Este poeta ejerció la diplomacia en tiempos de la democracia e hizo sus aportes a Venezuela, a través del afianzamiento de las relaciones culturales de varias naciones europeas con nuestro país.
Había nacido un 8 de noviembre de 1912 en Valencia. Estado Carabobo y falleció en 1975 en la isla de Palma de Mallorca, España, tras ejercer el consulado de Venezuela en ese territorio con muchos aciertos que incrementaron los vínculos culturales entre ambas naciones.
Antes se desempeñó en funciones diplomáticas en París, Francia y Hamburgo, Alemania, siempre ofreciendo sus experiencias al servicio exterior y divulgando lo mejor de la cultura venezolana a otras latitudes; los intercambios de delegaciones de artistas se hicieron frecuentes y Venezuela tuvo en el poeta Otto D’ Sola a un digno representante diplomático.
D’ Sola provenía del prestigioso grupo literario «Viernes» que lideraba otro poeta y diplomático Vicente Gerbasi e integraban Ángel Miguel Queremel, Pascual Venegas Filardo, Fernando Álvarez, José Ramón Heredia, Pablo Rojas Guardia, entre otros escritores, que en su mayoría fueron incorporados al servicio exterior venezolano, una sana política de la que se olvidó la Cancillería.
Entre los libros de poemas que publicó Otto D’ Sola destacan Acento, Caracas, 1935; Presencias, Caracas, 1938; De la soledad y las visiones, Caracas, 1940; El viajero mortal, Caracas, 1943; En este nuevo mundo, Caracas, 1948, traducido al francés por el poeta franco-venezolano Robert Ganzo y circuló en París bajo el título En ce nouveau monde, en 1948; El desterrado en el océano, Oslo, Noruega, 1952; Al pie de la vida, Oslo, Noruega, 1954; En los cuatro siglos de Valencia, ediciones del Ateneo de Valencia, 1957; El árbol del paraíso, París, 1961; Un libro para el viento, Palma de Mallorca, 1968; mientras llega el futuro, Palma de Mallorca, 1970.
El poeta y crítico José Ramón Medina, afirmó a propósito de la obra de Otto D ‘ Sola «Vigilante incansable de una vocación que los años ha fortalecido con elementos valiosos, ha pasado insensiblemente de la nota surrealista, melancólica y tierna de sus primeros tiempos, muy cercano al mundo de las evocaciones elegiacas, de la poesía alemana que estuvo en sus preferencias literarias, a una más precisa, casi directa expresión de la realidad geográfica anímica del ámbito americano».
Robert Ganzo, lo consideró siempre uno los poetas más relevantes de Venezuela, quizá por el influjo en sus primeros libros de la fulgurante poesía surrealista francesa, como tal lo tradujo al idioma de Breton y Baudelaire.
Uno de sus poemas de 1968, que aparece en Un libro para el viento, celebra la vida «Otras cosas te esperan en la tierra/mejor que esos divanes escondidos/ para mirar ciudades que no existen/ ésta casa en que vivo, y en su mesa/ el pan, el vino, el sol, la alegría/ de verte/.
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