Monseñor Vicente Hernández Peña, se convirtió en el tercer Obispo enterrado dentro de la Catedral Nuestra Señora de la Paz de Trujillo, el primero, Monseñor Ignacio Camargo, el segundo, José León Rojas Chaparro. “Monseñor Vicente Hernández Peña deja una huella imborrable, una pérdida en el episcopado venezolano pero damos gracias a Dios, por lo que entregó a su pueblo” dijo el presidente de la Conferencia Episcopal venezolana, Monseñor José Luis Azuaje.
Cuando un amigo se va, deja un espacio vacío; y para quienes conocieron y se formaron con Monseñor Vicente Ramón Hernández Peña, Obispo Emérito de la Diócesis de Trujillo, se fue la fiel representación de la sencillez, humildad y sensibilidad. Es por ello que el miércoles Santo, no solo el clero Trujillano sino de otras Diócesis, así como la feligresía trujillana participó en las exequias para darle el último adiós a quien durante 30 años fue el gran pastor de la iglesia trujillana, la cual lo despidió con honores y con mucho cariño.
A la ceremonia de las exequias asistieron importantes personalidades de la iglesia venezolana; el Cardenal Baltazar Porras, el presidente de la conferencia episcopal venezolana monseñor José Luis Azuaje, Obispo de Barinas, asimismo el obispo del Vigía, y monseñor Benito Adán Méndez Bracamonte, Obispo Castrense para Venezuela, quienes acompañaron a monseñor Castor Oswaldo Azuaje obispo de la Diócesis de Trujillo, y todo el clero trujillano. Muy pocas autoridades civiles estuvieron presentes, el presidente del consejo legislativo William Martorelli, el director de educación Mauro Lozada, el vicerrector del NURR-ULA Efrén Pérez Nácar acompañado del profesor Jhonny Umbría presidente de la asociación de profesores de la Universidad de los Andes (Apula). Y los familiares de monseñor Vicente Ramón Hernández Peña.
Durante la ceremonia dieron lectura de diferentes comunicados enviados por autoridades de la iglesia, como el del nuncio apostólico Pietro Parollin quien lamentó la pérdida, asimismo el Cardenal Urosa Sabino quien definió a Monseñor Vicente Ramón Hernández Peña como “un gran pastor, amigo, y padre” entre otros, que fueron leídos por Monseñor Castor Oswaldo Azuaje, Obispo de la Diócesis de Trujillo.
Trujillo: mi cuna, mi casa mi tumba
Durante sus palabras el Cardenal Baltasar Porras, recordó, que para monseñor Vicente Hernández Peña «La liturgia fue su desvelo, Trujillo ha sido mi cuna, mi casa y quiero que sea mi tumba» y así fue, su cuerpo fue dejado en la iglesia catedral de Trujillo, es el tercer obispo. El amor por su diócesis lo llevaba muy en su corazón, la historia narrará todo lo bueno que hizo este amigo sabio” afirmó el Cardenal.
Un ejemplo a seguir como pastor y padre
«Muchos nos hemos hecho sacerdote por la imposición de sus manos hoy nos toca elevar una plegaria por su alma» así lo expreso monseñor José Luis Azuaje presidente de la confería episcopal venezolana, quien recibió la ordenación de diácono, sacerdote y el único obispo a que ordenó monseñor Vicente Hernández Peña, y así a más de 100 sacerdotes y diáconos, que hoy agradecen a Dios por haberlo tenido como pastor y padre, quienes no dudaron en acompañar el acto fúnebre y darle el ultimo adiós.
TESTIMONIOS DE VIDA
Monseñor Benito Adán Méndez
Era un amate de la liturgia, un hombre humilde, sencillo, de oración preocupado por ejercer su ministerio episcopal como un verdadero padre para los sacerdotes y la feligresía.
Monseñor Jorge Luis Villasmil
Un amigo, padre y hermano, alguien muy especial, anduve con él 10 años, monseñor Vicente Ramón Hernández Peña nos deja dolor porque se nos ha ido, pero entró al Jerusalén Celeste.
José Gregorio Escalona
Tuve el privilegio de convivir con monseñor. Eso fue una bendición de Dios, haberme permitido compartir con un santo hombre. Sé que su muerte traerá muchas bendiciones para Trujillo.
Padre Wilfredo Linares
Un sentimiento de pesar por su muerte, pero es un pesar que lleva consigo la esperanza, porque está con Dios y se encuentra gozando del premio eterno como buen pastor.