TÓPICOS | PODER Y CULPA | Por: Camilo Perdomo

 

 

< ¿Existe el Mal? Conozco a un hombre que piensa que no. Conozco a otro que pasó un ano de su infancia en Auschwitz. Querría que una tarde conversaran para ver quién convence a quién> Laurence Morrow, en Marcelo Moreno El mal y los malditos de la historia, 1994:25.

 

Del poder he escrito otras veces y la síntesis que mejor comprendo es la relación con su producción de verdad y fuerza. Sin esos componentes hablar del poder es una necedad. En tal sentido la pregunta que me guía es la de sus relaciones con la sociedad donde se ejecuta. No es solamente un nivel desde donde las clases sociales dominan a otras como lo simplifica el discurso marxista. Si así fuese en las sociedades definidas revolucionarias y socialistas el poder hubiese tenido otros signos y no tortura o exclusión. En torno al poder están las relaciones padre/hijo, en profesor/ alumno, en jefe que ordena y quienes obedecen. No es solo asunto de normas, leyes y jurisdicciones. El discurso de la ciencia, por ejemplo, ejecuta relaciones de poder. Lo sabemos si escribimos artículos bajo normas de arbitraje y donde muchas veces no conocemos la condición académica del árbitro; Si no nos sometemos, no hay publicación. Allí el truco del poder es con el relato de la objetividad del rigor científico como verdad. Preguntar al científico ¿qué regla obedecer en una época al definir desde la ciencia, vida, economía, política y con cuáles protocolos?, implica entrar en sospecha desde el poder. El poder es un lugar estratégico donde se mueven las relaciones de fuerza y de saber. Por ejemplo, intente usted cuestionar el ascenso de un miembro del poder político que sea gobierno o del aparato represivo/policial. Le responderán desde todos lados diciendo que ese poder es ejercido para el bien público. Lo público allí es un mito, pero en la mente de la gente es el bien. Allí el poder y la culpa por no ser buenos ciudadanos del bien piden un gendarme que les resuelva los problemas. En Venezuela la identidad respecto al carnet de la patria tiene un interfaz en los bonos que según el discurso de la gente “les caen o no les caen” Ese detalle define las relaciones de sometimiento para disminuir u ocultar el conflicto político que garantiza la hiperinflación económica y la polarización de la sociedad. No es solo asunto del gobierno o la oposición, es el problema de cómo las relaciones de fuerza expresan una verdad/ poder. Aquí solo los ingenuos ignoran ese detalle, pero quienes perciben el poder intuitivamente saben a qué me refiero. No es asunto de oponerse, es que el poder genera resistencia y fabrica estrategias para disminuirlas? Es esa máquina infernal de las que nos habló M. Foucault. Piense usted por ejemplo en la confrontación Dios /Demonio, el examen de conciencia, la confesión y la purificación para enfrentar el mal en la concepción judío/ cristiana. La estrategia del poder allí es la culpa y el pecado original, sin esos dispositivos no es posible identificar las relaciones de fuerza para hablar de verdad. Está también en la escuela cuando el momento culminante de esa estrategia la ejecuta el profesor sobre los alumnos bajo el dispositivo del examen para encontrar la verdad. La intención de este Tópico es desnudar el poder, pues su signo circula entre los venezolanos sin ninguna diferencia. Desde los más diversos lugares de la sociedad (político, educativo, médico, comercial) la culpa es asimilada como invitación a ser responsable y no como un dispositivo de las relaciones de poder. Un ejemplo ilustra mejor esta idea/ La vida de W. Churchill en Inglaterra y la existencia de los reyes en países como Holanda y España. Pienso que la postmodernidad opta por la responsabilidad y deja la culpa para ejercicios útiles a las sectas. Saque sus conclusiones.

 

Camilo Perdomo

camiloperdomot@gmail.com

@CamyZatopec

 

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