Una de las cosas más impactantes es pensar en el papel de las casualidades en la vida de un humano desde que un espermatozoide fecunda un óvulo. En primer lugar, un hombre sano puede emitir hasta unos 500 millones de espermatozoides en una eyaculación, pero solamente uno de ellos fecundará un óvulo. Entonces pensemos en la bajísima probabilidad del espermatozoide exitoso (1 entre 500 millones) y en los millones de posibles personas que nunca nacieron. Además cada espermatozoide es único en su constitución genética. El genetista español-estadounidense Francisco José Ayala (nac. 1934) en su obra: ‘La Teoría de la Evolución’ (1994) lo explica así: “Un individuo humano típico tiene el potencial de producir aproximadamente un número de tipos de gametos diferentes igual a 1 seguido de 605 ceros. Pero ese número es mayor que el número de átomos en el universo que se calcula que es 1 seguido de 76 ceros, que es trivial en comparación. Queda claro, entonces, que toda célula sexual producida por un ser humano es genéticamente diferente de cualquier otra célula sexual, y, por tanto, que no es posible que hayan existido o vayan a existir dos individuos que sean genéticamente idénticos (con la excepción de los gemelos idénticos, los cuales se desarrollan de un solo óvulo fertilizado) (…) Todo individuo representa una configuración genética única que nunca se repetirá” (1).
Entonces por casualidad una persona puede nacer con genes buenos pero también puede nacer con genes perjudiciales. Si una persona nace con genes buenos los tendrá toda su vida, pero si nace con genes perjudiciales, también los tendrá durante toda su vida…¡Es una cuestión de azar durante la fusión de los gametos que luego se hará permanente (necesaria) durante toda la vida de ese ser humano procreado!.
El extraordinario biólogo británico Richard Dawkins (nac. 1941) es uno de los más eminentes evolucionistas darwinistas en el planeta. En su importante obra ‘Destejiendo el Arco Iris’ (1998) analiza el privilegio de vivir. En efecto, cuando Dawkins dice: “ese instante particular nueve meses antes”, se refiere a la fecundación del óvulo por el espermatozoide y la bajísima probabilidad de esa fecundación. .Veamos su bello análisis: “Vamos a morir, y eso nos convierte en afortunados. Muchísimas personas nunca tendrán oportunidad de morir porque nunca habrán nacido. Las personas que podrían haberse encontrado aquí en mi lugar y que nunca verán la luz del día, son más numerosas que los granos de arena de Arabia. Estos fantasmas no nacidos, seguramente incluyen poetas más grandes que Keats y científicos más grandes que Newton. Lo sabemos porque el conjunto de posibles personas que permite nuestro ADN excede con mucho el de personas reales. Entre las incontables posibilidades de personas que podrían haber existido, estamos aquí usted lector y yo, en nuestra medianía (…) Usted debe considerar ese instante particular nueve meses antes de su nacimiento como el momento más decisivo en la suerte de su trayectoria personal. Es el momento en que su conciencia se hizo de golpe trillones de veces más previsible que una fracción de segundo antes. Desde luego, el embrión de usted tuvo que salvar desde que comenzó a existir una multitud de obstáculos. La mayoría de embriones concebidos terminan en un aborto temprano antes de que la madre advierta siquiera que estaban allí, y todos nosotros tenemos la suerte de no haber tenido ese destino (…) el momento en que un espermatozoide particular penetra en un óvulo particular, fue en nuestra percepción retrospectiva privada, un momento de singularidad vertiginosa. Fue entonces cuando las posibilidades en contra de que el lector se convirtiera en una persona disminuyeron desde una cifra astronómica a una cifra sencilla. La lotería se inicia antes de que seamos concebidos. Nuestros padres tuvieron que encontrarse, y la concepción de cada uno de ellos fue tan improbable como la de usted. Y así sucesivamente remontándonos a nuestros cuatro abuelos y a nuestros ocho tatarabuelos, hasta un punto en el que ya no tiene sentido pensar (…) El hilo de eventos históricos del que pende nuestra existencia es tenue hasta el sobresalto (…) Somos unos privilegiados y no sólo por poder gozar de nuestro planeta. Se nos ha concedido la oportunidad de comprender por qué nuestros ojos están abiertos, y por qué ven lo que ven, en el corto tiempo de que disponemos antes de que se cierren para siempre. Aquí me parece, radica la mejor respuesta a esos individuos escasos de mente que siempre andan preguntando qué ‘utilidad’ tiene la ciencia (…) Dentro de algunas décadas deberemos cerrar los ojos ¿Qué manera de invertir nuestro breve tiempo bajo el sol puede ser más noble y esclarecedora que trabajar para comprender el universo y nuestro despertar en él? (…) En otras palabras ¿no es triste irnos a la tumba sin habernos preguntado nunca por qué nacimos? ¿Quién con ese pensamiento no saltaría de la cama ávido de continuar descubriendo el mundo y regocijándose de formar parte del mismo? (2). Un libro de divulgación de conocimientos para jóvenes resume el planteamiento de Dawkins así: “La ciencia ofrece las mejores respuestas al significado de la vida. La ciencia ofrece el privilegio de entender antes de morir por qué naciste” (3).
Es importante referir que John Keats (1795-1821) fue un importante poeta inglés y que Isaac Newton (1642-1727) fue un gran científico inglés que estableció los principios de la física moderna.
Además, muchos óvulos fecundados son perdidos por abortos espontáneos sin que la mujer ni siquiera se dé cuenta. Entonces podemos concluir que usted y yo, y cualquier humano viviente, estamos existiendo gracias a una secuencia de eventos increíblemente improbables. Por eso Dawkins hace referencia a que incontables combinaciones de genes (constituidos por ADN), es decir, incontables posibilidades de personas, jamás existirán porque nunca han nacido. Dawkins es muy modesto cuando dice “estamos usted y yo en nuestra medianía” porque en realidad él, es una verdadera eminencia y ha aportado muchísimo a la divulgación popular de la teoría evolutiva darwinista en todo el planeta…¡Varios autores lo han postulado para el Premio Nobel de Ciencia y sería una gran justicia otorgárselo!!!.
Por otra parte, durante nuestras vidas podemos vivir incontables contingencias sumamente improbables y repentinas.
En realidad los acontecimientos nunca permanecen constantes, sino que se transforman permanentemente. El filósofo griego presocrático Heráclito (aprox. 540-480 A. de C.) está considerado como uno de los más importantes precursores de la dialéctica y él insistía en que todo está en una condición de cambio permanente. Por eso en uno de sus fragmentos dijo: “Todo fluye y nada permanece” y en otro fragmento “Tú no puedes bañarte en el mismo río dos veces”, etc.
Posteriormente el filósofo alemán G.W.F. Hegel (1770-1831) planteó su concepción de la lógica dialéctica. Así, en la parte primera de su ‘Enciclopedia de las Ciencias Filosóficas’ (1830), titulada: ‘La Ciencia de la Lógica’, Hegel dice: “la Dialéctica da expresión a una ley que es sentida en todos los grados de la conciencia, y en general en la experiencia. Todo lo que nos rodea puede ser visto como un caso de la Dialéctica. Nosotros estamos conscientes de que todo lo finito, en vez de ser estable y lo último, es más bien cambiante y transitorio; y esto es exactamente lo que nosotros queremos expresar con la Dialéctica de lo finito, por la cual lo finito, que de manera implícita es otro de lo que es, es forzado más allá de su propio ser inmediato o natural para convertirse repentinamente en su opuesto (…) Todas las cosas, decimos – es decir, el mundo finito como tal – están condenadas a desaparecer; y al decir esto, tenemos una visión de la Dialéctica como el poder universal e irresistible ante el cual nada puede permanecer, sin importar lo seguro y estable que se considere a sí mismo” (4).
En efecto, el filósofo estoico romano L.A. Séneca (4 A. de C.- 65) insistía en la importancia de imaginar continuamente que nos puede suceder lo peor: “Una hora, un instante de tiempo, es suficiente para que se derrumben imperios (…) Por eso debemos visualizar todo tipo de situaciones y fortalecer el espíritu para lidiar con las cosas que pueden suceder. Repite en tu mente: exilio, tortura, guerra, naufragio” (‘Carta Moral a Lucilio número 91’). En pocas palabras: “Dónde te está esperando la muerte es algo que no sabemos. Entonces espérala en cualquier parte” (‘Carta Moral a Lucilio número 26’).
Por eso, toda supuesta grandeza con el tiempo se vuelve nada. El gran poeta inglés Percy Bysshe Shelley (1792-1822) lo expresa en su soneto ‘Ozymandias’ (1817). Ozymandias es el nombre griego para el faraón egipcio Ramsés II que gobernó Egipto entre 1304-1237 A. de C. Veamos un fragmento: “¡Mi nombre es Ozymandias, rey de reyes soy: / Mirad mis obras, poderosos, y que os llene el desespero! / Nada más permanece. Rodeando los despojos / De aquellas colosales ruinas, desnudas y sin límites / Las solitarias y llanas arenas desaparecen de los ojos en el horizonte”.
Algunos autores como el extraordinario poeta persa Omar Khayyam (aprox. 1050-1122) han expresado su perplejidad ante la existencia humana. Este poeta, que además era matemático y astrónomo, publicó varios ‘Rubaiyat’ que eran colecciones de poemas llamados ‘rubai’. Veamos algunos rubai: “La vida es un tablero de ajedrez donde el Hado nos mueve / Cual peones en la partida noches y días / Las mueve, da jaque, mata / Y una por una arroja todas en el cajón de la Nada” (5). En otro rubai dice: “A nadie le pedí la existencia. Por eso me esfuerzo en acoger indiferente cuanto me regala la vida ¿Por qué tendré que irme ignorando a qué debo mi paso por La Tierra?” (rubai 14 en la edición en castellano). En el rubai XXXII de la segunda traducción de Fitzgerald se dice algo similar: “Dentro de este Universo, y sin saber ‘Por Qué’ / Ni de ‘Dónde’, como el Agua que fluye quiera o no quiera / Y al salir de él, como el Viento a lo largo del desierto / Yo no sé ‘Adónde’, soplando quiera o no quiera”.
Todos hemos sentido en algunos momentos que la vida carece de sentido. El dramaturgo inglés William Shakespeare (1564-1616) en su tragedia ‘Macbeth’ (aprox. 1606-1607) presenta al personaje Macbeth diciendo: “La vida no es sino una sombra que pasa, un pobre actor, que se agita y pavonea en la escena a su hora, y no vuelve a oírsele jamás; es un cuento narrado por un idiota, repleto de sonido y furia, que nada significa” (Acto V, Escena V, 24-28). Macbeth expresa eso cuando está derrotado, pero muchas personas lo han sentido aunque no estén abatidas. Asimismo el gran escritor español Miguel de Cervantes (1547-1616) en su obra ‘Don Quijote’ expresa algo parecido en una escena en la cual Don Quijote compara la vida con una comedia, en la cual reyes, pontífices, caballeros, damas, rufianes, embusteros, mercaderes, soldados, desempeñan sus papeles, pero al final mueren y todos quedan igualados en la sepultura. Sancho Panza compara la vida con un juego de ajedrez, en el cual, mientras dura el juego, cada pieza tiene su particular oficio, pero al final del juego todas van a una bolsa que es como ir a la sepultura (Segunda Parte, 1615, Cap. 12)….¿Cuántas veces hemos sentido que la vida de las personas es una extraña comedia en la cual desempeñan papeles que les toca desempeñar por unas circunstancias que son casuales?.
Por otra parte, unas personas pueden nacer por casualidad en el seno de una familia responsable y seria, con suficientes recursos para proporcionarles una buena alimentación, educación académica y educación en valores, etc., mientras otras pueden nacer por casualidad en el seno de familias que no les pueden ofrecer buenas oportunidades en sus vidas. Por eso es tan importante lograr una sociedad que ofrezca igualdad de buenas oportunidades a todos los niños independientemente de la familia en la cual hayan nacido. De manera similar, un joven puede relacionarse casualmente con personas dañadas de la sociedad y eso le puede ocasionar grandes perjuicios para el resto de su vida. Una persona también puede sufrir casualmente un accidente automovilístico o de otro tipo que la marque para toda su vida.
Por otro lado, desde un punto de vista biológico (darwiniano), el sentido de la vida de todos los seres vivos radica en sobrevivir y reproducirse exitosamente. Pero el humano, gracias a su desarrollo cerebral, ha encontrado maneras de disfrutar las relaciones sexuales con anticonceptivos para evitar embarazos. De hecho, actualmente se considera que es una irresponsabilidad que un hombre y una mujer tengan muchos hijos que luego no puedan atender bien. Es decir, el humano puede dominar las casualidades biológicas reproductivas en su vida. Entonces el humano puede desarrollar de una manera consciente su propio sentido de la vida que vaya mucho más allá de lo meramente biológico, y forjar una nueva sociedad para desarrollar todas sus potencialidades creativas como ser humano: artísticas, científicas, intelectuales, físicas, etc.
NOTAS: (1) Cap. IV, Pag. 73 en Francisco J. Ayala (1994) ‘La Teoría de la Evolución’. Ediciones Temas de Hoy. (2) Pags. 1-6 en Richard Dawkins (1998) ‘Unweaving the Rainbow’. Houghton Mifflin Co., Boston (3) Pag. 119 en Elisabeth Foley y Ben Coates (2009) ‘Todo lo que aprendiste en la escuela …y olvidaste más tarde’. Ediciones B, Barcelona, España (edición original en inglés: 2008). (4) Parágrafo 81, pag. 118 en ‘Hegel’s Logic’. Translated by William Wallace with Foreword by J.N. Findlay. Oxford University Press (1975). First published 1873, Second Edition 1892, Third edition 1975. (5) Este rubai es el número LXXIV en la Segunda Traducción al inglés (1868) que hizo el autor inglés Edward Fitzgerald (1809-1883). Pag. 153 en ‘Rubaiyat of Omar Khayyam’ (1996). Quality Paperback Book Club. En la versión castellana de José Gibert este rubai es el número 63 Pags. 42-43 en la edición de Plaza & Janés (1969): ‘Rubaiyat de Omar Kheyyam’. Yo tomé partes de ambas traducciones para la versión que ofrezco.
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