Sobrevivir es ya un milagro para las familias de menos recursos económicos. Hay quienes apurados hacen una comida por día, sufren cocinando a leña por falta de gas y ligar para que no les dé una simple gripe porque el precio de las medicinas está por las nubes, y encima de ellos, la amenaza de la pandemia que ha obligado al encierro casi total, y a otros los ha enviado al más allá.
En estas líneas hago referencia al desastre eléctrico. Los llamados bajones y recortes imprevistos y prolongados de más de cinco horas tienen en jaque a Juan Pueblito, para ejemplo este horrible botón: Hace un mes la computadora de mi casa echó el tiro gracias a uno de esos bajones a los que hago referencia. Es un dineral mandar a reparar el equipo. Esperemos que alumbre más el sol para ver si se puede pagar al técnico, está difícil la cosa…
Estábamos felices gracias a la adquisición de un teléfono “inteligente” a través del cual nos comunicamos pese al encierro con el grupo de redacción y el mundo, es una maravilla.
Dicen que la felicidad dura poco. Ayer, mientras cargábamos el teléfono, la energía eléctrica falló por unos segundos, apenas eso bastó para dejar electrocutado al aparatico telefónico, fue imposible encenderlo, así que nos toca llevarlo a revisión para ver si es posible que tenga signos de vida. Más gastos con dinero que no tenemos y menos cuando necesitamos ante una emergencia de salud. Esto nos pasa a todos, ya conocimos de otros vecinos con casos similares ¿quién nos responde por la computadora y el teléfono, la cocina eléctrica, nevera y pare de contar…?
El que vive de ilusiones muere de desengaños. En esta época de beisbol del bueno de las grandes ligas en su recta final, estamos pendientes de cualquier transmisión, pero ¡como cuesta ver un jueguito!. A veces hay luz pero no hay señal ni internet, y cuando todo se normaliza ya el partido ha concluido, strike tres, ponchao, y ni se diga de las tan esperadas eliminatorias al mundial de fútbol donde próximamente se enfrentará la vinotinto ante Colombia y Paraguay.
Si se corre con suerte se disfrutrará la transmisión a oscuras porque los bombillos que se compran duran un suspiro, bombillo puesto y bombillo que estalla cuando llega el bajón, y nos preguntamos: Con este panorama donde no hay garantía de electricidad ni internet, ¿cómo van a hacer para que las clases virtuales se cumplan como debe ser?
En un país donde falla el servicio eléctrico y el internet, las actividades educativas van a ser un dolor de cabeza tanto para alumnos y representantes, como para los docentes.
Ciudadano gobernador, señores de Corpoelec tengan piedad con la miseria. Hay que mejorar el servicio eléctrico en el Estado Trujillo, de lo contrario continuaremos siendo víctimas de esta catástrofe. Ahí queda eso. ¡Sálvese quien pueda!.