Los apagones, llamados sofisticadamente black out, adquirieron notoriedad cuando New York quedó a oscuras. No recuerdo cuánto tiempo fue; no alcanzó 72 horas. Sin embargo, pasó de todo en la ciudad, mientras no hubo luz. Me impactaron dos cosas particularmente. Las recuerdo como impresionantes: la primera, no circularon los periódicos, y los newyorkinos tomaron conciencia de que, además de ser imprescindibles, las informaciones noticiosas les hacían una falta inimaginable.
La segunda, se incrementó notablemente la natalidad en la ciudad a los 9 meses del apagón, o, 40 semanas. Por definición, la información es un “dato reductor de incertidumbre”. Al no tener informaciones noticiosas, ni por la prensa, tampoco por la radio o televisión, las personas entraron en un alto grado de incertidumbre.
Otras, al no saber qué hacer, aparentemente, ¿se dedicaron al amor? Eso implica la desinformación. El concepto pertenece al ingeniero y matemático Claude Shannon, norteamericano y padre de la Teoría de la Información. Definición ésta que resulta imprescindible para los periodistas. Clarifica una serie de aspectos, focaliza el tema, da seriedad a la información noticiosa y hace más trascendente el uso de la libertad de expresión.
En estos días oscuros -en todos los sentidos- me han dicho algunos angustiados ciudadanos, “¿Se dan cuenta de lo que significa dejarnos sin informaciones noticiosas?”, “¿Saben que incomunicados y aislados la agresión alcanza niveles inauditos?”, “las fake news son un crimen”.
En efecto, se trata de crímenes de lesa humanidad. Al quitar la información, ocurre la desinformación, la incertidumbre. A partir de allí no se sabe si hay riesgos, peligros y demás situaciones fuera de control, el “dato reductor de incertidumbre”, es decir la información, pasa a ser el derecho a la información del que todo ser humano debe disponer para cuidar de sí mismo, de sus seres queridos y de cualquier humano que lo requiera. Las redes sociales han puesto a disposición de los ciudadanos esa maravilla que es la información. Periodistas y comunicadores aportamos la información noticiosa que reduce la incertidumbre, y traduce los sucesos en noticias. El Estado-gobierno debe abstenerse de hacer propaganda. Nada que ver con “reducir la incertidumbre”, la amplía. Después de la oscuridad viene la luz, reaparece la aurora. No hay dudas.
*Profesora UCV