Subvertir el pensamiento

 

“El rasgo fundamental del carácter revolucionario es ser independiente, es decir, ser libre.” E .Fromm: La condición humana actual p.63.

Subvertir lo define el diccionario como un verbo que en tiempo de las izquierdas circuló con la idea de estar en contra del orden social establecido. La imagen era como la de los raperos de hoy: mal hablados, desaseados, con la vestimenta rota y descolorida y con un andar como perdidos en el espacio. En el mundo de Diógenes llamado El perro, cínico era un sujeto cuyo pensamiento estaba contra el orden de ese tiempo y también la vestimenta informal y el desaseo fueron privilegiados.

Sin embargo, había una diferencia como para preguntarse lo siguiente: ¿ser cínico, rapero o de izquierda es sinónimo de revolucionario? Comparando los efectos de las acciones de un gobierno definido de izquierda en cuanto a hacer todo contra el orden establecido, tenemos que ubicar la idea de los filósofos cínicos como cultores de un nuevo pensamiento subversivo. En efecto, subvertir fue para ellos privilegiar el gesto indiferente frente al adulante de turno, y en su discurso siempre utilizaron la palabra apropiada para desmontar al imbécil o idiota quién pretende ser sabio sin poder lograrlo. Su pensamiento estuvo nutrido de los juegos de palabras donde la ironía, el humor y la provocación oportuna, junto al sarcasmo, constituyeron el cuerpo principal de esa doctrina. Curiosamente una acción común de gobiernos de izquierda es la censura y la exclusión del humor como crítica. Se privilegia en esas acciones la buhonería intelectual y la baba azucarada como culto a la personalidad del gobernante.

Digo buhonería para estar en sintonía con una economía sin forma y contraria al desarrollo de las fuerzas productivas y del mérito en el estudio. Por el contrario, un cínico es profundamente respetuoso de los humanos, pues ellos son su materia prima para elaborar sus ideas y su discurso. ¿Qué sabroso es disfrutar de los errores cometidos por quién nunca los admite? Poder reírse, con ganas interminables, de las contradicciones de quienes tocando migajas del poder piensan que lo tienen. Por ejemplo, ante la agresión y el insulto la respuesta apropiada del cínico es el silencio.

Otra estrategia sólida es elegir interlocutores donde el pensamiento sea el gran invitado. En una oportunidad un hombre calvo pretendió injuriar a Diógenes y descalificarlo por sus ideas. Diógenes lo miró fijamente y le dijo esto: No quiero ser insolente con usted, pero felicito y admiro a cada uno de los pelos que dejaron de permanecer en esa cabeza vacía y sucia que usted tiene, esto es ser cínico con estilo. El animal preferido de los cínicos es el perro. Luego de la muerte, los cínicos deseaban que su cuerpo fuese abandonado a la intemperie para ser alimento de las aves y los perros callejeros hambrientos. Como se ha mostrado, son muchas las implicaciones sociales de la doctrina cínica. Sin embargo, para ellos la sociedad, la ciudad y la política eran cosas de poco interés. ¡Vivan los cínicos serios! Saque sus conclusiones.

 

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