Recientemente fuimos enaltecidos con el Premio Sájarov que principalmente honra la memoria de los 157 venezolanos asesinados por la brutal represión gubernamental durante las protestas pacíficas que se realizaron durante más de 130 días continuos en 2017. El Parlamento Europeo reconoce la valiente e incansable lucha de los venezolanos al otorgarle el Premio Sájarov a la oposición democrática representada en la Asamblea Nacional, la cual tengo el honor de presidir, y a todos los presos políticos que hay en mi país, quisiera que hoy le diéramos un aplauso a quienes nos acompañaron.
Recibimos esta distinción con profundo agradecimiento. Lo acoge todo el país. Lo hace suyo Venezuela entera y unida. Es un reconocimiento para la madre que se priva de alimentos para salvar a sus hijos; para el niño que hurga en la basura intentando saciar el hambre; para el abuelo que muere de mengua por la escasez de medicamentos. Lo recibe también ese joven que hoy emigra desesperado en busca de oportunidades en otras latitudes; el maestro que vence la ceguera ideológica y se aferra a la tarea de formar hombres y mujeres libres. Lo reciben quienes luchan por los derechos humanos y los periodistas que se arriesgan para mostrar una realidad que pretende ser silenciada.
El régimen que ha secuestrado la democracia en mi país instauró el hambre para administrar la miseria. Destruyó el sistema de salud para gestionar la muerte. Expropió miles de empresas para repartir pobreza. Adoctrinó las aulas para ofrecer ignorancia.
La tragedia es evidente y dolorosa. Sólo la soberbia de quienes conciben el poder como una forma de dominación la han desconocido y subestimado, hasta el punto de cerrar las puertas a quienes generosamente nos han ofrecido alivio. ¡Hoy lo reitero: la apertura de la cooperación humanitaria de alimentos y medicinas es una urgente! Es una exigencia que hemos presentando en todas las instancias nacionales e internacionales en las que hemos debatido y alertado sobre nuestra realidad.
Más temprano que tarde, la larga lucha por la dignidad referida por Sájarov, dará sus frutos y nos permitirá reconquistar la libertad. Nos aferramos también a lo que decía don Rómulo Gallegos, nuestro gran literato y expresidente: “El mal es temporal. La verdad y la justicia imperan siempre”.
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