“Un chorrito”: la esperanza en Plata III

Más de 35 días sin agua

Rafael Carrillo, persona de la tercera edad con discapacidad visual y debe cargar agua todos los días para su hogar.

Familias del sector optan por la compra de camiones cisternas o tanques de 1600 litros en un precio que oscila entre los 40.000 a 50.000 bolívares y botellones de agua para el consumo con un valor de 6.500 bolívares

 

Más de 600 familias del sector Plata III de Valera son perturbadas por la falta de suministro de agua potable por tubería desde hace 35 días, producto de la inoperancia de los organismos competentes. Habitantes de la zona exhortan a que les brinden una pronta solución y “dejen de pelotearse las culpas y responsabilidades”. En reiteradas ocasiones se han apersonado en la sede de Hidroandes y no les han dado solución al problema.

Las familias se ven en la necesidad de recurrir a una zona del sector conocida como “Las casitas” en donde cuatro casas fungen como zona de presión y les llega el agua que se queda almacenada en las tuberías. “Nos toca venir a hacer cola desde las seis de la mañana para poder llenar los recipientes, es la única esperanza que tenemos”, detalló Betzaid Materán, miembro de la comunidad.

Otra de las medidas que toman los lugareños para solventar el problema de la falta del vital líquido en sus hogares es pedir la asistencia a familiares o amigos de otros sectores, la compra en conjunto de camiones cisternas o tanques con capacidad de 1600 litros por un precio que oscila entre los 40.000 a 50.000 bolívares.

Tobos y carruchas son los medios que usa gran parte de la comunidad para trasladar el vital líquido a sus hogares.

Amenazas institucionales

Señalan que hace un mes efectuaron una manifestación pacífica para exigir el restablecimiento del servicio y los resultados fueron el envío de un camión cisterna para atender a toda la comunidad acompañado de una serie de amenazas por parte de funcionarios del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) que cercena el derecho constitucional a la protesta pacífica. Recalcan que no cuentan con las condiciones dadas para tener calidad de vida y están expuestos a un riesgo latente de contraer enfermedades como la diarrea, hepatitis y escabiosis a causa de la insalubridad del agua.

La culpa es de la vaca

La empresa prestadora del servicio, Hidroandes informó en su cuenta oficial de Twitter una “afectación del SAP en el municipio Valera debido a una caída de la línea de alta tensión que alimenta a la planta. Se mantienen gestiones a fin de restituir el servicio a las comunidades”.

 

El servicio del llenado de los tanques aumentó en las últimas semanas.

Testimonios

Zoraida Matheus: “Tenemos miedo, nos tienen reseñadas en la policía por exigir pacíficamente nuestro derecho al vital líquido y nos amenazaron que no podemos realizar más protestas. Tenemos 35 días sin agua y la última vez que llegó fue agua sin potabilizar, con mal olor, a los tres días estaba podrida por no contener los químicos necesarios”.
Mélida Carrillo: “Mi casa es una de las que le llega un chorrito de agua por estar ubicada en un punto de presión y eso no es recurrente, el problema existe para todos y no hay competencia para la búsqueda de soluciones. Apenas puedo lleno el tanque y todas las mañanas habilito una manguera para poder asistir a los vecinos que se ven más afectados”.
Rosa Maldonado: “Tenemos más de un mes sin agua, la última vez que hicimos una protesta nos mandaron un camión cisterna para calmarnos y después se olvidaron de nosotros. Nos toca hacer cola para poder solventar cargando de tobito en tobito para el uso diario. Nos amedrentaron que no podemos realizar más protestas pacíficas para exigir nuestro derecho”.
Carlos Briceño: “Tengo que dejar de trabajar para poder venir y calarme de dos a cuatro horas en cola para llenar dos botellones de agua porque tengo a mi papá un señor de la tercera edad en casa. Todo esto que estamos pasando es el resultado de la ineficiencia y negligencia gubernamental. La empresa Hidroandes lo que da son excusas a la población”.
Elvia Araujo, 70 años: “Tengo niños pequeños en casa y me veo en la obligación de tener que cargar agua o recurrir a casa de mi hermana a que me auxilie. No tenemos agua para bañarnos, para lavar la ropa, para hacerle aseo a nuestros hogares y me toca comprar botellones de agua en 6.500 bolívares para consumir y no correr el riesgo de enfermarnos”.

 

Aun bajo la lluvia, familias afectadas hacen cola para llenar los recipientes.
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