El país está estremecido. La agudización de una crisis que se agrava cotidianamente tiene nombre, pero mundialmente no hay parangón posible. Ella está produciendo extenuaciones que lindan con una suerte de estado de coma, lo que genera una interrogante sin respuestas claras que suponen esa inmensa incertidumbre ¿hacia dónde vamos?
Las cartas sobre la mesa presumen tres caminos:
1.- Que funcione el diálogo de Barbados, haya entendimiento o negociación entre los polos antagonistas y se convoquen elecciones democráticas como lo solicitan los países la Unión Europea, Estados Unidos, Canadá, el Grupo de Lima, incluyendo de alguna manera a Rusia y China.
2.- Qué se aplique el TIAR, recientemente refrendado por la AN, lo que abriría las puertas a una intervención armada extranjera.
3.- Marchar a ese punto indefinido del vacío y de la inercia política que es la nada, donde pueden ocurrir los hechos más descabellados que hayamos conocido en nuestra historia republicana.
¿Adónde vamos?
Por ahora se anuncia que el encuentro de los representantes de los presidentes Maduro y Guaidó, se reanudará esta semana en Barbados prosiguiendo el dialogo de Oslo. El hermetismo impuesto como condición para esas conversaciones da pie a muchas hipótesis que van desde la especie que NM quiere ganar tiempo, hasta la de que es factible la convocatoria de una elección general para mediados del próximo año. Su panorama aparece nublado ante la decisión de la AN de incorporar a Venezuela al TIAR.
La república bajo una administración democrática como la de Rómulo Gallegos se sumó al Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca TIAR, cuando se fundó en 1947, una vez finalizada la II Guerra Mundial. Luego el gobierno renunció al TIAR en la administración de Hugo Chávez el 14 de mayo de 2013 y la Asamblea Nacional, presidida por Juan Guaidó, aprobó el reingreso a la alianza el 23 de julio de 2019, generando una fuerte respuesta de Miraflores.
Nicolás Maduro el sábado en un acto de ascenso de milicianos en la Academia Militar, calificó de inconstitucional e ilegal la decisión írrita de la AN en desacato de aprobar el regreso de Venezuela al TIAR. NM fue más preciso al calificarlo como «un acto degradante, decadente y desgraciado que un venezolano piense en una invasión de ejércitos extranjeros a su propia tierra», por lo que subrayó que se trata de una traición a la patria. A lo cual sumó la decisión del TSJ recordando la sentencia judicial de su sala Constitucional la cual establece que la Asamblea Nacional no tiene la autoridad para tomar decisiones sobre la incorporación del país en algún tratado internacional. Para que no quedaran dudas de su postura remató tajante y amenazador: «Tenemos la justicia, la razón y la fuerza; por eso tenemos patria».
Esa reacción deja en veremos lo que podría suceder en Barbados. Las presiones internacionales contra la postura inflexible de NM se acrecientan, llegando a limites como sindicar en el negocio del narcotráfico a hijos y familiares de su esposa Cilia Flores, algunos de ellos tras las rejas de cárceles en EE. UU o solicitados por la Interpol.
¿Hacia dónde vamos? Es una pregunta de rigor. Si NM mantiene su posición inflexible de que las elecciones presidenciales se hagan en el 2024 y que ahora solo se realizarían las parlamentarias, el juego se tranca, conduciéndonos a ese punto vacío de la inercia que es la nada, donde todo lo descabellado puede ocurrir.
Como decía el muchacho de Rubio: Amanecerá y veremos.