Dirigentes de las FARC aseguraron que no regresarán a las armas y que continuarán su actividad política, aunque existe el temor de que los cambios que haga el próximo Gobierno lleven a la violencia
El triunfo del derechista Iván Duque en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Colombia abre una etapa de incertidumbre en los procesos de paz emprendidos por el presidente saliente Juan Manuel Santos con la ex guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), que aún sigue alzado en armas.
Duque, del partido Centro Democrático,fue elegido con el apoyo del ex presidente Álvaro Uribe, el máximo líder de ese colectivo de derecha radical que durante los ocho años de mandato de Santos fue la principal fuerza de oposición, especialmente por el manejo que le dio al tema del conflicto armado que afecta al país desde 1964, aseguró DPA.
Santos abogó desde el inicio de su gestión, en 2010, por una salida pacífica al conflicto más antiguo de la región y en 2016 logró lo que parecía imposible: el desarme y desmovilización de unos 7.000 miembros de las FARC.
Convertido ahora en el partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC), el otrora grupo guerrillero participa en la actividad política legal y elogia a Santos por haber firmado la paz, pero le critica el retraso en la implementación de algunos puntos del acuerdo.
El futuro presidente de Colombia advirtió durante la campaña que hará modificaciones al acuerdo de paz, principalmente en los puntos sobre la aplicación de justicia a los exguerrilleros.
Dichos cambios pueden ocasionar grandes problemas a la implementación del acuerdo, aunque de todas formas Duque tiene una postura más moderada frente a la de algunos dirigentes de su partido que recomiendan desconocer de plano el pacto de paz.
Santos ha afirmado que los cambios no pueden ser profundos porque ya tienen un blindaje constitucional, en tanto que quienes dicen que el texto se debe mantener como fue firmado aseguran que el acuerdo compromete al Estado en su conjunto y no puede estar sometido al vaivén de un cambio de Gobierno.
«Nosotros creemos que el acuerdo está blindado. Pero no solamente el Gobierno, también la Corte Constitucional y la comunidad internacional. La propia Corte Constitucional en un fallo dijo que los próximos tres Gobiernos no podrán expedir leyes o tomar decisiones que vayan en contra de los acuerdos», dijo Santos en una entrevista en mayo pasado.
Para el académico y experto en derecho constitucional Juan Manuel Charry, Duque seguramente presidirá un Gobierno moderado, aunque frente al acuerdo de paz hay incertidumbre por los cambios que pueda promover.
«Para Duque es muy difícil desconocer los acuerdos de paz, pues la Corte Constitucional ya dijo que algunos aspectos son irreversibles, como la amnistía y el indulto, pero en puntos neurálgicos podría haber modificaciones fuertes», dijo Charry.
Con todo, los dirigentes de las FARC han asegurado que no regresarán a las armas y que continuarán su actividad política, aunque existe el temor de que los cambios que haga el próximo Gobierno lleven a algunos antiguos mandos bajos del grupo a retornar a la clandestinidad.
Otro frente en el que también se abren interrogantes es en el proceso de paz con el ELN, que empezó en febrero del año pasado en Ecuador y hace poco se trasladó a Cuba, donde se efectuaron las negociaciones con las FARC.
Duque ya anticipó que condicionará la continuación del diálogo a que el ELN acepte concentrar a todos sus miembros, alrededor de 1.500, en sitios específicos.
Se debe esperar a que Duque jure como Presidente y formalice su exigencia, pero se presume que la condición no caerá bien en el ELN, al que varios observadores consideran como un grupo históricamente más radical que las FARC.
Delegados del Gobierno de Uribe (2002-2010) tuvieron en el pasado contactos con el ELN que avanzaron en varios puntos en la agenda, pero el proceso de paz fracasó cuando se le planteó al grupo una exigencia idéntica para concentrar a sus miembros.
Por ahora se abre un compás de espera que mantendrá a los colombianos a la expectativa hasta el inicio del Gobierno de derecha radical.
Con Información : DPA