Venezuela convertida en un fogón | Por: José Antonio Román G.

 

«Los seres más mediocres pueden ser grandes solo por lo que destruyen
François Maurial

Hemos retrocedido cien años, el país está destartalado y destruido. Los problemas son ingentes. No hay agua, luz, gasolina, gas doméstico, transporte, escuelas, el sistema de salud es un caos, hospitales sin insumos, bolívares que valgan algo (-00000000), la Empresa Privada quebrada. Recordemos las cocinas de aquella época, de leña, el fogón prendido las 24 horas y encima del mismo una parrilla para ahumar la carne y otros productos, para conservarlos, pues una nevera era muy costosa y no fácil de conseguir, luego vinieron las cocinas de kerosene y años después las de gas (gasplan, vocablo muy trujillano),una pipa de 200 litros de kerosene costaba Bs 16 y uno de los vendedores fue el recordado Alejandro Barroeta(+) y su chofer era «a» la vaca (no recuerdo su nombre). Hoy día eso fue superado, pero afrontamos la falta de gas doméstico a nivel nacional. La Refinería de Jose, Estado Anzoátegui, ha colapsado y tan sencillo como eso, «no hay gas» y hemos regresado al fogón, con sus tres topias y a buscar leña de guamo, que no echa humo y, el precio lo piden en dólares, como si fuera fácil conseguirlos, a pesar de que es la moneda que más circula en el país, el signo monetario venezolano (1879) no existe además que no tiene ningún valor, aunado a esto está el salario más irrisorio del planeta, menos de 4 dólares/mes. A todo esto se le agregan todas las necesidades que afrontamos diariamente. Se va al mercado con los churupos en las «marusas» y lo comprado en la cartera; situación que jamás pensamos que iba a suceder. Padecemos lo que al principio del artículo anotamos y que tienden a agravarse, pues no se vislumbra en el horizonte alguna mejoría al contrario está cada día peor y difícil. Con frecuencia vemos niños mendigando un trozo de pan para mitigar el hambre o metidos en la basura buscando algo que comer, padres que se quitan el bocado de la boca para dárselo sus hijos, cuantos se acuestan sin probar algo en el día, otros que si hoy hacen una ración, no saben cuando lo volverán a repetir. Estamos mal y vamos peor

 

José Antonio Román G.

Romanera2000@hotmail.com

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