Por Ramón Rivasáez
Poeta, ensayista, periodista y docente universitario, Efraín Subero, nació en Pampatar, estado Nueva Esparta, el 16 de octubre de 1931 y falleció en Caracas el 18 de enero de 2007; su dedicación a a la educación fue admirable y dejó una amplia obra literaria para las nuevas generaciones.
En sus comienzos fue maestro de escuela; luego ingresó en la Escuela de Letras de la UCV y egresó en 1965; se doctoró posteriormente en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), donde fundó la Cátedra de Cultura Contemporánea de América Latina de la Escuela de Comunicación Social y la Cátedra de Literatura Venezolana e Hispanoamérica en la Escuela de Letras de la cual fue su director. También ejerció la docencia en la Universidad Simón Bolívar.
Subero que perteneció al Instituto Internacional de Literatura de la Universidad de Pittsburgh, Estados Unidos, miembro de la Academia Nacional de la Lengua, colaboró con los diarios El Nacional y El Universal, y la Revista Nacional de Cultura.
Su amplia obra literaria se inició con Estancia del amor iluminado, poesía (1956); Isla de luz sobre el amor anclada, poesía (1957); La obra poética de Aquiles Nazoa, ensayo (1962); En estos parajes, poesía (1965); Del ideario pedagógico venezolano, ensayo (1967); Poesía infantil de Venezuela (1967); Poesía popular venezolana (1967); Matarile, poesía para niños (1968); Notas para un estudio de César Vallejo (1972); El problema de definir lo hispanoamericano, ensayo (1974); Glorias a Vargas (1974); Rostro de Venezuela, ensayo (1975); La décima popular en Venezuela, ensayo (1977); Caracas, tres visiones para una ciudad, ensayo (1984); Gallegos, materiales para el estudio de su vida y obra, ensayo(1997); Andrés Eloy Blanco, ensayo, (1997) y Bibliografía de Francisco de Miranda, ensayo (2004).
Sobre la obra poética de Efraín Subero, el poeta y ensayista Juan Liscano, destacó «…alienta la experiencia íntima, la vigilia, el sentimiento de solidaridad con el hombre de carne y hueso, de quiebra y reconstrucción cotidiana, de humildad y ternura.»
La temática amorosa es una de las constantes en la obra de Subero, donde además el mar está presente en cada una de sus palabras:
«El barco preso en su sombra/ la nieve en la marejada/la virgen-dios sublimada/por el hombre que la nombra/»
El mar es recurrente, no cesa en la poesía suberiana: «Mil levisimos encajes/la brisa prende en el pecho/ del mar, que regala helechos/ a la arena en cada viaje».
Por su obra literaria recibió, Efraín Subero recibió el premio nacional de ensayo Ramón Díaz Sánchez; el premio municipal de literatura del DF, y tres veces el premio Monseñor Pellin, el último en 1977 a la investigación literaria, éste reconocimiento fue instituido por la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), para honrar el trabajo periodístico en el país.
En síntesis, la obra literaria de Efraín Subero, es un aporte significativo para conocer mejor la cultura venezolana, en especial su poesía, y destacar a sus valores intelectuales, el verdadero perfil de un país.