El decano de la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), José Francisco Juárez, sostuvo un encuentro con medios de comunicación durante su visita al campus de Guayana en el que debatió sobre la educación nacional, la experiencia de clases remotas por la pandemia de COVID-19 y el papel de las humanidades en un mundo convulso.
Juárez advierte que el deterioro de la educación afecta directamente al desarrollo del país, y que es necesario entenderlo como sociedad para lograr cambios positivos a partir de políticas públicas en educación claras y definidas.
Según los resultados del Diagnóstico Educativo de Venezuela realizado por el Centro de Innovación Educativa de la Extensión Social de la UCAB, en el país 1,2 millones de estudiantes y 166 mil profesores abandonaron las aulas entre 2018 y 2021.
Para el decano la deserción escolar es la cara más visible de la compleja crisis educativa en la que convergen el abandono de planteles, la falta de servicios públicos, la carencia de salarios dignos, la falta de formación, la ausencia de los programas de alimentación, entre otros.
Que el maestro se vea como un agente realmente valorizado, como un actor con prestancia dentro de la sociedad venezolana, porque el docente está golpeado emocionalmente. La sociedad actual ve al maestro como un héroe, pero nadie quiere ser ese héroe”
A su juicio, para revertir estos daños es necesario que desde el Estado y el Ministerio de Educación se desarrollen políticas públicas en educación de corto, mediano y largo plazo.
Entre las primeras políticas a corto plazo destaca crear un plan de alimentación escolar que esté atado a un plan de financiamiento que garantice su funcionamiento.
“Cuando eso no funciona las familias de menores posibilidades económicas piensan que es un problema tener a sus hijos en las escuelas ya que deben buscar su alimento por lo que los dejan en casa o los ponen a trabajar”, dijo.
Juárez considera como el segundo paso capacitar a los docentes, pues no se trata solo de mejorar sus condiciones salariales, sino que exista un acompañamiento en su formación como profesional permanente y que sea reconocido por la sociedad, inspire a los jóvenes y se entienda que “ser docente es vital en una sociedad, es como un pulmón”.
“Que el maestro se vea como un agente realmente valorizado, como un actor con prestancia dentro de la sociedad venezolana, porque el docente está golpeado emocionalmente. La sociedad actual ve al maestro como un héroe, pero nadie quiere ser ese héroe”, expresó.
Por último considera necesario mejorar la infraestructura de los planteles para que los estudiantes cohabiten en un lugar limpio, seguro, completo, que tenga equipos modernos e internet para potenciar su educación y que a la vez se sienta a gusto asistiendo a su escuela.
La experiencia que dejó la pandemia
La pandemia acrecentó las brechas en el sistema educativo, las clases online del periodo 2020-2021 y los instrumentos empleados para su enseñanza como computadoras, teléfono y tabletas generó una situación de desigualdad social que impactó al 23,7% de estudiantes del sistema público, según un estudio de la Unidad Democrática del Sector Educativo.
Para el educador, este periodo educativo es muy difícil de recuperar ya que, a diferencia de los planteles privados donde hubo una mejor interacción docente-alumno, los colegios públicos fueron los más afectados por la realidad que los arropa.
“Hay procesos cognitivos de acuerdo con la edad que es muy difícil poder recuperar, es decir, lo que no le diste a un niño de siete u ocho años, incluso en su desarrollo, incluso moral, dándole más contenido a los diez años no se puede recuperar. Van a quedar vacíos hasta la educación universitaria”, advirtió.
Indica que es importante que los directivos de instituciones públicas, que conocen la realidad que ha pasado en este tiempo en su institución, organicen planes de formación y acompañamiento a los estudiantes para reducir de alguna manera la brecha. No puede haber borrón y cuenta nueva.
Juárez considera que es el momento coyuntural para que se elaboren proyectos desde las instituciones privadas que apoyen a planteles públicos a través de espacios formativos y de reinserción escolar.
A su vez explicó que los programas de estudio de educación básica y media están desactualizados, los de bachillerato datan de la década de los años 70.
Aunque a finales de los años 90 y en el 2009 hubo unos intentos de actualizarlos, el decano indica que nada ha quedado claro por lo que los profesores y planteles han ido tratando de modernizar los temas obsoletos a su ritmo, pero sin una ruta de trabajo oficial.
Con la experiencia de la pandemia admite que todas las instituciones, incluso las públicas que no tienen infraestructura, deben pensar en un tipo de educación donde la tecnología esté presente. “Si no se hace lo posible por incorporar la tecnología a la educación estoy seguro que esas instituciones educativas y esa sociedad está condenada al fracaso”.
Reestructurar la educación universitaria y técnica
La realidad de las universidades públicas en el país no dista de la de los planteles de educación básica y media. Las altas casas de estudios se están ahogando con reducidos presupuestos originando la deserción de profesores y alumnos.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de la Juventud, desde 2013 hasta 2021 al menos 1.240.000 jóvenes entre 25 a 29 años de edad abandonaron las universidades, ya sea para emigrar, para buscar empleo o porque la casa de estudios no cubría sus necesidades.
Entre las propuestas que el decano ve viable para que los jóvenes retornen o se interesen una formación universitaria está que estas deben dejar de ser islas separadas de la realidad de la educación básica y se deben crear programas que promocionen sus carreras, fortalezcan vínculos, generen interés y expectativas en los próximos bachilleres.
“De esa manera la universidad puede ser un espacio propicio donde se le ofrezcan a los muchachos planes o campamentos de formación en sus carreras y eso hasta daría respuesta a las propias problemáticas regionales (…) Esto ayudaría a que los jóvenes no se sientan desorientados”, comentó.
También ve que es necesario que haya más planes de carreras cortas y productivas para que los estudiantes de cuarto y quinto año puedan salir al campo laboral. “Hay que deslastrarnos de esa visión de que todo el mundo tiene que ser licenciado o doctor, en las sociedades avanzadas eso no pasa”.
Para él la educación media es el espacio ideal para producir, pero se necesita estar alineado con una política económica en la que haya campo laboral. “Y así los muchachos empiezan a ver que hay unas opciones reales cortas que les permitan insertarse y aportar. Al final termina siendo un progreso para sociedad y ayudaría a la situación de deserción media”, afirmó.
Roles y desafíos de la UCAB
Para Juárez, la UCAB cerca de sus 70 años de fundación tiene una madurez que le permite centrarse en el presente con un pie en el futuro y en eso se enfoca su Plan Estratégico 2020-2023 con varios ejes.
Explica que esta casa de estudios se centra en el presente haciendo investigaciones y trabajos que relaten la realidad actual del país y dejen un registro como lo son la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida, el Diagnóstico Educativo de Venezuela, Guayana Sustentable, la Encuesta Nacional de la Juventud, entre otras.
Dijo que en la UCAB se siguen generando planes para fortalecer la excelencia y calidad académica; a raíz de la pandemia están realizando un plan de virtualización que permita sacarle provecho a la tecnología y también se van a continuar las alianzas de internacionalización para que vía online sus estudiantes se formen viendo materias en universidades de Latinoamérica y Europa.
“Estamos en un plan donde hay la posibilidad donde materias de distintas facultades puedan ser vista por los estudiantes, a eso le estamos llamando la trasversalidad curricular. Estamos tratando de flexibilizar el curriculum”, dijo.
Además anunció que otro de los ejes se centra en que casi todas las carreras, tanto de Caracas como de Guayana, han presentado planes de titulaciones cortas que permitan a los estudiantes formarse como técnicos superiores universitarios, para que este proyecto se lleve a cabo solo falta la aprobación del Consejo de Nacional de Universidades del Ministerio de Educación Superior.
Rol de las humanidades en un mundo convulso
En una región donde existe un resurgimiento del totalitarismo, Juárez resalta qué rol juegan las humanidades, es que estas son y seguirán siendo el mecanismo para poder enfrentar o mantener a raya las falsas democracias.
Por ello manifiesta la importancia de una educación que le permita al sujeto ser crítico, creativo, consciente, analista de la complejidad de la realidad para que de esa forma no calle ante las injusticias.
“Eso solo lo hace las humanidades, no hay otra forma (…) En el siglo XX y XXI está claro que las democracias necesitan de personas que puedan sustentar ese modo de vida y cuando tenemos sistemas educativos debilitados es muy fácil que se imponga un totalitarismo”, comentó.
Informó que a nivel mundial cada vez hay más estudiantes en carreras tecnológicas que en humanidades y cree que esto no está mal, solo que hay que revisar hasta dónde están relacionadas “porque entonces tendremos a personas que sepan muy bien de su área, pero sin capacidad de tomar decisiones, que sea un simple dependiente del superior (…) Son un brazo extendido de la máquina, pero ¿qué piensan?”, dijo.
Por último agregó que en una sociedad pospandémica, que cada vez está más preocupada por el mundo online, el rol de las humanidades es formar a seres pensantes y críticos, “la técnica por sí misma es un barco sin brújula”, finalizó.
El retorno de los jubilados al sistema educativo
Este 2022, el periodo escolar inició con una deserción de docentes entre el 50 al 56%, según la Federación Venezolana de Maestros, como paliativo la ministra de Educación, Yelitze Santaella, hizo un llamado para que los docentes jubilados puedan volver a las aulas. Juárez manifestó que el retorno de jubilados a las aulas es una iniciativa loable siempre y cuando se garanticen buenas condiciones de trabajo. “Precisamente las condiciones económicas de los docentes que se van es lo que los empuja a desertar del sistema”, expresó. Pese a que considera que es una buena iniciativa cree que ya está condenada al fracaso ya que este plan no resuelve el problema de fondo que es el bajo salario de los educadores y el poco apoyo en la formación.
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Fuente: Correo del Caroní