TÓPICOS

Cioran. La tentación de existir, P.155.

 

Para mantener la costumbre navideña y reflexionar sobre la preocupación humana básica de estos tiempos de derrumbe identifico los monoteísmos judío, cristiano y musulmán como lugares de nuestra crisis. El musulmán mucho más terrible por su utilitarismo de la fe y el uso del terrorismo como meta de convicción. La idea intenta mostrar que la experiencia política-religiosa del mundo musulmán pone en duda la eficacia industrial como valor que derrota los mitos, pues allí todo se hace en nombre de Dios. Eso ya de por sí aleja al hombre de su responsabilidad en la tierra. En efecto, la sociología y la filosofía occidental enseñaron que con el progreso de la ciencia se derrotarían los mitos y religiones. Algo pasó con la modernidad o la entendimos de otra manera, pues este siglo muestra bien el resurgimiento de mitos y nuevas religiones. También la circulación de la información, como nunca antes, nos permite indagar sobre leyendas de dioses y si en verdad existieron elegidos o ungidos. Ya sabemos que lo arcaico y pasado de moda puede renacer con más brío en la política de hoy, o que un híbrido político como el sistema chino puede convivir con el capitalismo más salvaje. Lo que se mantuvo reprimido por efectos de tiranías y negación de valores tradicionales aparece por todos lados y la máquina del pensamiento racional que todo lo planificaba y presuponía como fuerte y duro se derrumbó con sus verdades. Vivimos la era del vacío tanto en el Estado como en las religiones, los discursos éticos se nombran pero sus predicados son débiles y babosos. Lo ilícito y tramposo se combina eficazmente dentro de las propuestas políticas modernas para darle nuevo color a la demagogia política manteniendo las reglas salvajes del capitalismo. R. Debray mostró en su trabajo sobre el renacer de las religiones los efectos de la contradiccición actual entre una globalización que hegemoniza todo y la emergencia de las diferencias en el plano cultural, político y del mundo espiritual. Se predica la libertad en sociedades liberales y democráticas, pero entre las personas que eligen no siempre circula esa intención. El elegido y los electores posiblemente saben que entre ellas no circula la verdad, sino el principio marxista del valor de uso y el valor de cambio, algo así como la regla del fideicomiso del capital: “Yo invierto en tu voto con mi mensaje y tú me das tu representatividad para que haga con ella lo que mejor se me ocurra.” Esto es bien visible en la experiencia actual venezolana con los bachaqueros y comerciantes sin escrúpulos, muchos de los cuales se confiesan y comulgan adorando al Dios cristiano. En el mundo musulmán la gente sabe que hay incertidumbre en la sociedad del progreso, pero no en la fe y por eso los creyentes aumentan pensando que la industrialización los aleja de sus creencias. Ese choque entre la fe en lo arcaico y la imagen del progreso industrial que han visto en occidente, es asumido en ese lado del mundo como un riesgo para su Dios. Eso explicaría los choques étnicos, el exiliado por motivos de trabajo, el nacionalismo, el separatismo, el terrorismo, la guerra, la xenofobia. Saque sus conclusiones.

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