Inicio la reflexión informando desde dónde construyo mis enunciados: Venezuela. Esto es necesario cuando se estudia con seriedad una sociedad. Ese lugar no es imaginario, existe. Desde esta constatación se construye un discurso su espacio y tiempo. Por supuesto, una sociedad está compuesta por una amalgama de partículas donde sus pobladores se relacionan con múltiples señales. Me interesa en ellas la noción de poder con las relaciones de fuerza que circula y se reproduce. ¿Cómo era esa noción en un tiempo y cómo es ahora? No tener claridad en ¿cómo es la semiótica del poder y sus mutaciones?, hace que sobre él se diga cualquier necedad o ambigüedad desde lo social y sus sujetos. El maestro M. Foucault me enseñó a interrogar lo social desde sus formaciones discursivas, su genealogía y sus cambios epistemológicos. Así, ¿qué ocurrió en Venezuela para que la sociedad terminara concibiendo el poder en forma restrictiva, pobre y negativa? ¿Por qué concebimos los venezolanos el poder como ley, normas y prohibiciones? ¿Cómo las élites influyen en la sociedad para producir una cultura del hombre débil, resignado y sumiso al poder? ¿Quiénes se privilegian de los dispositivos, relaciones de fuerza y estrategias de poder para el control político y social? Según G. Deleuze, un dispositivo es un ovillo, algo redondo y enredado con distintas líneas y direcciones.
Para el poder ese ovillo como dispositivo está en los espacios de saberes y subjetividades, es decir en lo que se cultiva como idea de sociedad: democrática, autoritaria, fascista, totalitaria. Por esta relación la noción de crisis social, al analizarla en sus dispositivos y estrategias de reproducción del poder, permite observar fisuras y fracturas mostrando la cotidianidad de los sujetos sociales. Enunciar una crisis y ubicar su lugar y espacio permite hacer hablar las máquinas del poder. De allí que no cualquier discurso explica nuestra crisis. Si usted no ubica las redes del poder y sus dispositivos de control y reproducción hace estudios metafísicos como si fuesen sociales. Sostengo, al contrario, que nuestra crisis es de relaciones de fuerza buscando convertirse en poder. Por ello es necesario saber si las contradicciones de la crisis tienen sujetos reales buscando eso. Por ejemplo, ¿por qué el texto constitucional de 1999, como regulador de poder, construyó un Estado vaciado de prácticas democráticas y en su lugar instaló un pastiche cívico-militar represivo? ¿Cómo operó la estrategia de poder de una élite para sustituir al sujeto político del texto constitucional de 1961, por ese pastiche? Nombrar errores, equivocaciones, traiciones y otras cosas parecidas no es propio de la idea de dispositivos, relaciones de fuerza y formaciones discursivas. Por ello aquí no cuentan, pues sería un reduccionismo infantil para una nación con los recursos naturales como Venezuela.
Entonces, ¿Cuáles causas nos trajeron hasta este contexto? ¿Por qué se impusieron unos discursos y no otros en su lugar? ¿Qué tipo de sujetos sociales se encontró la Constitución de 1999? En estos 20 años, ¿qué dispositivos se construyeron para el control político y justificar la represión de disidentes? ¿Cuáles son las nuevas tecnologías del yo para las redes de poder en Venezuela? Son reflexiones para pensar. Saque sus conclusiones.