VENEZUELA: Otra mirada de las Elecciones | Por: Nelson Pineda Prada*

 

Las elecciones del pasado 21 de noviembre de 2021, realizadas en la República Bolivariana de Venezuela, corroboraron, una vez más, que los ojos del mundo están puestos sobre la patria de Bolívar.

Algunas lecturas que se han hecho, sobre los resultados de las mismas, me han recordado la extraordinaria novela de Lewis Carroll: Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas, ya que, no pocas de ellas, están envueltas en un hálito de fantasías. Fantasías a las cuales Charles Lutwidge Dodson, nombre verdadero de su autor, supo darle sentido lógico dada su condición de matemático.

La mayoría de ellas le otorgan, como razón fundamental, como su mainstream, un fuerte énfasis empirista y cuantitativo; así como también, se denota en ellos, una muy marcada propensión a privilegiar las teorías de la elección racional, alejándose, de tal manera, de las razones políticas presentes en dicho acto electoral, lo que les impide verlo y analizarlo desde una perspectiva politológica.

Por lo que, conscientemente o no, se asiste a un creciente proceso de “americanización” del análisis político. Se pretende que las matemáticas y la estadística sustituyan al pueblo elector como sujeto fundamental en el análisis político. La teoría política es, de tal manera, relegada a un rol secundario, cuando no excluida. Con lo cual se le despoja del “espíritu crítico” que debe tener todo análisis sociopolítico, como acto humano y como hecho social. En otras palabras, estamos en presencia de una visión tecnocrática del acto electoral.

Se obvia, y esto me parece lo más preocupante, que desde el año 1999 Venezuela vive un proceso político atípico. Con aciertos y desaciertos; con avances y retrocesos; con éxitos y fracasos; con defectos y virtudes; pero, con la mirada puesta en la necesidad de ver las cosas de una manera distinta, en la búsqueda permanente de  una sociedad alternativa.

Sociedad alternativa inundada de esperanzas. Con sus maravillas como el país de Alicia. Pero, maravillas que son vistas desde una perspectiva distinta. Que ve y entiende que hay una Venezuela y un mundo diferentes, llenos de expectativas por los cambios y emergencia de nuevas realidades económicas, políticas y sociales a las impuestas por las potencias occidentales, hasta ayer hegemónicas. Nueva realidad que obliga a pensar y a actuar, dentro de esa Venezuela y de ese mundo, de una manera diferente a como ha venido haciéndose.

Nuestra reflexión, entonces, nos dice que el estudio y análisis de los resultados electorales del pasado 21 de noviembre en Venezuela, tiene que hacerse más allá de cuántas gobernaciones o alcaldías se ganaron; de cuántos votos se obtuvo y de cuántos se habrían podido obtener. Y, no es que estos datos no sean importantes para el mismo, sino que, vistos separadamente del contexto sociopolítico que hoy vivimos, y el que queremos edificar,  son incompletos, pierden su importancia.

Por ello, se les despoja de su potencial analítico. Se les convierte en un fetiche al creer que ellos, por sí mismos, conducen a la comprensión de dicho resultado. Se asume frente a ellos una postura cientificista. Son la verdad verdadera porque las matemáticas y la estadística son “infalibles”.

Tal vez sea por nuestra condición de historiadores que, frente a los datos sobre los hechos sociales, tenemos la manía, la costumbre de dialogar con ellos, de interrogarlos; solo así podemos saber de qué están hechos y por qué ocurrieron de una determinada manera.

 

*Profesor Titular Jubilado de la Universidad de Los Andes.

  Ex-Embajador en Paraguay, OEA y Costa Rica.

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