Su Majestad: el mojo

El rico sabor de nuestra tierra se reúne en el plato más emblemático, el muy querido y por siempre apetecido mojito trujillano

 

POR EVER GARCÉS

Corresponde el turno al plato estrella de la gastronomía, el mojo, esta suerte de salsa se consigue en muchas zonas de Venezuela, pero los más diversos y sabrosos son los que se elaboran en Trujillo, donde se originó esta receta sencilla pero espectacular.  que es el plato más emblemático de la culinaria trujillana. El mojito es autóctono y tradicional, está presente en todas las mesas de los comensales en nuestro estado. una preparación que cuenta con calidad, reputación y características especiales, vinculadas a nuestro medio geográfico.

 

Nació en los fogones y permanece en nuestros corazones

No existe información específica sobre cuando se preparó por primera vez el mojito. pero se deduce que ocurrió en la ciudad colonial de Trujillo, la cual, el historiador José Rafael Lovera en su obra “Historia de la Alimentación en Venezuela” refleja que ya para 1600 –gracias a los conquistadores-  existían los ingredientes fundamentales (huevos, leche, cilantro, perejil, cebolla, ajo, pimentón  y cebollín) y quizás en el seno de alguno de los núcleos familiares de esta provincia fue elaborado por primera vez nuestro tradicional mojito trujillano: “en un fogón de leña, entre las brasas o sobre las tres topias de piedra, en una vasija de barro o en un caldero o sartén metálico, traído por los colonizadores; agitado suavemente por los movimientos circulares de una larga cuchara de madera”.  Inevitable que se erigiera como uno de nuestros principales por sus notables cualidades, es sabroso, nutritivo, rendidor, de fácil preparación y económico.

Así se extendió por nuestra región y permanece en las mesas de los pobladores de los trujillanos, vinculado a nuestro sentido de pertenencia, todos  nos sentimos  identificados con el  mojito. una representación típica de nuestras costumbres y cultura; impregnado de cariño y unión familiar.

Se conocen una gran cantidad de recetas atribuidas a determinadas familias, pero no fue hasta el año 1980 cuando Gladys Mendoza de Gonzalo, publicó  “Mojos Chichas y Amasijos. La Sabrosura de la Comida Boconesa:  cortado, mojo de leche, mojo de chicharrones y mojo de cochino.

 



 

TESTIMONIO

“Mil mojos hay, para todos los gustos, en la generosa mesa trujillana”, dice Rafael Cartay en su libro ‘El pan nuestro de cada día’. Y es que esta preparación, en cuya base figuran el huevo, el cilantro, el perejil, el ajo, la cebolla, el tomate, el pimentón y el ají, se combina con facilidad con una gran variedad de ingredientes que sólo encuentran límite en la inventiva del cocinero. Así, pues, se pueden saborear: el mojo cortado, al que se le agrega leche y se deja hervir hasta que el mojo de masa de maíz, el de chicharrón, el de sardina, el de aguacate, y cualquier otra variedad que le presentarán en el desayuno al lado de unas calientes arepas y una porción de cuajada, o durante el almuerzo o cena como acompañante del plato principal.

 


 

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