Luzfrandy Contreras /DLA.- Según informó hace algunos días el presidente de la Asociación de Comerciantes en Táchira (ACETA) Pietro Ceniccola, el cierre de frontera desde hace 7 años y la situación de pandemia, ha traído consigo un aumento considerado de vendedores informales en las calles de San Cristóbal, sobre todo ofreciendo alimentos y medicamentos que se adquieren en Cúcuta, Norte de Santander, Colombia.
En el centro de la ciudad capital, así como también en cercanía a los mercados populares, se evidencian la cantidad de ciudadanos que han tenido que buscar alternativas económicas, en este rubro. No obstante, tuvieron que coincidir con la pandemia, y las medidas de flexibilidad o radicalismo que afectan las ventas.
Delia Salazar, vendedora informal de medicamentos, argumentó que a pesar de las bajas ventas siempre tienen «alguito» para comer, «las ventas están flojas, desde hace bastante tiempo, algo vende uno y compra alguito por ahí y va comiendo con lo que vende de poquito, gracias a Dios algo hace uno para comer (…), a veces un vende alguito, a veces uno no vende», pero si manifestó que un día bueno de ganancia oscila en las 25 mil pesos colombianos, (moneda que se recibe en el estado Táchira) esto equivale a 26 millones de bolívares.
Las bajas ventas, hace que deban rebuscarse y solo ofrezcan productos que ya mantienen en stock. La preocupación principal es que una movilización a la frontera implica gastos personales, pasaje, o hasta estar dispuesto a cancelar «la matraca» tanto en los puntos de control como en los caminos verdes o llamadas trochas.
«Esto ya tiene tiempo, nos toca viajar a Colombia, sortear las alcabalas y eso siempre es complicado, me toca que salir a juro porque uno tiene familia y siempre con la precaución y todo, pero toca salir, todo el mundo paga para pasar por las trochas, pero ese es un medio para poder llegar», indicó Marcos Yanez.
Beyker Flórez, es vendedor informal en el centro de San Cristóbal, afirma que desde siempre se ha visto trabajando en este rubro junto a sus padres, pero que ahora la situación se ha complicado en comparación a algunos años. «Hay días en los que se vende, hay días en los que no, es díficil, todo depende de como usted se mueva, la mercancía hay que traerla de abajo, de Colombia, hay que arriesgarse a muchas cosas a que lo ‘matraqueen’, subiendo y bajando, pero así hay que trabajar, hay que hacerle para comer, para tener, si no trabajamos no comemos, y ¿quién nos va a dar?, nosotros dependemos de nosotros mismos», indicó.
Mientras el sector informal crece, también aumenta las denuncias de algunos cobros en puntos de control del estado, durante este 7 de agosto gracias a la grabación de un vídeo, dos funcionarios policiales fueron puestos a órdenes del Ministerio Público por solicitar un pago a un chófer que se movilizaba a la zona de frontera, tal como lo han denunciado algunos vendedores informales.