Ernesto Rodríguez (ernestorodri49@gmail.com)
Cuando escuchamos las obras de grandes compositores musicales nos remontamos a dimensiones maravillosas y nos imaginamos que vivieron sin problemas. No obstante una de las cosas más impactantes es conocer en detalle la vida personal de varios de ellos porque sufrieron grandes tragedias.
Los datos los he tomado principalmente de la obra del erudito español Fernando Argenta (1945-2013) titulada: ‘Los Clásicos También Pecan. La vida íntima de los grandes músicos’ (2010, Edit. Plaza & Janés) y todas las referencias de páginas entre paréntesis se refieren a ésta obra. El gran compositor ruso Piotr I. Tchaikovsky (1840-1893) era homosexual y sufrió mucho por eso. En su época había mucha intolerancia y era depresivo y “su personalidad estaba determinada, por una parte por su homosexualidad y, por otra, por su carácter, mezcla de inseguridad, nerviosismo, hipocondría, neurosis, sobrecarga emocional, rechazo y casi terror hacia la vida social y el contacto con la gente” (Pag. 393). En efecto, desde muy joven sintió su inclinación homosexual y tuvo varias experiencias con jóvenes de su misma condición en el Conservatorio de San Petersburgo desde 1862 hasta 1865 cuando se desplazó a Moscú. Luego, para aplacar las dudas y angustias de sus padres, se casó con Antonina Ivanovna Miliukova en 1877. Pero Tchaikovsky en sus cartas íntimas expresaba que le repugnaba el cuerpo de una mujer y el matrimonio fracasó. El caso es que hay dos versiones sobre su muerte temprana a los 52 años. La ‘versión oficial’ tradicional es que bebió agua contaminada con cólera y falleció. Pero Argenta señala: “¿Cómo pudo cometer Tchaikovsky la insensatez de beber aquel vaso de agua sin hervir teniendo pavor a la muerte y cuando había visto los padecimientos de su madre muerta también por la misma enfermedad? La respuesta más lógica es que lo hizo a propósito, con el fin de terminar con su vida” (Pag. 432).
No obstante, hay otra versión mucho más trágica. Alexandra Orlova es una experta en la vida y obra de Tchaikovsky y ahora su versión es bastante aceptada. Tchaikovsky tuvo un enredo amoroso con Alexander Vladimirovich, joven de 18 años que era sobrino del Conde Alexei Alesandrovich Stenbok-Fermor que era muy cercano al Zar de Rusia. Cuando el Conde se enteró escribió al poderoso Zar y acusó a Tchaikovsky de homosexual y pervertidor de jóvenes, lo cual en la Rusia de esa época implicaba un campo de concentración en Siberia o la condena a muerte. Entonces Tchaikovsky fue presionado por sus propios amigos homosexuales para que se suicidara antes de padecer las terribles sanciones y también para que no se pudiera descubrir que ellos habían sido sus amantes (Pags. 432-433). Como dice Argenta: “Hay que pensar lo que debió de significar aquello para Tchaikovsky, ya de por sí frágil, hipersensible, proclive a la amargura y depresión” (Pag. 434).
Otro caso es el del gran compositor alemán Johannes Brahms (1833-1897) que desde su infancia tocó el piano en los burdeles de Hamburgo y fue muy consentido por las prostitutas. En uno de sus escritos Brahms expresó: “Al menos esas criaturas tienen buen corazón, son afectuosas y buenas, que es más de lo que puede decirse de otras muchas de mejor reputación” (Pag. 379). El hecho cierto es que Brahms varias veces en su vida tuvo amores con diversas mujeres y estuvo a punto de casarse, pero por razones que nunca conoceremos, en el último momento se negaba y volvía a su vida en los burdeles. Argenta dice: “Es bastante posible (…) que sus problemas sexuales, que sin duda le impidieron casarse, tuvieron su origen en esos primeros contactos con las señoras de aquellas tabernas” (Pag. 389).
En fin, ambos compositores tuvieron vidas sexuales problemáticas.
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