Los venezolanos tenemos el raro privilegio de estar dentro de un mundo con una economía globalizada y a su vez compartir sus efectos sobre la miseria, es decir que vendemos el primer producto de esa globalización capitalista (el petróleo) y a la vez vivimos en una sociedad con altos índices de pobreza crítica. Esto lo mostró bien 20 años de socialismo bolivariano con el llamado chavismo al frente del gobierno. Esa evidencia nos dice que no bastaba tener dinero, que no bastaba ganar elecciones, que no bastaba involucrar a Bolívar en esa pesadilla, que la corrupción sí es el mal social. El sujeto político triunfante fue el culto a la personalidad de un ungido, un salvador, un vengador y la multitud frente a reglas del mercado y la economía se ignoraron. Todo devino comunidad, comunitario, comunión, comunismo. Pero no se construyó un concepto de comunidad, ésta se presumió era un templete, una reunión de personas. Hoy las masas se mueven en las ciudades venezolanas, no por un proyecto, sino porque el hambre y la escasez convocan para salir de esta pesadilla. Sin embargo, las reglas claras aun no aparecen, es la hora de la emergencia y con esa palabra más de un gobernante se hizo su capital con dinero público. Nada nutre la corrupción como la idea de emergencia. En los tiempos por venir apuesto al debate sobre educación, ética y nuevo aparto jurídico. Que eso ocurra depende mucho de cuál sujeto entre el hombre masa y el individuo se imponen en la conducción del nuevo gobierno. En el adiós al chavismo está presente el adiós al regalo de los dineros públicos para imponer ese desastre que es el hombre masa frente al individuo. Me interesa acotar lo siguiente: 1-Esperar que el venezolano tenga comportamiento ético-moral natural es una ilusión; inducirlo vía una nueva educación es tarea del nuevo modelo político. 2-Para que se cumpla lo anterior es vital que el nuevo hombre sea la representación del nuevo Estado. 3-Identifico en este momento la confrontación de dos modelos de individuos: el empírico y el ideal. Ambos buscando que en el Estado se regule la corrupción, el burocratismo y los privilegios de sectores dominantes. Hay el riesgo de que el Estado, encarnado en el individuo empírico con su poder, someta a toda disidencia y libertad de opinión. Sin embargo, puede ocurrir que ese hombre empírico se transforme en un sujeto idealista y como tal le de nobleza al Estado. Insisto en que debatamos sobre nueva sociedad y se produzca bases del inicio de la reconciliación. Tienen la palabra las universidades, sindicatos, colegios, grupos de amigos. Saque sus conclusiones.