Buenos Aires, 5 dic (EFE).- Un año después de asumir la Presidencia de la República, Javier Milei ha posicionado a Argentina como un faro de la ultraderecha en el mundo, ha forjado alianzas incondicionales con Estados Unidos e Israel, y ha alejado al país de la lucha contra el cambio climático y la Agenda 2030.
«El mundo ha sido sumergido en una oscuridad profunda y exige a gritos ser iluminado, y nosotros podemos y debemos echar esa luz. Argentina puede ser un faro para el mundo, un faro de faros, podemos ser ejemplo para un Occidente que necesita desesperadamente reencontrarse con las ideas de la libertad».
Con estas palabras Milei cerró este miércoles la primera edición de la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC, en inglés) en Buenos Aires, en la que participaron algunos de sus políticos predilectos, como el expresidente brasileño Jair Bolsonaro y el español Santiago Abascal, líder del partido Vox, y durante la cual abogó por una «internacional derechista».
Estas declaraciones, así como la celebración de este evento en Argentina, no sorprendieron a nadie: desde incluso antes de su llegada a la Presidencia, Milei ha expresado su admiración por los principales referentes de la ultraderecha y, a un año de su desembarco en la Casa Rosada, se ha convertido en un destacado miembro del club.
Tras abrazar durante la campaña electoral a figuras como Donald Trump, Elon Musk, Nayib Bukele y Benjamín Netanyahu, su primer viaje como presidente electo fue al Foro de Davos para alertar de que «Occidente esta en peligro» ante al avance del «socialismo empobrecedor», y el segundo a Israel, para reafirmar su apoyo incondicional al Gobierno de Netanyahu.
A estos viajes se suman además siete visitas a Estados Unidos, durante las cuales ha mantenido encuentros con Musk, Trump y otros referentes conservadores, ha asistido a dos ediciones del CPAC y se ha presentado ante la Asamblea General de la ONU como un férreo opositor a la Agenda 2030.
¿’Performance’ o ideología?
“Cuando asume, se da cuenta de que la política exterior es una parte importante, no pensando en Argentina, sino en él, en su imagen internacional y proyección individual. Milei habla de su ‘performance internacional’, no habla del país”, comenta a EFE Federico Merke, director de la Maestría en Política y Economía Internacional de la Universidad de San Andrés y docente del Instituto del Servicio Exterior de la Nación (ISEN), que forma a los diplomáticos argentinos.
Otros, como Ariel Levaggi, director del Centro de Estudios Internacionales de la Universidad Católica Argentina, consideran que la inclinación ideológica es esperable: “En la visión libertaria, Estados Unidos es el país que promueve la democracia, la libertad y los derechos humanos a nivel global. En términos de intereses concretos, hay una búsqueda de apoyo para flexibilizar ciertas posiciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) y acceder a la confianza de Wall Street”.
El FMI es el principal acreedor de Argentina, entidad con la que mantiene un acuerdo para refinanciar préstamos por valor de 45.000 millones de dólares concedidos en 2018, durante el Gobierno conservador de Mauricio Macri.
Levaggi, también coordinador del comité dedicado a EE.UU. en el Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI), destaca además la decisión de Milei de renunciar, en base a su enemistad ideológica con Rusia y China, a la incorporación de Argentina a los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), un grupo de economías emergentes que se han unido para promover la cooperación económica, política y social.
Merke, por su lado, considera que Milei ha apostado por la «línea dura» al aliarse de forma incondicional con Washington y pone como ejemplo de esta postura el reciente cese de la canciller Diana Mondino después de que Argentina votara contra el bloqueo económico de Estados Unidos a Cuba.
“Mondino descansó en el conocimiento y la información que le trasladó el personal de la Cancillería argentina, donde la postura histórica es la condena. Además, desde una perspectiva libertaria, estar a favor de un bloqueo comercial es una contradicción”, agrega.
Agenda climática “afuera”
“No cuenten con nosotros”, fue la frase de cabecera de Milei durante su intervención en la cumbre del G20 en Río de Janeiro, pese a que dio su visto bueno al documento final con observaciones en todos los puntos relacionados con los objetivos de Desarrollo Sostenible propuestos por la ONU.
El presidente argentino hizo campaña y ganó las elecciones denostando la Agenda 2030 y la crisis climática, al asumir el cargo redujo el Ministerio de Ambiente a una Subsecretaría y a mediados de noviembre retiró a su delegación de la COP29, que se estaba celebrando en Bakú.
“Para Milei, el cambio climático es un fenómeno que obedece a un ciclo natural y, por lo tanto, no tenía mucho sentido invertir esfuerzos estatales en transición o regulación energética”, concluye Merke.
Augusto Morel
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