<Yo solía tratar de escribir mejor que ciertos escritores ya muertos de cuyo valor yo estaba seguro. Pero desde hace mucho tiempo he tratado simplemente de escribir lo mejor que puedo< Ennest Hemingway.
En las prácticas sociales los humanos dejamos huellas definidoras de nuestra conducta. Sea esta política, cultural, académica, deportiva, científica o religiosa. Allí están las marcas y signos recogidos por el lenguaje donde los historiadores intentan hacer descripciones, relatos y cuentos de tal o cual persona o grupo social. Algunos ubican en ello la verdad, los modos de ser de cada quien, la personalidad dicen los psicólogos. Lo que he investigado en valores como responsabilidad, ética y verdad lo encontré en relatos filosóficos, educativos y sociológicos. De ellos aprendí a conocer mis gustos y mis inclinaciones como sujeto social. El Tópico abordará un valor bien desarrollado en épocas donde la tecnología era distinta de la actual, me refiero a la idea de coraje.
La busqué porque en mi escolarización me enseñaron unos rasgos del ser venezolano por intermedio de unos sujetos históricos casi semidioses: Simón Bolívar, Andrés Bello, Francisco de Miranda, José A. Páez. Luego aprendí que al leer otros libros comparaba o asimilaba algo, siempre escuchaba relatos donde al venezolano se describía como guapo, soberano, valiente, amigo de la libertad. Pero también amigo de lo esotérico y en eso le temíamos a espantos, brujos y el mal que no comprendíamos cómo los fabricaban las sectas satánicas. En fin, ya conocidas las experiencias de luchas por la democracia frente a dictaduras, los relatos eran interesantes. Ciertamente pareciera que éramos valientes y corajudos, según Miguel Otero Silva y su novela La muerte de Honorio.
De esta nefasta experiencia denominada Socialismo esperaremos lo qué dirán uss relatos futuros. Imagino allí personajes corruptos, manipuladores, extorsionadores, banalizadores de la miseria actual, oportunistas, bachaqueros. En fin, lo que vivimos en estos días. Si hubiésemos tenido otro tipo de escuela y educación a lo mejor no hubiésemos construido este tipo de sujetos, pues se de otros lugares donde se preocupan por enseñar ideas como la razón, la libertad, la cultura. Del coraje por ejemplo vale recordar a Platón: No es solo para los guerreros, sino para quienes enfrentan el peligro, la enfermedad. Allí importa la reflexión. M. Foucault encierra el coraje en la verdad, según su obra coraje es decir la verdad.
Entre los venezolanos ha sido al contrario, cuenta para el niño mentir. R. Descartes ubica el coraje en la pasión del alma para hacer las cosas. Cuando vemos a alguien trabajar con desgano es Descartes quien lo identifica en su coraje débil. Aristóteles pensaba del coraje desde una ética que estaba entre el temor y el dejar hacer o abandonarse a las circunstancias. No es solamente reflexión pura. Mientras que Soren Kierkegaard sitúa al hombre corajudo dentro de una capacidad para vivir y aceptar la vulnerabilidad humana. Como podemos observar, es necesario enseñar las ideas y para ello no basta imponer modelos o leyendas urbanas de semihéroes de la política o lo militar. Tenemos una sociedad en crisis fabricada desde nuestras debilidades como esa ausencia de coraje para transformarnos. No es el grito, ni la bala, ni la piedra o la candela donde está el coraje. Es en nuestra capacidad para juntar verdad, pasión y asimilación de nuestras vulnerabilidades. Saque sus conclusiones.