Trujillo a la carga

Pretenden que el mundo se nos venga encima

Quieren que nuestro país se hunda, se fracture, es la estrategia de los grandes opresores del mundo. Ya en tiempos de la colonia el imperialismo español lo hizo, pero fue arroyado por la grandeza revolucionaria y patriótica de los pueblos de América y nuestro glorioso pueblo venezolano los expulsó con su ejército libertador de estas tierras. Hoy el mundo entero enfrenta desde diversos lugares y formas al más grande enemigo de los pueblos, el imperio norteamericano. Los pueblos se levantan en defensa de su propia identidad, soberanía e independencia.

Es necesario hoy decir, que es vergonzosa la acción de cobardía y de traición que desarrollan los factores que se han denominado opositores y que guiados por el gobierno gringo y sus aliados cumplen con una estrategia de guerra contra nuestra república desde diversos ángulos, que buscan ahogar y estrangular a los millones de ciudadanos y ciudadanas que habitan esta sagrada nación bolivariana. Nos quieren imponer la falsedad a toda costa. Nos quieren castigar por nuestro deseo inquebrantable de ser un país libre, independiente, soberano. No nos perdonan nuestra historia irreverente, libertaria y rebelde, nos quieren ver sumisos, vencidos, arrodillados y desmoralizados, enfrentados, neurotizados y enfermos. Es una guerra criminal que busca el control absoluto de nuestro territorio, de sus inmensos recursos, quieren doblegarnos para así mostrar al mundo que fuimos derrotados y que igual va a pasar con aquellos que osen construir una patria libre del acoso colonialista e imperial.

Vivimos duros y difíciles momentos. Esto no nos debe asustar, por el contrario nos obliga con mayor fuerza a encontrarnos como pueblo bravío, decidido y valiente. Debemos a toda costa construir la república que queremos y para ello debemos entender que debe hacerse. No es hora de vacilar, en medio de esta guerra debemos desarrollar la estrategia correcta que implica y lo ratificamos la movilización total de las fuerzas nacionalistas, patrióticas, revolucionarias con coherencia y objetivos claros. En nuestro Estado como ejemplo, debemos convocarnos todas las reservas morales y éticas y poner en marcha con criterio unitario un plan que oriente el que hacer para no sólo enfrentar la agresión de nuestros enemigos sino también poner en ejecución la acción creativa y productiva que recoja la participación real de todos quebrando el burocratismo, cualquier expresión de corrupción y de traición.

Trujillo ha sido ejemplo en la historia para crecerse en las más duras dificultades. Trujillo tiene fibra de pueblo revolucionario.

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