Es el comienzo del año 1820, ya el pueblo de casas con paredes de tierra y techos de palma tiene nombre, es “Valera”, nombre tomado quizás del patronímico de don Marcos Valera, primer pisatario de esta tierra, cuando en el año 1595, el teniente de justicia don Diego de Osorio dio en gracia según documento que se encuentra en los archivos de Escuque; o podría ser lo dicho por aquel sacerdote que en aquellos años visitando el lugar profetizó, que allí se construiría con el tiempo un pueblo y que valdría por su importancia, o bien Valera’ como él lo dijo.
Para el año 1790 en el lugar que hoy ocupa la ciudad, solo había ranchos de paja con solares sembrados de plátanos, cambures, maíz, yuca y otros cultivos de las primeras familias asentadas allí, como fueron: los Terán, Díaz, Valera, Salas, Briceño, Labastidas, Montilla, Hernández, Carrasquero Mejía y otros. En ese mismo lugar existió una finca llamada Santa Rita de Domingo del Rosario, Ojeda y fue vendida a doña Valentina Mejías de Díaz, madre de Mercedes y Luisa Díaz; de la parte que le correspondió a doña Mercedes Díaz, donó 100 varas en cuadro para construir una iglesia, cuya donación la hizo de palabra a su fallecimiento el 25 de agosto de 1818, y posteriormente los herederos la ratificaron mediante una escritura; de la parte que le correspondió Luisa Díaz, donó 295 varas, y encomendó al Dr. Gabriel Briceño de la Torre, para vender solares y el producto de la venta para la construcción de la iglesia. En el año de 1819 se comienza la mensura para delinear las calles y el lugar para la construcción de la primera iglesia la cual era de paredes de tierra y techo de palma.
Este de febrero se cumplen 199 años, cuando el Dr. Rafael Lasso de la Vega, obispo de esta Diócesis, fijó los límites de la parroquia eclesiástica de San Juan Bautista de Valera, según documento insertado en el Libro Segundo de Bautizos de Valera en el año 1833 a 1845. Así comienza a desarrollarse el pueblo con la llegada de nuevos vecinos y extranjeros como fueron los italianos y portugueses, se construyen nuevas casas con techos de tejas y paredes de bloque; así creció la ciudad, hoy van desapareciendo los techos rojos para dar paso a las nuevas construcciones; en fin, podemos reafirmar que Valera no tuvo fundación solo formación.