CARTAS | Carta Octava al estado Trujillo | Por: Juancho José Barreto González

 

Estoy en la obligación moral, y lo hago con gusto, de seguir regando el mensaje de mis cartas. Nadie tiene el poder de atajar nuestras vidas, debemos reinventarnos para que las cosas nuestras no sigan siendo estropeadas. Este movimiento naciente y acelerado tiene cabida en la medida que Usted mi querido lector y escucha, permita un sacudimiento anímico, un acto de liberación del modo de ser que hoy prevalece. No soy un mediador entre unos y otros, mi papel, creo, es incidir en la revuelta anímica para llevar a Trujillo a un mejor lugar.

El gobierno y la oposición nos condujeron a una guerra entre nosotros. Los amos del poder saben que mientras estemos divididos y distraídos ellos pueden recomponer el negocio llamado Venezuela. Ambos, al mismo tiempo, se ofrecen como los protectores, como quienes nos pueden salvar de la indolencia de unos y otros. Juegan con nuestras necesidades y temores como si fuésemos hijos incapaces de hacer las cosas a nuestra manera. Fariseos, ladrones e incompetentes se combinan en un trote engañoso para comprarnos como si nuestro valor fuese una bombona de gas o una bolsa de comida cuando unos y otros en tantas décadas de decadencia nos condujeron a este hueco trágico del cual podemos salir si queremos, si le quitamos el poder que usan contra nosotros.

Soy candidato a la gobernación por decisión personal, no por cálculos politicastros. Y esta decisión se mezcla con la de muchos para recomponer el reloj roto de las historia. Animarse, hilar, conectar, reunir para hacer posible que las perezosas agujas se muevan hacia otro tiempo, humano, creativo, directo, sin intermediarios, inventivo y valiente. Arrebatarle el poder al poder para que esté en manos de la gente, así de simple. Ustedes son mis candidatos para esta aventura necesaria, mis consejeros, mis aliados. Yo soy vuestro candidato para abrir caminos, para inventar la llave y abrir la puerta de otra cosa, de otro ámbito, de otra manera de verse sin tropelías ni engaños. La guerra de la división no es nuestra guerra, debemos atajar a los piratas y a los ladrones del dinero y la alegría del pueblo todo.

Esta decisión ya no es mía, es de ustedes, Esta decisión ya cuenta con una forma de hilar y reunir: El Movimiento Casa Libre. Esta casa en construcción tiene un patio central, una sala de encuentro, una forma diversa de encontrarse.

El 15 de abril de los corrientes, una comisión de este movimiento germinado en la esperanza de un pueblo, solicitó formalmente, cumpliendo los requisitos del caso, la asignación de un nombre para recoger las firmas necesarias (cerca de 3 mil) y tener a nuestra disposición una tarjeta propia como instrumento de participación electoral. Pues, decidieron negarnos ese derecho constitucional de participación política. Juegan a la guerra.

Nosotros no jugamos a la guerra bipolar entre unos y otros. Inspiramos la reunión frente a la división. Se equivocan quienes quieren atajarnos. Lo digo de esta manera: En la historia hay momentos especiales y tales momentos merecen respuestas especiales, directas, claras, sin tapujos. Nos vemos obligados a configurar una comisión singular de siete personas para establecer conversaciones con todos aquellos que quieran transitar a la reunión de los trujillanos frente al pillaje, la realidad agresiva y la necesidad de elaborar proyectos de emergencia para salir de este hueco histórico. «La reunión franca nos permitirá esta última mudanza de los trujillanos».

proyectoclaselibre@gmail.com

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