TÓPICOS | Del Personalismo | Por: Camilo Perdomo

< ¿Cómo muere Sócrates? Él muere condenado por las leyes y por los jueces, asesinado por la ciudad, mártir del individualismo.>, en Han Ryner. Pequeño manual individualista. 2010: 10.

 

Estamos ante un evento llamado pandemia donde un virus transformó la cotidianidad y se intuye que el mundo no seguirá siendo como antes. Empiezan a salir relatos invitando a reconstruir los datos de vida desde la solidaridad y el compromiso con una nueva manera de vivir. No tengo fórmulas al respecto, pero parece obvia la necesidad de reconstruir la sociedad; ahora que como método contra el virus se promueve el distanciamiento social. En este sentido suena pertinente retomar el término persona, entendido por los griegos antiguos como máscara. Era una máscara que cubría el rostro del actor al desempeñar un papel en el teatro de la tragedia. Persona es el personaje y por eso estos en la obra son dramatis personae. También se utilizó el vocablo persona en un sentido jurídico: sujeto legal. Lo que no se sabe bien es si esos griegos vincularon la palabra persona en tanto cualidad humana. Los datos en la tragedia griega como escenario teatral donde los conflictos sociales se mostraban tocaban a persona y personalidad en forma indirecta refiriendo lo humano. Queda este dato para llegar a nuestro momento viral donde máscaras y conductas personales quedan sujetas al aspecto del dominio jurídico-político justificando que todo se hace en función de proteger a personas y vidas. El término es maleable y ha servido para que corrientes del pensamiento lo vinculen con ser, caso cristianismo, psicólogos, los metafísicos y hasta politólogos. Sin embargo, hay un conflicto teórico, no resuelto, entre persona e individuo. Individuo se aplica a una entidad cuya unidad aun siendo compleja es definida con ambigüedad: es algo o alguien. Mientras que persona se aplica a una entidad cuya unidad está fundada sobre una realidad psico-física. Individuo es definido en su ser, persona es definida en su conducta ética (Kant). Desde esta idea, la persona como personalidad moral es la libertad de un ser racional bajo leyes morales. Así tendríamos, en el término persona, el asunto de los valores, mientras que en el individuo hablaríamos de cantidad, de números, de datos, y donde al asunto de los valores no queda definido a priori. Los manuales de ciencia política incorporan una corriente denominada personalismo como palabra derivada de persona. Allí la idea de persona está sobre el término individuo, cosa, o lo que es impersonal. Raro porque siempre en las discusiones se escuchan relatos donde un componente es la frase: <Usted es un personalista>, para dar la idea de sujeto individualista. Ahora bien, dicen los manuales que el personalismo, aplicado a Dios, es una doctrina contraria al panteísmo (doctrina que identifica Dios con el mundo). En consecuencia personalismo es el camino de la autonomía de la persona, consciente y libre y por ello no se reduce a una sustancia o cosa. Por ello la libertad es su finalidad con la ayuda del fundamento real de que todo es relativo. En esta crisis pandémica sugiero que la idea de persona es mucho más coherente que la idea de individuo o cosa. No se somete la idea de persona a ninguna idea de sujeto trascendente, como esa barbaridad de sujeto revolucionario. Nada está sobre la persona, ni siquiera los virus, pues cada día la investigación de vacunas se hace para ayudar a la persona. Si bien hay una distorsión del valor económico de la ciencia, no por ello la persona pasa a un segundo plano. Saque sus conclusiones.

 

 


 

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