Valladolid, 21 may (EFE).- En Valladolid se respira un ambiente de tensa espera. El sábado se ha convertido en esa fecha marcada en rojo con doble círculo en el calendario de los aficionados del Real Valladolid y Atlético de Madrid. Pero también de los del Real Madrid, Huesca o Elche.
El final de la presente temporada de liga es de infarto. Se decide, en el estadio José Zorrilla, el descenso de varios equipos y el título de campeón de otros. La atmósfera en la ciudad es una mezcla de inquietud, decepción, tristeza previa y temor ante la posible llegada masiva de aficionados atléticos.
Según ha calculado el subdelegado del Gobierno en Valladolid, Emilio Álvarez, unos 1.500 seguidores colchoneros «invadirán» la ciudad este sábado. Pero no descarta que «pueda haber más», y eso que no pueden acceder al estadio para apoyar in situ y jalear a su equipo hasta la gloria.
En un año mediatizado por la pandemia, las autoridades han pedido «prudencia» y «precaución», conminando a que se mantengan las distancias de seguridad y las mascarillas. Pero ya se sabe qué ocurre cuando hay ganas de celebración. Por tanto, las fuerzas de seguridad permanecerán alerta, para evitar cualquier problema.
Si el equipo de Simeone gana al Real Valladolid, se proclamará campeón de liga y también provocaría el descenso de los blanquivioletas, tras tres temporadas en Primera. Los ánimos de las dos aficiones son bien diferentes: una, esperando cantar el alirón. Otra, pidiendo un milagro. Una carambola a tres bandas.
Y en medio de toda esta situación ha levantado la voz la indignación de muchos. De hecho, la Federación de Peñas del Real Valladolid, en un comunicado, además de pedir una reunión con el presidente del club, Ronaldo Nazário, ha solicitado retirar todas las pancartas del estadio José Zorrilla, en protesta por lo que consideran «una completa dejadez» de la directiva.
En opinión del presidente de dicha federación, José Antonio Pérez, «se ha visto que, deportivamente, no se ha hecho nada, habiendo logrado una victoria de veinte en la segunda vuelta de la liga, que obligaba a tomar medidas».
«Sergio ha hecho buen trabajo, pero cuando algo no funciona, hay que cambiarlo. Tampoco se fichó bien en el mercado invernal, y ha sido una liga fácil para habernos quedado en Primera», ha apuntado a Efe Pérez, quien considera que Ronaldo «tenía que haber mostrado más cercanía con la masa social del club».
En este sentido, ha advertido que «Carlos Suárez enseguida hablaba cuando pasaba algo», pero Ronaldo tiene más frentes abiertos, una vida social que va más allá del fútbol. Y los últimos acontecimientos no han ayudado, más bien le han alejado aun más de los aficionados.
«No queremos decir que no lo sufra, pero tenía que haber tenido más feeling con la afición. Entiendo que a la gente le duela ver una foto del presidente de celebración en Formentera, después de haber perdido ante la Real Socieadad 4-1, pero es un personaje mediático, para lo bueno y para lo malo», ha añadido.
Los seguidores del Real Valladolid son conscientes de que «cuesta mucho subir a Primera». De hecho, la última vez se tardaron cuatro años en conseguirlo, precisamente, de la mano de Sergio González y «cuesta enganchar de nuevo a la masa social», algo que preocupa a los peñistas.
Ahora, una vez asimilado que el descenso está prácticamente consumado «el objetivo es empezar a trabajar desde el lunes para que el equipo esté el menor tiempo posible en Segunda». Pero primero hay que pasar ese último trámite, que está trayendo miga, tanto en el aspecto deportivo como, sobre todo, por lo que se está alimentando.
Lo último, la publicación en un medio nacional de lo que se ha llamado «Pacto de Pucela», en el que se apela a la amistad de Ronaldo con el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, y el entrenador, Zinedine Zidane, para que el Real Valladolid trate de ganar al Atleti y, así, se proclame el conjunto merengue campeón de liga.
Nada de esto ha resultado positivo para la imagen del club blanquivioleta ni para sus dirigentes. Y ha generado un profundo malestar entre los seguidores blanquivioletas, algunos de los cuales, muy pocos, aun mantienen ese pequeño halo de esperanza que permita a su equipo conservar la categoría. Mañana se conocerá el futuro de todos los implicados.
Inés Morencia