionadas con estas relaciones caóticas y desordenadas, son similares a las anteriores pero tienen orígenes diferentes.
Conclusiones
La relación con el dinero va más allá de lo financiero; refleja nuestras polaridades internas. Reconocer y equilibrar estas tensiones nos ayuda a tomar decisiones más conscientes, éticas y alineadas con nuestros valores. Metodologías como el Coaching Ontológico y la Terapia Gestalt proporcionan herramientas prácticas para transformar patrones inconscientes con el dinero y mejorar nuestra calidad de vida en todos los aspectos.
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