Volvimos a los arreos de mulas y burros

 Resulta muy grato recordar momentos viejos  de nuestra Venezuela Rural; aquella de los “arreos de mulas y burritos”, los caminos de recuas, los pasos de costumbre, canjilones, laderas y caminos de costumbre;  sin embargo ante la escasez severa de gasolina, la falta de alimentos y la peladera general del pueblo, muchos han decidido retornar a este tipo de actividad, ya olvidada y no practicada en este tiempo, pero que es una muy útil alternativa.

La carga en el lomo de su burrito y él a pie, este joven lleva sus productos al mercado de Valera.

 

 

Muy cierto es que en los pesebres venezolanos, elaborados con mucho orgullo en cada uno de nuestros hogares en esta época navideña, es inadmisible la ausencia de la mula y el buey en la escena del nacimiento de Jesús, como tampoco la de los caballos en los que guiados por la estrella de Belén, llegarán al niño Dios los reyes magos cargados de regalos.

Al huir a Egipto, debido a la persecución de Herodes a los recién nacidos, José emplearía un burro para recorrer el arenoso y desolado territorio hasta alcanzar el Nilo y llevar a su esposa María a una zona segura, lejos de esta amenaza contra la vida del Santo Niño y su Inmaculada Mamá.

Y luego en su adultez, tras predicar el Evangelio y la Salvación por medio de la fe en Dios, un Domingo de Ramos (Pascua Judía), Jesús entró triunfante  a Jerusalén sobre el lomo de un burrito, tal como lo habían pronosticado los profetas.

Tales referencias bíblicas sin embargo contribuyen poco a esclarecer la época de aparición del carro o carreta de ruedas tirado por caballos, mulas, asnos o bueyes, aunque algunos estiman que esto ocurrió cuatro mil años antes de Cristo, pero que todavía conserva su vigencia y de qué manera.

 

Los venezolanos y esencialmente los trujillanos volvimos a los arreos de mulas y burros.

 

La Venezuela equina abre sus brazos

La introducción de las especies equinas en nuestro país se produjo con las primeras entradas y fundaciones española, valioso auxiliar del proceso de conquista y luego independencia de nuestra patria y del continente americano.

Existe también una anécdota de Simón Bolívar niño, la cual refiere que su tutor, José Sáenz, le habría expresado mientras cabalgaban juntos, Sáenz en un caballo y Bolívar en burro: «Me temo que usted nunca será un buen jinete”, ante lo cual el infante y posterior Libertador respondería: «Como voy a ser un buen jinete, montando un burro demasiado débil hasta para cargar leña».

 

Volveremos a obligatoria época rural

Los asnos o burros – dicen los historiadores- aparecieron en la geografía venezolana como refuerzos del papel estelar inicial del caballo, producto sofisticado de exportación restringida por la Corona que lo tuvo como arma de sus empresas guerreras además de instrumento de trabajo y medio de transporte.

De ahí que no exista estampa asociada a nuestro pasado, donde el burro deje de figurar como medio de transporte.  En arrieros o parte del paisaje en los pocos momentos de reposo que se le dispensaban, o todavía se les concede, pues no es que falte como medio indispensable en las tareas propias en las zonas rurales o semi rurales de la actual Venezuela,  cuyo parque automotor suma cifra cercana a las seis millones de unidades.

Ese grueso de  unidades automotoras, se ha visto perjudicado en gran forma, motivado a la severa y casi total escasez de gasolina, combustible indispensable para la movilización del “parque automotor nacional”, además de la ausencia de otro olvidado del petróleo; el gas-oil, utilizado mayormente en el transporte masivo o de carga pesada (autobuses, camiones, cavas y gandolas).

En el estado Trujillo, región caracterizada por ser una zona montañosa y también provista de llanuras y zona costera, es muy importante contar con un vehículo para el traslado, especialmente para los cientos y cientos de personas que acuden diariamente a sus trabajos, desde obreros, educadores, médicos, enfermeras (os), comerciantes, empleados públicos, gente de empresas, medios de comunicación, comercio, industria, instituciones de seguridad etc.

 

De continuar el retroceso en nuestro país, no sería extraño que en los próximos años esto fuera un terminal de pasajeros.

Alternativas de solución ante la especulación

La crisis de la escasez de la gasolina, aunada al encierro o confinamiento obligado por la pandemia del Covid-19 a que nos tiene sometidos el gobierno, nos está llevando a que las personas que no perciben ingresos para la manutención de sus respectivos hogares (la gran mayoría), tenga que apelar a la épica de llevar productos para la venta, o salir a comprar los alimentos y buscar desesperadamente la manera de sobrevivir para llevar la “papa” a sus casas.

Es allí donde muchos trabajadores, especialmente padres de familia y campesinos, deciden buscarse un burrito sano para poder cargarlo y de esta manera emprender largos trechos para llegar a los lugares de compra-venta, esencialmente los mercados populares.

Ya es común observar  por las calles y avenidas de ciudades como Valera, Trujillo, Sabana de Mendoza, Boconó, Pampán, Monay, Carvajal, Motatán y Escuque, los casi olvidados “arreos de mula” o burritos de carga y a sus dueños caminar con ellos como una pareja “casada con la responsabilidad del trabajo”.

En otros pueblos de nuestros valles Altos y el Eje Panamericano, que todavía conservan sus tradiciones ancestrales, no es tan extraña esta situación, sin embargo al referir las bellas épocas de la Venezuela rural, donde los llamados caminos de recuas, pasos de servidumbre , caminos reales y pasos de costumbre, eran nuestras principales referencias del para la utilización del transporte terrestre.

A eso precisamente nos está conduciendo esta pavorosa crisis y escasez del ansiado combustible, el cual se ha convertido una pesadilla para los transportistas y conductores de vehículos particulares, mientras por otro lado representa el verdadero “paraíso económico” para los especuladores que venden el producto en dólares, léase algunos efectivos de la Guardia Nacional y bomberos que atiende en las estaciones de combustible.

La “guinda” de este pastel, sería que ahora salga un improvisado defensor del gobierno a decir que: “Es necesario rescatar nuestra historia,  por eso recomendamos volver a los burritos por ser los “vehículos” menos contaminantes”.

Así mismito lo hizo alguien en fecha reciente, cuando expresó a través de los medios de comunicación, que:  “ la utilización de las cocinas eléctricas estaba influyendo notablemente en las fallas de energía eléctrica y los apagones que se producen a diario”….Me pregunto entonces ¿Qué será de la vida de la iguana que mordió el cable en El Guri?. ¡ Cosas veredes Sancho!.

 

 

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