Valores democráticos | Miguel Otero Silva | Por: Ramón Rivasaez 

 

El poeta, novelista, periodista y dramaturgo Miguel Otero Silva, nació en Barcelona, Estado Anzoátegui el 26 de octubre de 1908 y falleció en Caracas el 28 de agosto de 1985, luego de participar en revueltas estudiantiles, sublevaciónes a tiranías militares, inicialmente contra Juan Vicente Gómez, Eleazar López Contreras y finalmente sufrió carcelazos durante el régimen de Marcos Pérez Jiménez, por defender la libertad de expresión.

Hijo de hacendados que se enriquecieron después que en sus tierras descubrieron yacimientos de gas y petróleo; tenía seis años Miguel Otero Silva, cuando sus padres se establecieron en la barriada caraqueña de La Pastora, e inició sus primeros estudios en el colegio San José de Los Teques; posteriormente el bachillerato en el liceo Caracas, dirigido entonces por el novelista Rómulo Gallegos.

Años después conoció a los líderes políticos Rómulo Betancourt, Jovito Villalba, Isaac Pardo y Rafael Vegas, tras su ingreso en la UCV para cursar la carrera de ingeniería civil, cuyo título no recogió pues ya tenía otras pasiones que le ocupaban su pensamiento, la literatura, el periodismo y la política activa. Entonces se dedicó a escribir; publicaba en Fantoches y en la revista Caricaturas.

En 1928 apareció la revista Válvula que sirvió para reunir a los jóvenes que se animaron por las letras e inquietudes intelectuales; allí estaban Arturo Uslar Pietri, Antonio Arraiz, Fernando Paz Castillo, y quien sería el gran poeta del siglo XX, José Antonio Ramos Sucre, entre otros que se empaparon de los movimientos vanguardistas que hacían furor en Europa, el futurismo, ultraismo, dadaísmo; al mismo tiempo que se vincularon al momento político que vivía Venezuela, las tiranías militares.

Otero Silva y sus compañeros participaron en la revuelta estudiantil contra Juan Vicente Gómez; allí surgieron el poeta tocuyano Pío Tamayo, quien junto a Rómulo Betancourt, eran el ala izquierda del movimiento universitario; la represión se hizo presente y fueron llevados a prisión los poetas Tamayo y Antonio Arraiz, entre otros. Miguel Otero Silva logró evadir a la policía gomecista y salió al exilio, en donde con Gustavo Machado y Rafael Simon Urbina, urdieron una intentona antigomecista sin éxito.

Se marchó a Europa, pero en España resultó deportado a Francia, donde se afilió al PCF, ya entonces había comenzado su novela Fiebre; en 1935 retornó a Venezuela, tras la muerte de Gómez, pero unos versos que publicó en Caracas, considerados satiricos, incomodaron al entonces presidente, general Eleazar López Contreras, y Miguel Otero Silva, tuvo que hacer maletas de nuevo, y exilio le condujo a México; allí publicó su primer poemario Agua y cauce; viajó por USA, Cuba y Colombia, finalmente Venezuela, que le recibio con la publicación de su novela Fiebre.

En 1941 fundó junto a sus amigos Francisco Kotepa Delgado y el caricaturista Claudio Cedeño el semanario humorístico El Morrocoy Azul; allí publicaron Andrés Eloy Blanco, Antonio Arraiz, Aquiles Nazoa, e Isaac Pardo. En 1943, su padre Henríque Otero, adquirió en Estados Unidos una imprenta, con la cual MOS hizo realidad un hermoso sueño, publicar un diario, para defender la libertad de expresión de los venezolanos y constituirse en una institución cultural de primer orden. De esta manera apareció el 3 de agosto de 1943, por vez primera El Nacional, con el poeta Antonio Arraiz en la dirección y en la jefatura de redacción, Miguel Otero Silva.

En 1949, MOS fue arrestado y llevado a la Cárcel El Obispo, en El Guarataro, por órdenes de la Seguridad Nacional, la policía política de Marcos Pérez Jiménez; coincidió con el escritor Francisco Salazar Martínez, quien era sometido a duros interrogatorios acusado de escribir una carta poema al dictador Juan Vicente Gómez. Miguel Otero Silva y otros periodistas de El Nacional, permanecieron unas semanas bajo los cargos de ejercer el periodismo libremente, sin hacer caso a la censura de entonces.

En 1955 apareció en Buenos Aires su novela Casas muertas; con ella ganó el premio nacional de literatura y el premio Aristides Rojas; semanas antes de caer la dictadura, Miguel Otero Silva vuelve a ser apresado por los esbirros de la Seguridad Nacional, acusado de delitos de opinión, producto de sus trabajos periodísticos, y la constante lucha por la libertad de expresión de su matutino.

Con el arribo de la democracia, MOS fue elegido senador por el estado Aragua; en la década de los sesenta escribió una elegía a su entrañable amigo Andrés Eloy Blanco; en 1969 promocionó desde El Nacional la creación del Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes (INCIBA); que años después se convertiría en el Consejo Nacional de la Cultura (CONAC);  también apoyó a Sofía Imber en la fundación del Museo de Arte Contemporaneo de Caracas; respaldó la creación de la Biblioteca Ayacucho, la Casa de Bello, todas estas iniciativas del período democrático. Fue un auténtico representante de la cultura democrática venezolana del siglo XX; su hijo, Miguel Henríque Otero Castillo, intentó seguir el ejemplo de MOS, esfuerzo que ha quedado trunco por las actuales circunstancias.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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