El peso colombiano continúa siendo la moneda de mayor uso en el territorio tachirense y sobre todo en los municipios de frontera, en comparación con el dólar americano y los bolívares, los cuales además, tan sólo existen en esta región andina de manera digital, ya que en el papel no llegan.
Al respecto, el exalcalde del municipio Bolívar y analista de fronteras, William Gómez, manifestó que aunque el bolívar ganó terreno en las operaciones, transacciones y medios de pago en todo el país, en el Táchira el peso colombiano sigue predominando en más del 60 %, frente a un 6% del uso del dólar americano y un 34% con el uso del bolívar.
“En los municipios fronterizos que están próximos o inmediatamente haciendo frontera con la República de Colombia, pues el uso de la moneda del peso colombiano, la divisa extranjera se mantiene en un 92%, llevando solamente a un 5% del uso de divisa americana, el dólar, y solamente un 3% el uso del bolívar. Ahí vemos cómo aún en las regiones en los municipios fronterizos con Colombia predomina en gran cantidad porcentual el peso colombiano”, agregó.
Gómez indicó que por ello es necesaria la reactivación de las casas de cambio, ya que todas estas operaciones ancladas en pesos colombianos, dependen de los operadores cambiarios en La Parada o en la ciudad de Cúcuta, departamento Norte de Santander, Colombia.
Precisó que en Venezuela el uso de la moneda en papel es de un 18% y que en los municipios fronterizos la población desconoce el billete, por lo que las transacciones en moneda nacional son netamente digitales.
“El gobierno nacional debe en este 2025 voltear más la mirada sobre las regiones fronterizas del país, ya que estos índices pues dan a conocer el reflejo de que la economía nacional va por un lado y la economía o las transacciones y operaciones financieras de los regiones fronterizas, están atadas es a divisas extranjeras, en este caso el peso colombiano por su proximidad y su región fronteriza”, dijo.
Considera necesario William Gómez, que se aprueben incentivos fiscales y parafiscales para que el recurso socioeconómico y productivo de la zona fronteriza se reimpulse, ya que está estancado en un 90% en comparación con el cierre de fronteras en el año 2015.