Escribo a mediados de diciembre de 2017 y todos sabemos que estamos viviendo una situación muy estresante y angustiante debido a la hiperinflación y escasez de productos esenciales.
Ante esa realidad, todo lo que nos pueda relajar mentalmente es beneficioso para la salud y en tal sentido es pertinente recordar las concepciones del filósofo griego Aristóteles (348-322 A. de C.) y el filósofo italiano Santo Tomás de Aquino (aprox. 1225-1274) sobre el humorismo como relajación psicológica.
Aristóteles en su obra ‘Ética a Nicómaco’ utiliza el término ‘eutrapelos’ que significa literalmente ‘girar bien’ para referirse a la persona ocurrente e ingeniosa que bromea con tacto. Aristóteles dice: “Como la vida incluye relajación al igual que actividad, y en la relajación hay ocio y diversión, hay posibilidad de buen gusto en nuestras relaciones sociales, y propiedad en lo que decimos y cómo lo decimos […] Claramente en esto es posible incurrir en exceso o en defecto respecto a un término medio. Las personas que llevan el humor a un exceso son consideradas vulgares bufones. Tratan de ser jocosas a toda costa, y su objetivo es más suscitar risa que hablar con propiedad para evitar hacer daño a la persona que es el blanco de sus chanzas. Pero esos que no pueden decir algo divertido y se ofenden ante los que lo dicen, se piensa que son aburridos y malhumorados. Esos que bromean con tacto, son llamados ingeniosos (‘eutrapelos’), lo cual implica que tienen una gran versatilidad en su ingenio. Porque se piensa que sus ocurrencias son movimientos del carácter, y al igual que en el caso de los movimientos del cuerpo, el carácter es juzgado por sus movimientos” (1). Más adelante dice: “Se piensa que la relajación y diversión son necesarias en la vida” (2).
Posteriormente Santo Tomás de Aquino, en su obra ‘Suma Teológica’ (1266-1273), en la ‘Pregunta 168’, es mucho más explícito sobre la importancia del humorismo para la relajación mental y dice: “Así como el cansancio corporal se alivia con el descanso, el cansancio psicológico se alivia con el descanso del alma. Como hemos explicado al discutir los sentimientos, el placer es descanso para el alma. Y por lo tanto el remedio para el cansancio del alma radica en relajar la tensión del estudio mental y tener algo de placer” (3). Más adelante, Tomás de Aquino señala que la persona que tiene la virtud moral asociada con el buen humorismo es: “Un ‘eutrapelos’, una persona agradable que tiene una disposición feliz de su mente y da a sus palabras y acciones un giro alegre” (4). Más adelante, Tomás de Aquino añade que la persona carente de humorismo actúa ‘contra la razón’ y dice: “Cualquier cosa que entre en conflicto con la razón humana es viciosa. Es contra la razón que una persona sea una carga para los demás porque nunca se muestra agradable o porque mate las bromas, o porque se dedique a aguar el gozo de los demás […] Esos que carecen de una naturaleza juguetona cometen pecado, al igual que esos que nunca dicen algo para que usted sonría, o son gruñones con los que lo dicen” (5).
En otros artículos de la ‘Pregunta 168’, Tomás de Aquino aclara que lo humorístico no puede incluir nada obsceno, injurioso o insolente. Pero con esas advertencias, presenta lo humorístico como una parte valiosa de la vida.
Después de ver estas apreciaciones quizás podemos concluir que todo lo que nos relaje y tonifique mentalmente es muy importante, y uno de los relajantes (no el único) es el humorismo.De hecho, es bien conocido que durante la Segunda Guerra Mundial hubo judíos recluidos en campos de concentración nazis que sobrevivieron gracias a que utilizaron el humorismo como mecanismo de defensa para no quebrarse psicológicamente. NOTAS: (1) Libro IV, Cap. 8, 1128a). (2) Libro IV, Cap. 8, 1128b). (3) Sección 2a2ae, Pregunta 168, Artículo 2, 217). (4) Ibid. (5) Sección 2a2ae, Pregunta 168, Artículo 4, 225-227).