¿Cómo es posible que haya personas que, después de haber mantenido una actitud militante contra el Gobierno, aseguran que no van a votar en las próximas elecciones de gobernadores y, peor aún, llaman a la abstención o incluso critican como traidores a los que optan por esta salida democrática? Si rechazan el camino electoral, ¿cuál es el camino alternativo que proponen? ¿Seguir con las guarimbas y trancazos que, ante un gobierno sordo a los reclamos pacíficos y dispuesto a todo, trajeron sangre, muerte y destrucción y hoy son rechazados por inapropiados e inútiles por las mayorías? ¿Habrá personas tan desubicadas e ingenuas que claman por un golpe militar o, peor aún, por una intervención extranjera que sólo traería más miseria, destrucción y muerte? Si en verdad desean salir de este gobierno, ¿la solución es fortalecerlo entregándole todas las gobernaciones? ¿Cómo no comprender que la abstención o la división de la oposición es lo que le conviene al gobierno que jugó a esa carta, con la esperanza de que la gente no saldría a votar?
Superar la situación que vivimos, supone superar el temple derrotista que desdice del genuino espíritu ciudadano, capaz de crecerse con los reveses y las dificultades. La pelea es peleando y no ir a votar supone entregar en bandeja de plata la victoria al rival. Es bien cierto que en Venezuela las elecciones no se dan en términos equitativos pues el gobierno utiliza sin pudor todos sus recursos y poder para imponer a sus candidatos, pero eso debería motivar a los opositores a dar la pelea con más entusiasmo. Los espíritus nobles y combativos se crecen en las dificultades. Las elecciones primarias, (que sólo se dieron en la oposición, pues los candidatos del gobierno fueron elegidos a dedo, sin consultar al pueblo) demostraron el temple democrático de las mayorías. Después de algún enfrentamiento bochornoso al calor de la disputa electoral, que el gobierno pretendió utilizar para desprestigiar a la oposición, es urgente que todos apoyemos con decisión a los candidatos ganadores. Sería injustificable e imperdonable que el egoísmo se tradujera en división que favorecería al candidato del gobierno. Tampoco va a servir abstenerse por pensar que el Gobierno o la Asamblea Constituyente, que son todos progobierno, dejaran sin efecto las elecciones con cualquier excusa. El gobierno se metió en un callejón sin salida pensando que la oposición no iría a las elecciones o iría muy dividida y desanimada. Si hay elecciones, y la gente acude a votar, corren el riesgo de perder todas o casi todas las gobernaciones. Si no las hay, después de haberlas prometido y utilizado como bandera para demostrar su carácter democrático, estarán de una vez por todas reafirmando ante el mundo que son una dictadura.
¡Todos a votar con ánimo y decisión el 15 de octubre! Debemos pasar del pesimismo al entusiasmo que da fuerzas para seguir luchando por una Venezuela próspera y fraternal donde vayamos superando las colas, la escasez, la inseguridad, la corrupción, la violencia, la inflación, el autoritarismo y el populismo, que se dedicó a hacer clientes en lugar de ciudadanos.
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