“El hombre es una cuerda, cuerda extendida entre bestia y superhombre: una cuerda sobre un abismo” Nietzsche:
Así hablaba Zaratustra.
Hay signos postmodernos nada agradables como las ruinas de la educación y sus valores modernos. De allí se deduce la muerte de todos los sueños de igualdad como los ilustrados presuponían. Incluso la igualdad de oportunidades que los liberalismos promueven son hoy opacos en la sociedad. No queda otra que repensar el camino entre lo posible y lo deseable pues los recursos no alcanzarán para todos mientras el crecimiento demográfico siga sin control, sobre todo en este lado del globo donde todo es carnaval, grito y llanto.
La información circulante en ciencia y tecnología hace rato sacó varios cuerpos de ventaja a los relatos y memorias de sociólogos, filósofos, politólogos, sacerdotes, políticos profesionales, dirigentes comunitarios y otros, como para seguir dando confianza teórica a conceptos y nociones fatigadas tratando de cuadrar talento con oportunidades para las masas. Pensar que la masificación escolar es algo similar a una fiesta popular frente a la tranquilidad para la reflexión en escuelas de calidad es parte de esa fatiga. Las naciones que tengan una educación básica dirigida al conocimiento y a valores distintos de la voracidad y del oportunismo estarán mejor equipadas en recursos humanos para salir airosos en esta postmodernidad globalizada en todos sus signos. Aquí la enseñanza de lo posible y lo deseable marca la pauta de sobrevivencia.
No basta el tartamudeo del político tradicional cuando se le pregunta sobre el conocimiento que carga en su caja de herramientas. En este sentido, la experticia social tiene que dar cuenta de convicciones formales de democracia, de educación para el respeto a la norma, virtudes morales y protocolos de justicia. Ya no es tan fuerte lo que dijo Marx o los códigos religiosos fundamentalistas. Los lugares del conocimiento abstracto y los prácticos ya no necesitan tanto del par profesor-alumno, pero sí de los portales como Youtube. El joven crece hoy viendo a dirigentes gremiales agotados pidiendo aumentos de salario y paralelamente a jugadores o cantantes de cualquier cosa firmando contratos millonarios. Tal dilema no es neutro a la postmodernidad que describo.
Resolver eso no es solo asunto de gobierno, votos y voluntad, es algo más complejo. Un mundo más justo sigue siendo deseable, pero lo posible allí está nublado por el tipo de sujeto que tenemos en relación con su déficit de conocimiento en tecno-ciencia. La idea de un Superhombre no es tanto en imagen de fuerza, es con relación a su voluntad de vida. Aquí no hay muchas dudas sobre la utilidad y posibilidad del uso de la tecno-ciencia para sentir más cerca esa idea. El punto básico de querer prolongar la vida es un síntoma de esa posibilidad. Saque sus conclusiones.