Tecnología y servicios «post mortem» para mascotas cada vez más humanizadas

Tokio, 31 mar (EFE).- Las novedades para mascotas se exhiben desde este jueves en Interpets, la mayor feria de este sector creciente en Japón, donde lo último en alimentos o complementos de moda se unen a dispositivos electrónicos que miden el estado emocional de perros o servicios «post mortem».

Más de 450 empresas participan en el evento, que se prolongará hasta el 3 de abril en el centro de convenciones Tokyo Bigh Sight de la capital, con el objetivo de atraer a unos 36.000 visitantes, según cifras facilitadas por los organizadores.

La feria, que lleva celebrándose desde 2011, tiene este año su mayor escala hasta la fecha, ocupando cuatro pabellones que exploran desde las necesidades básicas alimenticias de las mascotas hasta tratamientos de melena hechos a base de plantas a modo de mascarilla facial u órtesis para animales sin movilidad en algunas patas.

Pese a que la primera jornada está limitada al sector empresarial, fueron muchos los profesionales que se desplazaron hoy hasta las instalaciones acompañados de sus mascotas, especialmente perros.

Fue el caso de Tomomi Adachi, propietaria de la cafetería Wanchika de Chiba, donde se puede tomar algo disfrutando de la compañía de más de una decena de perros que la acompañaron al evento.

También se paseó por allí la modelo canina Princess Maria, una caniche, ataviada con un traje obra de la prestigiosa diseñadora Yumi Katsura, en otra muestra del potencial mediático animal.

 

MERCADO EN AUGE

El mercado de las mascotas está en auge en Japón. Su valor supera los 1,5 billones de yenes (unos 11.000 millones de euros), según datos del Instituto de Investigación Yano, que estima que seguirá expandiéndose a un ritmo anual de más del 3 % hasta superar los 1,6 billones de yenes (11.800 millones de euros).

La pandemia de covid-19 provocó un auge importante en el país de nuevos propietarios de mascotas. En 2020, 876.000 japoneses más se animaron a compartir su vida con un perro o un gato, un 17,74 % más con respecto al año anterior. En 2021 el incremento fue del 1,14 %, sensiblemente menor pero todavía con tendencia al alza.

El año pasado había en Japón más de 16 millones de perros (7,1 millones) y gatos (8,9 millones), según el informe más reciente de la Asociación de alimentos para mascotas, una cifra superior a los 14,67 millones menores de 15 años que había entonces en el país.

 

SERVICIOS EN EVOLUCIÓN

La toma de conciencia sobre las mascotas y su consideración como un miembro más de la familia ha aumentado también en años recientes, lo que está llevando a una evolución de sus productos y servicios.

Las ferias como Interpets, que antes se centraban más en alimentos, correas, collares antiparásitos u otros productos más convencionales, ahora presentan propuestas tecnológicas como módulos secadores y otras propuestas tecnológicas.

Una de ellas es la de Langualess, un dispositivo con forma de arnés que mide el ritmo cardíaco de los perros y envía los datos al teléfono del propietario para saber cómo se siente y mejorar la comunicación con el propietario, dicen.

No sólo han crecido el número de dispositivos periféricos, también lo han hecho los servicios. Desde hoteles a cursos de entrenamiento, dietética o incluso seguros para garantizar el bienestar y los costosos tratamientos de las mascotas envejecidas.

El fin de la vida también comienza a abordarse desde una perspectiva distinta. Los servicios funerarios para mascotas han aumentado en años recientes y también lo han hecho proyectos para conservar la memoria de estos compañeros.

Es el caso de Shinjusou, un negocio fundado en las islas Goto de Nagasaki, en el sudoeste del archipiélago nipón, que transforma en perlas los huesos de las difuntas mascotas.

«Introducimos con cuidado un fragmento pequeño de hueso en una ostra perla de Akoya (una especie de molusco marino de la familia de las ostras perladas), y tras un año o un año y medio están listas y vuelven a brillar», explica a Efe su impulsor, Yoshiki Matsushita.

Matsushita, de 58 años, profesor de la Universidad de Nagasaki y doctorado en Ciencias pesqueras y Estudios Ambientales, dio con la idea tras la muerte hace siete años de Ran, un Jack Russell terrier.

«Cuando murió tenía a mi lado a una persona que cultiva perlas y le pedí que me concediera este deseo, ahí empezados. Después pensé que podría haber más gente que quisiera algo así», explica.

El japonés describe el proceso como especial para cada persona. No es posible determinar el color, el tamaño o la forma de la perla de antemano, «es única para cada perro y gato».
Por María Roldán

 

 

 

 

 

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