Por: Jorge Rosell y Jorge Euclides Ramírez
Los demócratas venezolanos hemos aceptado, asumido, promovido y proclamado que la vía electoral es la única salida, lo cual más que una opción es el desiderátum de una realidad escrita a fuego, dolor y muerte. Enfocados en esta esperanza aguardamos como Penélope que la dirigencia política de los partidos que apoyamos nos digan cuando regresaran a Ítaca con el trofeo de unas elecciones libres, transparentes y observadas por la comunidad internacional.
A ese anuncio estamos aferrados y hemos puesto en las negociaciones de México el resto de fuerzas políticas que nos quedan y como respuestas hemos recibido dosis de ilusión por cuentagotas, porque en verdad no sentimos que cómo oposición tengamos el suficiente poder concreto para obligar al régimen a pactar unas elecciones limpias con garantías suficientes para hacer valer la voluntad popular.
Y en este tejer el manto, volverlo a destejer y esperar que nuestros dirigentes logren vencer los embrujos de gigantes y magos desconocidos que proliferan en salones de lujosos hoteles donde se decide nuestra suerte como país, comienza ya a sembrarse entre nosotros la sensación de un Deja Vu que atormenta la intimidad de las reflexiones y asfixia los espacios del cuello a la nariz que ha dejado el desespero creciente e implacable.
Muy poco interés muestra el régimen de Nicolás Maduro en sentarse a negociar elecciones, pone condiciones indecorosas y alarga el tiempo de las reuniones, recibe emisarios de Estados Unidos y logra alivio de sanciones a cambio de nada. Unas sanciones que al parecer poco le mortifican porque Venezuela vive una burbuja económica que aprovecha un diez por ciento de la población y distrae al resto sin que el drama de un pueblo hambriento y víctima de enfermedades originadas por esta misma miseria, logre conmover a las democracias del mundo, al parecer obstinadas de vernos repetir el vodevil de participar en elecciones que perdemos debido a la desunión.
Este análisis es duro, lo sabemos y lo asumimos como un hara kiri que nos permita acabar con dignidad este esquema de complacencia hacia los partidos políticos y podamos renacer a una nueva etapa donde los sectores independientes que integran la Sociedad Civil asuman roles de vanguardia ,sin el tutelaje que han impuesto las organizaciones quienes ahora integran la plataforma unitaria, organizaciones que son entrañables para nosotros pero que están obligadas a redimirse de equívocos dando el paso a soluciones que emerjan de la sociedad y no de los acuerdos que entre ellos hacen.
Parte de este cambio de actitud tiene que ver con la forma de encarar las negociaciones, las cuales como van ahora parecen el Lecho de Procusto donde el gobierno de Maduro acomoda y estira situaciones y condiciones para que todo favorezca sus planes de alargar indefinidamente los encuentros formales, para que a última hora y con premura la oposición acepte míseras concesiones, tiradas a la mesa con tono de toma o déjalo porque tú no tienes fuerza para pedir más.
Entonces, en estos momentos, ahora y no más tarde, es cuando los partidos deben fortalecer las opciones democráticas mediante un real y honesto esfuerzo de acoplarse con el resto de la sociedad a través de sus instancias de vanguardia, que las hay y están trabajando a diario sobre el drama humanitario que diezma a un noventa por ciento de la población.
Los independientes que conformamos el Movimiento DECODE estamos dispuestos a integrar equipos de trabajo junto a los partidos, hemos propuesto y lo seguiremos haciendo estrategias y objetivos con miras al 2024. Tenemos puesta nuestra voluntad en hacer el esfuerzo necesario para transitar un mismo camino para el rescate de la institucionalidad democrática.
Defender la Constitución y la Democracia es tarea de todos y en cada paso que se dé en este sentido estaremos presentes, por ello estuvimos en la instalación de la plataforma unitaria en Lara. Esperamos que el cambio de actitud ofrecido sea real y conectado con las expectativas de una sociedad que actualmente reclama con urgencia un verdadero desprendimiento republicano por parte de la dirigencia partidista. Eso esperamos y confiamos que así sea.
Jorge Rosell y Jorge Euclides Ramírez